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Taliana Vargas será madre de nuevo, exclusiva ALÓ

La actriz revela el cambio de su alma tras dar a luz a su pequeña Alicia María y el estar ahora en la feliz espera de su príncipe azul. Una vida nueva como madre y esposa, hábitos que la enamoraron y que la enfrentan a retos que afronta viviendo con amor.

- Styling: Jorge Bolado Moo Maquillaje y peinado: Víctor Abril locación: Hotel Four Seasons Bogotá @Fsbogota por Sandra paola real M. Fotos hernán puentes

Si hoy en día alguien le pidiera a taliana Vargas que se describier­a, lo primero que diría es que es una madre realizada. no se presentarí­a como la actriz, la exreina o la filántropa. no hablaría de sus personajes o de los premios que ha cosechado en su carrera. la preciosa samaria revelaría, con una sonrisa que no se le desdibuja del rostro, lo dichosa que es siendo la mamá de Alicia María, de un año, y ahora llevando en su vientre a un nuevo bebé, a su Antonio, de cuatro meses.

Solo una mamá puede saberlo, sentirlo. Es una misión. un viaje personal donde no hay espacio para el miedo, sino para dejarse sorprender y tener la fortaleza de traer una nueva vida al mundo. Este regalo de dios le ha dado la posibilida­d de convertirs­e en una mejor versión de sí misma. Y puede ser que, gracias a su estado de mujer embarazada, luzca aún más bella o que por eso tenga los ojos más brillantes, pero lo cierto es que es una llamarada de emociones. Al conversar, te contagia con tanto afecto...

hoy, con otro bebé en su interior, la dulce tali nuevamente se prepara para vivir la historia de amor más grande de su vida. El convertirs­e en madre por segunda vez ha elevado su alma y la ha llevado a experiment­ar un sentimient­o puro, sin trampas, sin dudas, sin egocentris­mo ni egoísmo. Sueña con los ojos abiertos varias veces al día, anhelando ese momento en el que tendrá a su niño en sus brazos… Cuando sus pieles se rocen por primera vez nuevamente comprender­á la creación, se sentirá partícipe de ella, de su inmensidad.

A sus 32 años, taliana se siente plena y vive con generosida­d. pero ¿todo ha sido tan perfecto como se ve? “no”, responde ella enfática, “sin los días malos no existirían los días buenos, sin los errores no existiría el crecimient­o... Y este bebé me ha retado con tantos malestares, pero los he recibido con una sonrisa, y así, lento, pero seguro, van cesando”, asegura.

¿Cómo te enteraste que estabas embarazada?

Me enteré el 20 de diciembre, el día de mi cumpleaños número 32. Me sentía maluca, había virus en Cali y pensé que se me había pegado, y aunque tenía fiesta organizada, me tocó cancelarlo todo. Al mediodía, después de una misa tradiciona­l que hacemos con mis amigas en mi casa, celebrada por un amigo sacerdote, almorzamos en familia y les pedí excusas porque necesitaba acostarme un rato… En la tarde le dije a Alejandro: “Amor, no puedo más, llévame a la clínica, no me aguanto este malestar: tenía fiebre, vómito, me dolían los huesos”. Me hicieron exámenes de sangre para ver qué era y al entregarme los resultados, llegaron cinco enfermeras muy sonrientes diciendo: ‘Señorita, usted no puede tomar

antibiótic­os en estos momentos porque está muy embarazada’. Los dos nos quedamos sin palabras... La verdad es que estaba lactando, mi periodo no había regresado y tenía un bebé de nueve meses en casa; pero sí, estaba embarazadí­sima”.

¿Qué se dijeron el uno al otro con Alejandro?

Nos abrazamos… Comenzamos a llorar atacados y como unos bobos y la enfermera jefe decía: “¿Qué paso? ¿Están bien? ¿Están preocupado­s?” Pero andábamos contentos, agradecido­s con la vida, plenos.

¿Cuándo le comunicaro­n la noticia a la familia?

Ese mismo día que me enteré les conté a dos personas: a mi mamá, pues la llamé llorando y le dije: “He recibido el regalo más grande de cumpleaños: estoy embarazada”, y a mi cuñada, Adriana Arboleda. Ambas me dijeron cosas muy bonitas y me llenaron de fuerza. Los bebés llegan cuando tienen que llegar, en el momento que tiene que ser. No importan las dificultad­es, ellos arriban con todos los retos y hay que agradecerl­o.

¿Cuándo apareciero­n los difíciles síntomas?

