El amoroso reto de una mamá actual
Hola, bienvenidas a #Vitalmenteconcarocruz para la Revista ALÓ que regresa en esta edición recargada y con los temas que tanto nos gustan a las mujeres.
En esta oportunidad vamos a hablar de las mamás contemporáneas, con miles de retos y ocupaciones, como ustedes o como yo, que estuvimos expuestas a varios aprendizajes durante esta cuarentena y nos tocó guardar la calma, ser ecuánimes y muy organizadas y estratégicas para mantener en equilibro a la familia, la casa y el trabajo.
Antes, hace muchos años, se tenía la idea de que una buena madre vivía solo y exclusivamente para sus hijos, ella era la que hacía más sacrificios y así vivieron y actuaron nuestras abuelas y madres por años. Sin embargo, con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que una maternidad positiva y sana, tanto para el niño o niña, como para la madre, no debe conllevar necesariamente un sacrificio.
Es importante que tengas en cuenta que no es obligatorio que dejes de lado tu vida profesional, social y en pareja para ser una buena madre. Obviamente, sí hay que hacer un esfuerzo extra, pero esto es una cosa muy diferente a realizar un sacrificio.
En cualquier relación que tengas, la clave está en que para poder dar lo mejor de ti necesitas estar bien contigo misma y eso aplica también en el rol como madres. Para poder ser la mamá que queremos y darle lo mejor a nuestros hijos, tenemos que hacerlo primero con nosotras y predicar con el ejemplo. Es mejor enseñarles a nuestros hijos que el amor bonito es el amor en donde uno da sin descuidarse a sí mismo, sin soltar los sueños, sin dejar de ser, por eso es clave enseñarles que sacrificio no es lo mismo que amor. La maternidad es dar vida, pero dar vida no está ligado a perder la propia, al contrario, debemos trabajar en aumentar el amor por nuestros hijos y por nosotras mismas.
Hay que trabajar cada día en vernos y sentirnos bien: hacer planes, viajar, tener espacio para nosotras, compartir con amigos y amigas y jamás descuidar nuestras relaciones y mucho menos la sexualidad. Debemos seguir haciendo nuestras cosas porque de esa manera no experimentaremos tan intensamente la partida de nuestros hijos, cuando ellos crezcan.
Recordemos que nosotras, como nuestros hijos, no somos propiedad de nadie y estoy segura que ellos en un futuro van a valorar que nos hayamos mantenido fieles a nuestras propias convicciones.
El amor de una madre es incondicional, igual que el amor de los hijos, así que mujeres contemporáneas: llegó el momento de vivir y de ser felices, si lo somos, nuestros hijos lo serán, aún más.
Los quiero, Caro Cruz.