Alo (Colombia)

poncho rentería

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la Venganza femenina

El multimillo­nario del cine Harvey Weinstein fue condenado por violación en tercer grado y agresión sexual en primero. Muy dichosas andan las líderes del movimiento #Metoo por la sentencia contra este señor que, cuentan, era abusivo con su poder en el cine. Así actuaba: “O te acuestas conmigo o te quedas en el anonimato y olvídate de un contrato”. Ordinario estilo, porque ese tipo de sexo comprado debe ser muy simplón, tedioso y dejar un sabor amargo por ser sexo pagado. Tras el veredicto viene lo tenaz: ¿irá a la cárcel ahora mismo? El abogado pidió que no lo encarcelen. La condena se logró gracias a las mujeres que con valentía testificar­on. El mundo entero donde llega #Metoo celebra que la justicia –al fin– proceda contra esos abusivos. Hay gran alivio para millones de mujeres; no hubo impunidad. El periodismo allí fue definitivo.

el avión Presidenci­al

Sirvió para un recuerdo. Eduardo Mendoza Lince, ZAR de Avianca, le prestó el avión 747 por 19 días a sus amigos políticos y le costó el puesto porque mi padrino en Caracol Televisión, el magnate Julio Mario Santo Domingo, lo destituyó diciéndole: “Hola, Eddy, por cometer despilfarr­o estás destituido”. Perdió su trono por iluso. El avión paseó 19 días por Europa. Y don Julio Mario hizo lo elemental, mandarlo a freír huevos pericos. Por ser tan exigente montó un imperio. Julio Mario a los 33 años heredó 500 millones de dólares y gracias a su talento financiero y a su trabajo tenaz como industrial logró multiplica­r la suma heredada. Nunca he montado el avión presidenci­al y hoy, no me interesa.

Vicky Dávila y Hassan nassar

Se reventó la buena amistad que tenía Vicky Dávila, hoy estrella del periodismo, con el hábil Hassan Nassar, consejero presidenci­al. Discutiero­n al aire y Vicky tuvo mala suerte, acalorada, soltó unos adjetivos para olvidar. Hassan quiso hablar, Vicky no lo oyó y dijo al país con autocrític­a: “Me equivoqué”. El expresiden­te Juan Manuel Santos y el expresiden­te Uribe no se copian, no se llaman, se evitan, y no opino y no careo esa disputa. Roy Barreras ha tenido broncas con medio país político. Iván Cepeda también y Paloma Valencia lo mismo. Vainas de la política. Se han reventado muchas amistades que se querían. Me dijo la burlona Shaio Muñoz: “Algunos se sienten Frank Sinatra y solo han cantado el bambuco Los guaduales”. El humano ego vanidoso también ataca a futbolista­s, tenistas y cómicos.

'las memorias De alí Humar'

Ese libro me sacó carcajadas porque Alí, derrochand­o humor negro, cuenta 57 anécdotas de enredos amargos que vivió en compañía de sus amigos Jorge Pinto, Lina Uribe, Fernando González Pacheco, García Márquez, Margarita Vidal, Julio César Luna, Fernando Gómez Agudelo más Guiomar Jaramillo y Alicia, su nieta, que lo tienen ganoso de vivir otros 73 años. Delicioso libro que deben comprar rapidito, igual el libro Alternativ­a, que prologa y recopiló Enrique Santos Calderón, creadordir­ector de esa revista que puso punto: al poder no se le arrulla ni se le hacen venias, hay que vigilarlo y denunciarl­o si queremos limpieza. Dos libros que me han regalado ricos ratos. PUNTO.

Paloma castello Duque

Nació artista y al ser hija de María Pía Duque, su vuelo artístico se elevó. Quedó atrás la joven artista; hoy, Paloma Castello es casi veterana, algo que pesa en el arte. Expuso en el barrio La Candelaria, en LIA Faro, y están invitados. Impactante su serie DELIRIO EXÓTICO, la revelación a través de la fotografía y el collage de un juego mental en el que conviven dos espacios: Madrid y el trópico colombiano. Paloma tiene una maestría en fotografía contemporá­nea del IED de Madrid y es genial trabajando madera y platería.

¿quién teme a aída merlano?

No creo que muchos; ella no denunció a nadie estando aquí. La condenaron y lo siento mucho porque vivir exiliada o escondida es una pesadilla. Aída Merlano apostó fuerte, quiso subir al cielo y se cayó. Bogotá bajo aguaceros macondiano­s, ha llovido a chorros. Saquen las botas de caucho, la vieja gabardina y métanle música y ocios a la vida agradecien­do que aquí no llegó el odioso virus chino. Mientras no llegue a Colombia, la epidemia que azota Italia, Corea, China y Japón podemos decir buenas-buenas.

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