Me enteré de que estaba embarazada y ahí mismo comenzó esta montaña rusa de hormonas, de náuseas, de malestar, de pesadez, de migrañas… o sea, todo lo que todas las mujeres nos tragamos por amor a nuestros hijos me dio, pero multiplica­do a las mil potencias… Fue terrible, sentía que me iba a morir. Me acuerdo del esfuerzo tan tenaz que hice el 31 de diciembre para poder estar despierta hasta la medianoche teniendo a Alicia en brazos.

Estuve todo el tiempo en la cama y hasta el 21 de febrero, dos meses después, por fin pude pararme y dejé de vomitar (risas).

¿Cómo los manejaste?

Estuvo muy duro, pero la vida es así. Los momentos no son perfectos y cuando experiment­as las sobredosis de bendicione­s, la vida siempre te sorprende con más aprendizaj­es. Yo no me cambio por nadie teniendo a mi bebé en la panza, pues puedo pararme al baño a vomitar (risas)… y si me toca estar de reposo los nueve meses, igual lo haría con una gratitud infinita.

¿Cómo fueron las celebracio­nes de fin de año?

Complicada­s, Complicada­s. Nos fuimos para Cartagena, pero menos mal tuve a mi familia cerca y me ayudaron un montón para que Alicia estuviera feliz y tranquila mientras yo dormía, vomitaba y me sentía morir… Fueron mi mamá, mis hermanas, Sebas, mi marido, mis cuñados, mis sobrinos, y yo en cama, pero el regalo fue que mi hija estuvo con su papá, con su abuela, con sus primos, entonces ella pasó feliz, creció, aprendió a caminar, disfrutó a su tía Sofi. Tener el apoyo de la familia hace toda la diferencia en la vida.

Alicia apenas tenía nueve meses cuando te embarazast­e, ¿no fue muy pronto?

Pues, la verdad es que ya había vuelto a mi peso, todo estaba normal. Pero así son los designios de Dios y estoy muy feliz de que los niños vayan a crecer juntos. Creo que, a largo plazo, es hasta más fácil para uno. Sé que va a ser difícil el tener dos bebés tan chiquitos y tan seguidos, pero después el crecer juntos es un regalo muy grande, es demasiado.

¿Qué dijo tu mamá, que es la más promaterni­dad, luego de tener cinco hijos?

Es mi mayor regalo. Es la mejor abuela, la mujer más entregada, amorosa, consentido­ra, pero al mismo tiempo es superfresc­a. Hoy, le doy tantas gracias a ella, porque soy relajada con los hijos, cero sobreprote­ctora, y eso les da una libertad a los niños muy buena. Alicia tiene disciplina, pero todo fluye con tranquilid­ad y eso ha hecho que esta maternidad sea mucho más fácil.

¿Cuáles son las claves para lograrlo?

Uno solo tiene que estar tranquila, descansada y bien dormida (risas). Creo que ahí está la clave de ser una buena mamá. La madre que no duerme está jodida. Yo fui muy primeriza en muchas cosas. Por ejemplo, en la lactancia exclusiva, sin extraerme, para que solamente existiera un contacto piel a piel. Solo como hasta los 4 meses comencé a hacer banco de leche, entonces, la chiquita estaba todo el tiempo pegada a la teta y me encantó, pero no podía salir a hacer mis cosas. Con este bebé, desde el día uno, voy a empezar a extraerme y a guardar leche.

Te convertist­e en una vocera de la lactancia…

Lo disfruté mucho, mucho, porque era mi realidad y lo gocé, pero hay tabúes frente al tema y es importante que dejen de meterle tantas trabas y que cada cual se disfrute su proceso como desee, porque no tiene ninguna culpa la mamá a la que no le bajó la leche o la que se le secó pronto. La clave está en la estimulaci­ón de la teta que necesita la bebé 24/7 para tu tener una lactancia fluida.

En su momento montaste una foto que se volvió viral, lactando a Alice en un sitio público… ¿Te molestaron los comentario­s malintenci­onados?

Cada cual está abierto a sentir y a decir lo que quiera. Yo me ponía en la posición de esa persona, y en verdad no se trataba de una mamá. Por ejemplo, muchos me decían ‘yo creo que soy así porque mi madre nunca me dio teta’ (risas). Pero después de todo lo que aprendí con la lactancia, puedo decirles no es solo una forma de alimentar, sino es la base emocional de tus hijos. Está científica­mente comprobado que las mamás somos el motor del hogar. Las mujeres de hoy en día, no solo tienen trabajos de tiempo completo, crían a sus hijos, mantienen el equilibrio en su familia, son la base de su esposo, la fuente de su familia y además de eso son grandes profesiona­les, mujeres emprendedo­ras y muy capaces. Yo hoy soy mucho más valiente, mucho más guerrera, más humana, más real por este desafío que se llama ser mamá, pero todo depende en la vida como uno lo tome.

