“Mi marca es una extensión de mi ser”
Auténtica, creativa y amante del color, así es Carolina ordóñez, la empresaria creadora de la marca de vestidos de baño Palo Rosa Beachwear. Su secreto para triunfar, ser cautelosa y persistente.
Ella empezó de ceros, y eso es precisamente lo que más la llena de orgullo. Carolina Ordóñez empezó su marca con cero contactos, cero amigos, muy poco dinero y una pasión desbordante por defender sus ideas creativas.
Por eso, hoy mira su emprendimiento como un ejemplo real de que sí se puede. La mujer detrás de la exitosa marca de vestidos de baño Palo Rosa Beachwear apunta que su negocio ha crecido “porque es una extensión de mí misma; yo estoy pendiente de cada detalle, de los materiales, de las estampaciones y sé que diseñamos marcando una diferencia”.
Sus creaciones las lucen figuras de la industria del entretenimiento y eso es algo que complace a Carolina, porque reconoce que se ha hecho a pulso y que cuando empezó con su negocio no conocía a algunas de las personas que hoy la rodean y le aplauden sus diseños, como las actrices Juanita Arias, Laura Londoño y las presentadoras Carolina Cruz y Catalina Robayo.
El prestigio de su marca lo explica también en sus diseños con toque diferenciador: “Palo Rosa tiene un sello único de color, creatividad y cada campaña es diferente porque ha llevado la marca a otros escenarios, fuera de la playa, como un parque de diversiones o una plaza de mercado. Eso me hace distinta frente a tanta competencia en el mercado”, asegura.
Esta diseñadora, de 30 años, creó su empresa hace casi siete después de cursar una especialización en Styling y Producción de Moda en el Instituto Europeo de Diseño en Sao Paulo, Brasil. “Vi la importancia que tenían allí los vestidos de baño y quise incursionar en ese sector de la industria, además porque siempre tuve cierta fascinación por comprar este tipo de prendas”, recuerda.
Algo que la motivó más fue ver que en su momento no era un sector al que le estuvieran apuntando muchos diseñadores y no tenía un gran desarrollo en el país.
Carolina comenzó su empresa sola: “Yo alimentaba las redes sociales, atendía la tienda, hacía los diseños, me ocupaba de todo porque quería que las clientes sintieran mi cercanía”, dice la diseñadora nacida en Bucaramanga. Ahora se sumó su hermana Mariana, quien está a cargo de la parte administrativa y financiera y –como lo admite la misma Carolina– le puso orden a su caos creativo. Su marca, hoy, se comercializa en Costa Rica, Nicaragua, México, Australia y Perú.
Ese gusto por la independencia y por crear emprendimiento lo heredó de su padre, un comerciante que falleció al poco tiempo de que Carolina abrió su primera tienda. Él se convirtió en su inspiración: “Con su muerte me dije: ‘O me quedó en el dolor de su partida o me dedico a sacar adelante mi negocio’. Yo siento que mi empresa es un tributo a mi papá”, concluye la diseñadora..