Otra opción, la cirugía
“El tratamiento quirúrgico consiste en que a través de una incisión igual o un poco más larga que la de una cesárea, se realiza un túnel a lo largo de los músculos rectos abdominales y se cierra esa separación con suturas no absorbibles, para que la faja abdominal quede completa y la persona pueda nuevamente usar su abdomen y realizar ejercicios que de otra manera pondrían en riesgo la estabilidad de su tronco, así como poner una presión inadecuada en el piso pélvico”, revela Gaona. Como ganancia adicional se obtiene un abdomen plano y una mayor definición de la cintura, “pero deseo hacer énfasis en que más que un tratamiento estético de la figura, se trata de una operación funcional que de no realizarse, puede traer problemas de salud muy graves y complejos con los años”, asevera.