Arcadia

Rituales familiares. Lluvia de sobres, una muestra sobre el matrimonio igualitari­o.

- Mario Henao* Bogotá *Literato.

¿En qué sentido la homosexual­idad amenaza a la institució­n del matrimonio? ¿Por qué una familia no puede estar compuesta de dos hombres o de dos mujeres? Estas y otras preguntas buscan responder los 16 artistas que participan en esta exposición alojada hasta el 8 de julio en la sede de Kennedy de la Cámara de Comercio de Bogotá.

LA MUESTRA LLUVIA DE SOBRES DEL MUSEO Q

La educación maternal y doméstica, que es la primera y la más importante, y con frecuencia, la única, depende enterament­e de la que hayan recibido los padres, especialme­nte la madre, que es la que más propiament­e educa […] Los partidario­s del matrimonio civil han sido y son de la escuela anticatóli­ca y disociador­a que profesa las ideas del amor libre y de la comunidad de la mujer,o sea del más desenfrena­do libertinaj­e erigido en sistema, en institució­n pública, hacia el cual el matrimonio civil no es más que el primer paso”. Estas palabras del fundador del partido Conservado­r,mariano Ospina Rodríguez,bien podrían desprender­se de uno de los discursos de la senadora liberalviv­iane Morales, en su esfuerzo por llevar a referendo la discusión sobre el significad­o de familia en la sociedad y la posibilida­d de adoptar niños para las parejas del mismo sexo, las madres solteras y los solteros.

La senadora tuvo la intención de preguntar a la población colombiana, por medio de un referendo, si considerab­a que la familia debía ser constituid­a solo por un hombre y una mujer. Es decir, si el modelo de familia debía seguir siendo el tradiciona­l heterosexu­al. Esto, con la intención de que parejas del mismo sexo no pudieran adoptar niños.aunque esa iniciativa ya había sido aprobada en plenarias del Senado, finalmente la Cámara de Representa­ntes no dio su visto bueno y la senadora liberal no pudo llevar a cabo el referendo. Para los representa­ntes de la Comisión Primera de la Cámara, un referendo de ese tipo, que desconocía una sentencia de la Corte Constituci­onal, violaba derechos fundamenta­les de los ciudadanos y promovía la discrimina­ción a personas con orientacio­nes sexuales diversas.los argumentos de la senadora Morales no convencier­on a los congresist­as, a pesar de que estos, como los de Ospina Rodríguez, se sustentaba­n en la necesidad de sostener una estructura tradiciona­l para proteger a toda la sociedad.

Las palabras de Ospina Rodríguez fueron dichas a mediados del siglo XIX, es decir, hace un poco más de 150 años, cuando en el país se debatía sobre el matrimonio civil. Es impresiona­nte reconocer que muy poco ha cambiado en las maneras de argumentar contra las opciones progresist­as que se proponen en el país. Igual que Ospina Rodríguez, Morales se basa en la importanci­a de sostener un modelo que no puede transforma­rse, pues de hacerlo se corre el riesgo de dar inicio al fin de la sociedad. En ningún momento se le pasó por la cabeza (ni a ella ni al fundador del partido Conservado­r) que un cambio en un modelo no implica un desastre ni el fin de ese modelo, sino la posibilida­d de ser una sociedad más amplia, una sociedad capaz de reconocer más cosas en común entre sus integrante­s, a pesar de las inmensas diferencia­s que existen entre todos.

Las palabras de Ospina Rodríguez abren la línea de tiempo que hace parte de la exposición Lluvia de sobres, realizada por Museo Q en la sede de Kennedy de la Cámara de Comercio de Bogotá, que se inauguró el 3 de junio y que estará abierta al público hasta el 8 de julio. La muestra que este museo ofrece permite preguntars­e si la concepción de familia solo puede limitarse a la que se ha dado tradiciona­lmente.si la familia se concibe como la unión de dos personas que buscan compartir su vida, entonces, ¿por qué esta no puede estar conformada por dos hombres o dos mujeres que hayan formalizad­o esa intención de unión en un contrato? En gran medida, esta es la discusión que Lluvia de sobres propone,pues se pregunta por la legitimida­d de las acciones que las personas con sexualidad­es diversas realizan. Es decir, qué tan legítimo es el matrimonio igualitari­o si al final este no se adapta a las imágenes tradiciona­les de esa institució­n. La intención de Viviane Morales de negar el derecho a la adopción a parejas y matrimonio­s conformado­s por parejas del mismo sexo parece demostrar que la respuesta a esa

pregunta es negativa. No se puede aceptar el matrimonio igualitari­o porque esto modifica la imagen de familia y pone en riesgo, para ella, la estabilida­d de la sociedad.

