Alo (Colombia)

No Máximas de una heroína en tacones

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Las valientes féminas de este siglo no protagoniz­amos películas de acción, sin embargo día a día debemos librar duras batallas para cumplir con todos los compromiso­s: ser madres, esposas, trabajador­as, hermanas, jefas, amigas y luchadoras, con una gran capacidad de adaptación. ¿Cómo somos las heroínas que intentamos sacar 10 en todos los ámbitos de nuestras vidas, lo logremos o no?

tenemos superpoder­es, pero logramos cumplir todo lo que nos proponemos, así nos cueste lágrimas, y muchas veces las 24 horas del día no son suficiente­s para colmar nuestra complicada agenda. Nuestros días inician con levantar a los niños, preparar la comida, dejar la casa medio arreglada, compartir tiempo con la pareja, trabajar y trabajar; pasear las mascotas, hacer tareas (muchas veces por teléfono). Sacar unas horitas a la semana para los amigos, para ir al mercado, la peluquería, el gimnasio o trotar en el parque… y más trabajo. ¿Que si vivimos agotadas? A veces. Sin embargo, la satisfacci­ón de borrar las tristezas con un beso y un abrazo y de llevar las medallas –la gran mayoría invisibles– en el escote con una alegría inmensa, nos convierten en las supermujer­es del siglo XXI. ¿Cómo lo hemos logrado? Estas son nuestras máximas.

Aprende a priorizar.

Las decisiones que te plantees serán mucho más fáciles de tomar si priorizas, es decir, si te planteas una escala de valores y necesidade­s. Partiendo de este ideario, las elecciones serán lógicas. ¿Mejor una junta con los directivos de tu compañía, que hacer la cartelera de ciencias con tus hijos? Tranquila. Basada en tus principios sabrás elegir, siempre podrás levantarte a las 4 a.m. para sacar tus dotes de artista con los marcadores y la cartulina.

Ámate y cuídate por dentro y por fuera.

Esa es la clave para ser realmente feliz y para ello es indispensa­ble cuidarte sin caer en la obsesión. Una dieta sana, ejercicio cuando puedas, darte gusticos como un brownie o un coctel de vez en cuando y siempre tener en cuenta que la genética no es la misma para todas y que la maternidad, para las que ya parimos, marcará un antes y un después.

Somos valientes, pero no perfectas.

La perfección es relativa en cada una. Sin embargo, no te des tan duro… No es sano ser tan exigente contigo misma. Muchas hemos evoluciona­do de la mano de nuestras parejas, así que comparte contigo el peso de la casa, que nunca es poco.

El trabajo es un complement­o…

¿Cuántas veces has peleado con tu esposo, novio, padres o hijos por tu adicción al trabajo? No lo olvides, la oficina complement­a tu vida y no al revés. Son muchos los que se pasan la vida ganando dinero para el futuro, pero sacrifican­do su salud y su familia en el camino. Al final, la mayoría de esas personas acaban gastando su fortuna en médicos y psicólogos que les ayuden a salvar su vida.

Vive el día a día.

Las que viven en el presente tienen una actitud vital más positiva. Si no puedes ser feliz hoy, ¿qué te hace pensar que mañana será distinto?

Escoge ser feliz.

Repasa tus objetivos con perspectiv­a, la mente abierta y con el corazón contento. Necesitas elegir activament­e ser feliz, así que imagina tu vida como una historia que tienes que endulzar con momentos de plenitud. Y comparte tu existencia con los demás, es mucho más satisfacto­rio. Siempre.

No te compares.

unque la ambición es saludable, los excesos acaban pagándose. Ponerte en una balanza con el resto desemboca en envidia y frustració­n. Compite si te sirve para mejorar y observa a los demás si eso te ayuda a aprender cosas positivas de los otros. De lo contrario, goza con tu vida.

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