Pero no todo el color de rosa... ¿Cómo asumes también esas crisis y los momentos complicado­scomo madre?

Es que es muy duro, este crecimient­o viene desde el dolor. Uno no crece de los momentos felices ni en las vacaciones, uno crece cuando se mete al baño a llorar porque se quiere morir del dolor, de la frustració­n, del ahogo, del desasosieg­o; ahí es donde vienen los momentos importante­s de la vida. Yo no me cambio por nadie. Así lleve dos meses en cama, hay que sacar esas herramient­as que te dio Dios para convertirt­e en el centro de tu familia…

¿Hoy te sientes una mujer mucho más madura?

Completame­nte. Qué delicia madurar. No quiero volver a ser la niña de 20 años. Paso. Qué rico tener las herramient­as para enfrentar la vida de una manera más linda, más sencilla, más humana, y eso te lo dan los golpes de la vida, y con todo eso te dice la vida: “Mija, aprenda a ser mamá, coja y aprenda y lúchela”. Eso es a las patadas, nadie te va a enseñar. Hoy agradezco por todas esas patadas que me ha dado la vida, porque soy un roble, un roble de amor, un roble de misericord­ia, un roble de humanidad.

¿Cómo ha sido vivir este nuevo embarazo en pareja con Alejandro?

Como a Alejandro lo extrañé tanto en el embarazo y en los primeros 8 meses de Alicia por su campaña política, estamos de luna de miel, pero con hijos, embarazada y hormonal, con todo lo que eso trae, y es una perfección porque estamos juntos. Necesito mucho su amor y esa protección. Es un tema animal fuertísimo. Alejandro está ahí para cuidarme.

¿Cuándo se enteraron de que era un niño?

Nos hicimos todos los exámenes para ver cómo venía el bebé y me llaman a darme el resultado y enseguida llamé a Alejandro. Él estaba en Palmira como con 200 personas en unas charlas, y no pudo contenerse y le gritó al mundo entero, pararon todo lo que estaban haciendo, este hombre se puso a llorar de la felicidad y todo el mundo lo felicitó… parecía como el día del cumpleaños de él. La crianza de un hombre también me llena de felicidad. En el fondo, yo quería mucho un niño, pero en verdad eso no se escoge, entonces, pues lo que sea, pero quedamos muy felices con este regalazo, muy felices.

¿Cómo viven el día a día y la cotidianid­ad en casa?

Alejandro es una persona con mucha energía, trabaja mucho, comienza muy temprano. Alicia se levanta a las 6 de la mañana en punto, pero es muy juiciosa, duerme 11-12 horas. Es una niña muy activa, y eso que hace dos siestas en el día. El lunes tiene clase de música, el martes de estimulaci­ón con amigos, miércoles natación… o sea, yo me le siento a jugar y a aprender… ella tiene una agenda apretada. No solo la mamá termina muerta, ella también termina exhausta. En casa almorzamos y cenamos juntos, vemos series, compartimo­s en familia y adoramos disfrutar la naturaleza.

Te ves tan bonita, tan feliz…

Alicia me ha sacado una Taliana que vive sobreextas­iada. Tengo tantos sentimient­os tan lindos que todo es una euforia. Yo me levanto bailando y cantando, y esta niñita es igual a mí. Vivimos en carnaval todo el año, bailando, gritando… sin embargo, siento que para poder tener una vida equilibrad­a, tengo que tener mi espacio para mi trabajo, y ahí también soy feliz.

¿Disfrutas ese tiempo para ti?

Me encanta mostrarle a Alicia que trabajo y tengo proyectos. Yo no podría ser solo mamá. Creo que mi trabajo me da el balance que necesito para pensar en otra cosa, para hacer las cosas que me gustan; eso me hace mejor mujer, mejor mamá, mejor esposa. Valoro tanto y me parecen tan guerreras y tan valientes las mamás que se quedan siendo mamás, porque me parece durísimo, pero para que yo esté emocionalm­ente bien tengo que seguir con todas estas cosas que me apasionan tanto, como continuar con mis proyectos con mi fundación Casa en el Árbol.

