poncho rentería
En Blu Radio, Camila Zuluaga inició un debate sobre el tema de las primeras damas como personas útiles por sus tareas sociales o como cargos que al Estado le cuestan mucho cuando se les sube el ego-vanidoso con burocracia muy costosa preparando su ambición política. La fogosa Camila me entrevistó radialmente y dije que Colombia ha sido afortunada al no haber sufrido conflictos con las señoras en el sitio de primera dama que nos hagan sentir pena ajena. Ellas han sido sobrias, sin escándalos, ni rumores. Le tengo descomunal antipatía a una señora que de primera dama cometió raponazos multimillonarios al dinero de los paga-impuestos. Su nombre lo leerán cinco renglones abajo y su indigno papel de primera dama.
Aleluya, llegué donde quería, a las primeras damas de vergüenza, y empiezo. La primera dama que por saqueos y trampas salió por la cocina del palacio presidencial fue la mexicana Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto. Su marido y el pueblo mexicano la graduaron de "habilidosa negociante" por recibir el soborno de un poderoso contratista: una mansión de ocho millones de dólares. Otra indelicada fue la mujer del nefasto Pinochet, Lucía Hiriart, que amasó gran fortuna en edificios, acciones y, pobrecita ella, descubrió que se encontraban en el Banco de Boston por 74 millones de dólares. Robo presidencial. De nuestras primeras damas, Cecilia Caballero de López, Carolina de Barco, Lina Moreno de Uribe, Clemencia de Santos, Ana Milena de Gaviria y Jackie de Samper, vimos que apoyaron muchas obras sociales y su papel fue impecable.
SEÑORAS EN LA PELUQUERÍA
La Mona Tovar dijo: “No me disgusta que la Alianza Verde consiga votos, a ellos les tocará voltear la tortilla política. Hola-hola: en Popayán ganó un afrocolombiano. El Valle y el Atlántico tendrán gobernadora para imponer la austeridad señorera. Al carajo alcaldes, gobernadores derrochones. Y opinó la intransigente Maricarmen: “A este país machista le conviene que ellas hagan política y atajen a los pillos del dinero público”. Sigo gozándome el avance femenino, la línea “brassier y lápiz labial” que tiene grandes simpatías en las peluquerías femeninas. REVISTA ALÓ les abre sus páginas y Poncho Rentería las saluda con un “buenas-buenas”.