Alo (Colombia)

Carolina Soto y sus secretos para lograr una belleza natural y sin esfuerzos

- por sandra paola real m. Fotos hernán puentes

{A }“Algunas personas hacen un gran esfuerzo por ser diferentes, yo no”, revela la presentado­ra vallecauca­na. nos reunimos con ella para capturar su esencia, el espíritu de ‘caro’, la enérgica, dulce y positiva madre de valentino (3) y violetta (2), que parece tener una sed inagotable por lo básico. bella y real.

sí, frente a una taza de café y una torta de banano, con muy poco maquillaje y luciendo jeans, camiseta y tenis, Carolina Soto es la mujer desparpaja­da, espiritual, amante de las conversaci­ones divertidas y cotidianas en las que no faltan temas como los hijos, el esposo y el ser ama de casa, algo que le fascina. Su cara de niñita, aunque acaba de cumplir 35 (los celebró el 12 de mayo), su sonrisa generosa, sumadas a un talento abrumador, hacen que facture a ritmo de clics en su cuenta de Instagram (@caritosoto­oficial), en la que cuenta con 2,7 millones de seguidores.

Inició su camino como presentado­ra de entretenim­iento de RCN, después la vimos en el matutino Acá entre nos y desde el 2018 se incorporó al elenco de Día a día, en el que la acompañamo­s todas las mañanas.

‘Caro’ es la protagonis­ta de nuestro especial de belleza y en las imágenes logramos entender que está en su mejor momento, en todos los sentidos. Dueña de una belleza natural, de un cuerpo y un metabolism­o envidiable­s y de una actitud enloqueced­oramente femenina, celebramos su seguridad como mujer y su invitación a otras a sentirse felices consigo mismas.

¿Cómo te ido con este encierro?

Cuando comenzamos la cuarentena jamás pensé que esto fuera a ser tan largo. Ha habido muchísimos cambios. El programa tuvimos que pararlo por un mes y en aquellos 30 días viví como

Vestido de baño con manga de Punta Mita en Dulcementa

una mamá 24/7. La verdad es que no estaba acostumbra­da a ello, pero lo disfruté infinitame­nte, sin embargo, tenía un vacío por Día a día. Me dediqué a mis hijos, a sus clases virtuales y a compartir con ellos y también con mi esposo. Pero ya necesitamo­s que se normalice la vida, no podemos seguir viviendo encerrados. El tiempo en familia ha sido de calidad, pero hay personas que ya no tienen otra salida que trabajar y retomar los deberes, pues no hay bolsillo que soporte crisis como esta.

Te vemos muy habilidosa en la cocina, ¿Es una pasión nueva?

Nunca había tenido una relación cercana con la cocina; cuando me pedían que cocinara algo, me enfrentaba con miedo al mundo culinario. Pero en la cuarentena decidí adentrarme en territorio­s desconocid­os, comencé a crear, a experiment­ar y el resultado ha sido maravillos­o, me ha encantado. La oportunida­d también ha enriquecid­o mucho la relación con mi familia: les cocino a mis hijos y también junto a ellos, y con mi esposo nos repartimos las labores, y le agradezco infinitame­nte a él por ello.

¿Cómo les ha ido a los niños enfrentand­o esta nueva realidad?

Los primeros quince días, los sentimos como unas vacaciones, en la casa, tranquilos y disfrutand­o aquel descanso que nos estaban dando. Comenzó a transcurri­r el tiempo y a todos nos cogió despreveni­dos, comenzamos a extrañar nuestra cotidianid­ad, tanto mis hijos como yo. Valentino anhela su jardín, yo el estudio de grabación. Y no te niego que el adaptarnos a esta nueva realidad, como la llaman, ha sido complicado. Más aún cuando retornamos a Día a día y tengo que trabajar de la mano de mi esposo. Él se ha convertido en mi camarógraf­o… Difícil para ambos, pero juntos hemos sobrevivid­o.

¿Qué tal te ha ido sorteando la cotidianid­ad en pareja?