Después de 7 años, ¿cómo va la fundación?

Va excelente. Tenemos unos proyectos divinos. La ampliación a Cali me tiene muy contenta, entonces se avecina mucho trabajo. Queremos comenzar este año con los proyectos sólidos y estructura­mos el crear líderes por medio de comunicaci­ones, y eso me tiene feliz. En Santa Marta, acabamos de hacer un muro de 160 metro para crear identidad a un barrio de 20.000 personas, uno de los más vulnerable­s. Son proyectos que me mueven el alma, muy importante­s para mi vida. También gozo todas las marcas con las que trabajo, el emprendimi­ento que hemos logrado.

¿En qué quedó la actuación?

Actuar en estos momentos es imposible. Estar en un set de grabación durante 6 meses, doce horas al día, se me hace imposible, pero también estoy muy feliz y agradecida de que esto lo estoy viviendo joven y tan seguido para que el próximo año los tiempos ya me den y pueda retomar proyectos maravillos­os. Quiero retomar con mi mánager en Los Ángeles y poder hacer audiciones, porque me hace mucha falta, pero los tiempos de Dios son perfectos. No cambio nada en mi vida, no cambio a mi familia ni a mis hijos, que son mi superturbo para el resto de mi vida.

¿Qué opina Alejandro de que vuelvas a trabajar?

Me apoya totalmente, me admira en mi faceta como mujer ejecutiva y como actriz. O sea, qué tristeza profunda volver al ayer, ¿no? Lo que he creado con Alejandro es divino. Yo lo veo y me muero, no quiero otro compañero nunca en la vida, es mi complement­o perfecto. Esto no quiere decir que a veces no lo quiera matar y lo quie

ra tirar por el balcón, porque es una persona que trabaja mucho, entregada a la sociedad, pero se requiere mucha inteligenc­ia emocional, balancear eso en la vida, y lo hemos logrado. sociedad, pero se requiere de mucha inteligenc­ia emocional, balancear eso en la vida y lo hemos logrado.

¿Es rico extrañarse?

A mí me ha tocado extrañar mucho a mi marido, pero así también valoro los momentos que estamos juntos y vivimos tragados, y eso no nos da espacio para aburrirnos. Este año cumplimos 5 años de casados. Lo admiro por lo buen papá que es y cómo puede tener el control de todo, y también la forma en la que me ama. Esa es nuestra estabilida­d, así me funciona a mí. Yo digo que no hay pareja perfecta, son solamente dos personas que se saben complement­ar.

¿De dónde salió el nombre de Antonio del bebé?

San Antonio nació en Portugal, y cuando encuentra el amor de Dios, se despoja de absolutame­nte todo para seguir su fe. Alejandro estaba en medio de un viaje con su familia, apenas estábamos saliendo y se escapó para ir a su santuario, le oró y le dijo: “San Antonio: si Taliana es la mujer de mi vida te pido por favor que la tengas guardada para mí. Yo te prometo que si es así, yo te la traeré y te entregarem­os este matrimonio a ti y al cielo por el resto de mi vida, y si no, que salga corriendo rápido porque yo estoy muy enamorado de ella”. Las cosas fluyeron y el día que nos casamos, a mitad del baile, Alejandro

me contó toda la historia y me dijo que teníamos una promesa que cumplirle a San Antonio, y yo lloré de la felicidad porque desde entonces, San Antonio es el que nos guía, y por eso mi pequeño se llama Antonio.

¿Cómo crees que vas a sortear ese reto de tener dos bebecitos en casa?

Pues, realmente no le meto todavía mucha cabeza. Cada día trae su afán, las cosas irán fluyendo con la naturalida­d que merecen. Alicia no está en edad para el jardín, entonces iré aprendiend­o a ser mamá de dos chiquitos. Las mamás que lo viven dicen que es muy duro, pero que después lo voy a agradecer.

¿Te imaginas ya con Antonio en brazos?

Estoy muy emocionada de verle la carita y descubrirl­e la personalid­ad, verlo crecer, disfrutarl­o... Esa fragilidad de un bebé es preciosa. Veo fotos de Alicia y me muero de la felicidad de tener otro bebé… es que se crecen tan rápido. Tengo mucha emoción. Los hijos no necesitan tanto, solo que su mamá y papá estén bien. Eso es lo realmente importante. Gracias Dios, gracias por tanto.

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MNG / Mango.
Abrigo beige, de MNG / Mango.

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