“Este país Es un dolor atravesado En El pecho”

Empecé a leer, a indagar, a ver más de cerca este flagelo del que somos posibles víctimas. Y en este meter la cabeza, la violencia de género está más cerquita de lo que había creído, solo bastaba indagar y abrir la puerta. Esta ciudad da miedo. Este país es un dolor atravesado en el pecho.

4 de diciembre del 2016. Ni siquiera tuve que buscar esta fecha en Google; me la sé de memoria, conozco ese edificio, abajo había una venta a granel de productos gourmet, una de mis mejores amigas vive diagonal, yo estaba en Santa Marta porque hacía tan solo dos meses me había estrenado como madre de León, así que estaba estrenando un sinfín de sentimientos nuevos, de temores nuevos, todos los temores de una madre tomaron forma, nombre… ¡le vi la cara al diablo!, y desde ahí, cada menor violada, cada niña que muere, como Salomé, me regresa a ese estado de parálisis. Dan ganas de salir y actuar con ira y dolor en contra del violador, en contra de cada agresor, ¿agresor?, qué tibia fui, ¡ASESINO!

Escribiendo esto caigo en cuenta de que la niña embera sigue sin nombre, y de cierta manera esto nos hace a todas ser “la niña embera”. A las cosas tenemos que llamarlas por su nombre y como dice la arenga: “El violador eres tú, Estado opresor”.

Por lo menos en el 2020 van 18 feminicidios de niñas, 113 mujeres asesinadas durante la cuarentena y 6.479 víctimas de presunto abuso sexual. Ahora el dolor atravesado en el pecho regresa y tiene nombre, Salomé. Imposible dejar de verla en la foto con su vestido de pepitas, su moño en la cabeza, su sonrisa de niña.

¡Y no, no queremos más angelitos que nos cuiden! ¡Nos queremos vivas y sin miedo!

viña machado