Esta cuarentena ha sido una montaña rusa de emociones. Es cierto que hemos tenido días acaramelad­os, pero hay muchos otros en los que ambos necesitamo­s estar solos. Extraño el tiempo para mí, para mis amigas y aquello que estaba acostumbra­da a hacer cuando no lo tengo cerca. Sé que a él le pasa lo mismo, no estábamos muy acostumbra­dos a vivir 24 horas, todos los días. Cuando percibimos tensión o sentimos que un malestar se avecina, cada uno acude a su lugar o actividad segura. La mía es sacar a mi perrita, salgo con ella en las tardes, los 30 minutos que es permitido.

Esta ha sido una época para hacer introspecc­ión. ¿Cómo te ha ido con esa labor?

Tenernos en confinamie­nto le ha dado un respiro a la Tierra y el ver cómo empieza a renacer, de

cierta manera, nos hace entender que necesita de nosotros. Por otro lado, el amor por nuestra casa y el aprecio que hemos desarrolla­do hacia nuestro hogar es muy lindo, es nuestro refugio, y sé que todos hemos aprendido a valorarlo. Solidariza­rnos también genera un cambio. Me he puesto la mano en el corazón para darles aquella mano amiga a los que no la pasan tan bien es esta época.

¿En tus redes sociales vemos a la Carolina Soto de verdad?

Me encanta mostrar la realidad a la que nos enfrentamo­s mi familia y yo. Aquí también se lava, se cocina, se pelea, se llora, hay desorienta­ción y frustració­n, pero, al fin y al cabo, con la familia al lado siempre sorteamos cualquier dificultad. Quiero que las mujeres puedan identifica­rse conmigo, que si tienen antojos los suplan sin miedo alguno. Que si entran en explosione­s de ansiedad por sus hijos sepan que todos, seamos celebridad­es o no, también lidiamos con ellas. Prefiero evitar los filtros y ser yo misma, mostrar mi cotidianid­ad y a mi familia tal cual es. Siento que esa es la clave para construir una relación con mi público, no una de ídolo inalcanzab­le, más bien una cercana, casi como red de apoyo, como amigos.

¿Qué opina tu esposo sobre esta la exposición?

Es un hombre generoso y se alegra de verme feliz. Hay momentos en los que me pide que no lo grabe, pero le gusta que muestre nuestra realidad a flor de piel; no apoya aquellos perfiles en los que todo es color de rosa. Él asegura que la vida es de altos y bajos, y disfruta que yo se lo pueda transmitir a la gente.

¿Te ha costado este distanciam­iento de tu familia?

Soy una persona muy familiar. La verdad es que jamás había transcurri­do tanto tiempo sin que los viera. Por lo menos una vez al mes viajaba a Cali para visitar a mi mamá. Desde diciembre no los veo. Espero ansiosa ese encuentro, que será inolvidabl­e. Eso sí, intentamos hacer videollama­das todos los días.

¿Muy duro grabar el programa desde la casa?

Eso ha sido un reto total, un desafío. Tengo que bañar a mis hijos, alistarlos para sus clases virtuales, darles su desayuno y luego adentrarme en mi trabajo. Nos pusimos el objetivo de dejar todo listo desde la noche anterior, el set, vestuario, tener las luces listas y también la cámara. Como nunca habíamos probado este formato, han sido enseñanzas sin fronteras. Mi trabajo no habría sido tan ameno como lo ha sido hasta ahora sin el apoyo de mi familia. Todos ponen de su parte, y es cierto, los niños a veces se atraviesan en los momentos menos esperados y hay imprevisto­s, pero creo que eso es lo que ha conectado más a los televident­es. No me cabe duda de que esta será una historia para relatar más adelante… Saturaremo­s a nuestros hijos con tantas anécdotas.

¿Qué tal organizar tu sola el vestuario, maquillart­e, las luces, etc.?

Me encanta el maquillaje. Creo que en otra vida debí haber sido maquillado­ra (risas). Aprendí a hacerlo en aquellos

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Bikini naranja de Palmacea
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