Alo (Colombia)

Equilibrio en cuerpo y mente

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pueden durar los síntomas del síndrome posconfina­miento. en casa y te niegas volver a la oficina. Es más, ya consultast­e con un abogado la posibilida­d de poder interponer una tutela.

cabes en la ropa de la felicidad. Solo piensas en la dicha de volver aestar en tu oficina de nuevo, sentada en tu escritorio, rodeada de los tuyos, con tus compañeros de trabajo y retomar tus reuniones, ahora con mayor distancia, pero presencial­es y ya tienes listos los tapabocas para combinar con todos tus looks.

Te quejas y te preocupas por los cambios que conlleva el retomar tu trabajo tras la cuarentena. Sin embargo, te adelantas para dejar agendadas las actividade­s para no olvidar nada y para que a tu regreso puedas retomar el control de todo, de inmediato.

2. Durante tus días de home office, llega el sábado y tu jefe te llama avergonzad­o con una consulta urgente que solo tú puedes responder, tú:

Te ofendes profundame­nte por el atrevimien­to. Suficiente haces con trabajar todo el año, incluso horas extra para que además tengas que resolver asuntos laborales en tus días de descanso. ¡No hay derecho!

no te fascina la idea de pensar en trabajo en ese momento, respondes lo mejor posible la duda y le insinúas, de buena manera, que quieres desconecta­rte para llegar con toda la energía el lunes siguiente. Te sientes halagada por ser tan indispensa­ble en la empresa, y además de

Entras en crisis. Los días se te hacen cortos y no dejas de pensar en cuánto vas a extrañar el descanso y la libertad de la que gozas en ese momento cuando regreses a la oficina.

sientes agradecida por los días de goce y descanso y por tener un poco más de días para invertir en ti y en los tuyos.

Te invade la ansiedad, no puedes esperar para volver, reencontra­rte con tus compañeros y ponerte al día con asuntos. Tu mayor realizació­n es avanzar en lo laboral y que te asciendan, como sea.

4. Llegó el momento de volver a la oficina, el primer día, tú:

Te sientes cansada, no dormiste bien por pensar en regresar a las responsabi­lidades, los horarios y los proyectos que deberás asumir. El día se te hace eterno y no dejas de añorar los momentos en casa, en sudadera todo el día y sin maquillart­e.

puedes negar que te cuesta levantarte temprano, pero te sientes descansada y con energía. Te agrada volver a ver a tus compañeros y además quieres tener un segundo semestre del año de propuestas interesant­es y nuevos retos. Te levantas dos horas antes de lo normal para pensar muy bien lo que te vas a poner, alistar las propuestas que dejaste listas antes de salir al confinamie­nto. Es mejor prevenir, además no quieres correr el riesgo de llegar tarde por culpa del tráfico o de algún imprevisto.

Sabes disfrutar cada situación que te presenta la vida en su justa medida. Entiendes los cambios, los asumes tranquilam­ente y asumes los días de descanso como una merecida recompensa, pero también como una manera de recargarte y llenarte de energía para emprender de nuevo con todas las ganas del mundo. Valoras tu trabajo, tanto como tu vida personal y sacas lo mejor de cada aspecto para equilibrar tus emociones y tu mente.

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