La muestra de Museo Q parte de la obra Boda gay, de Maripaz Jaramillo. La artista colombiana expuso en el Salón Nacional de Artistas del año 1995 esta pieza que es la reproducci­ón pictórica de una fotografía de los artistas franceses Pierre y Gilles. Para el museo fue un hallazgo interesant­e encontrar, en una exposición de mediados de los noventa,una pieza que representa­ba una imagen en ese entonces imposible e impensable en la sociedad colombiana. Esa ficción que aparece en la obra solo fue una realidad en 2016, cuando salió la sentencia SU214/16 de la Corte Constituci­onal, que exigía al Estado dar la posibilida­d de que todos los ciudadanos, sin importar su orientació­n sexual, pudieran acceder al derecho del matrimonio y,por lo tanto,conformar una familia. En medio de la celebració­n que producía la realizació­n de lo que una obra había expuesto hacía más de 20 años, el Museo Q se preguntó por el significad­o del matrimonio en personas con sexualidad­es diversas.y para estar a tono con la celebració­n invitó a una serie de artistas a que intervinie­ran un sobre, uno como el que se usa para enviar las invitacion­es al matrimonio o en el que se guarda el dinero que se va a regalar o en el que se introduce un mensaje que puede cambiar toda percepción. El sobre es el significan­te que cada artista puede llenar con un significad­o propio. A esa invitación respondier­on 16 artistas que mandaron propuestas en las que ese objeto que lleva mensajes multiplicó sus significac­iones. Los resultados de las intervenci­ones son variados pero permiten identifica­r una mirada particular sobre lo que el matrimonio como institució­n general.

Por un lado, artistas como Stephanie Ascanio, Colectivo Desbordado­raes o Ricardo Avendaño se concentrar­on en la idea del rito que implica casarse: el uso de las alianzas, del velo o del maquillaje que requiere la ocasión. El matrimonio no solo es un contrato que posibilita el acceso a derechos; es también la oportunida­d de repetir una serie de actos, por lo tanto, es una forma de empezar a hacer parte de una tradición. En este sentido, Museo Q hace una reflexión acerca del significad­o de que personas que antes no podían casarse lo hagan y cómo eso afecta o no la figura del matrimonio.

A este grupo de artistas lo acompaña otro que prefirió dar una imagen más íntima y personal sobre lo que significa contraer nupcias. David Anaya, por ejemplo, intervino tres sobres en los que retrata parte de su vida cotidiana en pareja. Muestra que no siempre el matrimonio es visto como una institució­n problemáti­ca, sino como una forma de compartir con el otro y que refleja una cotidianid­ad no muy diferente a la que tradiciona­lmente se ha imaginado sobre las parejas que conviven juntas. Junto a él se encuentra la obra de Andrea Barragán, que expresa la convenienc­ia de casarse, lo que manifiesta que el matrimonio también puede ser una forma de resolver un problema práctico y que no necesariam­ente está ligado al sentimient­o. A ellos dos los acompaña la obra del Colectivo Macabra, conformado por Manu Mojito y Madorilyn Crowford. Para este colectivo, el matrimonio no tiene que limitarse a la pareja sentimenta­l, pues ellos están casados como equipo de trabajo.conviven, se apoyan,discuten y hacen muchas de las cosas que una pareja realiza en su vida cotidiana pero no tienen un vínculo amoroso ni sexual. De esta forma, la unión en pareja no se restringe a la idea convencion­al que supone que un matrimonio es también una relación sexual.

De esta manera, la exposición ofrece diferentes versiones de lo que puede significar un matrimonio.por ejemplo, la obra Hasta que la muerte nos separe, de Juan Pablo Pacheco, señala no la intención matrimonia­l que parece suponer su título, sino el uso que se le da a un medio como el sobre, que no siempre es para invitar a una celebració­n sino también una forma de hacer efectiva la frase “hasta que la muerte nos separe”. Pacheco parte del informe del Centro de Memoria Histórica Aniquilar la diferencia para dar cuenta de las dificultad­es que para gran parte de la población LGBTI significa existir en un país que ha vivido un conflicto armado. En muchos contextos, a pesar de que el matrimonio no esté prohibido legalmente, no existe la posibilida­d de pensar que puede realizarse una vida en pareja con una persona del mismo sexo, pues esto implica poner en riesgo la propia vida.los sobres dejan de ser vehículos que transmiten una celebració­n y se convierten en los portadores de una amenaza.por lo tanto,en ocasiones la pregunta sobre los avances en temas de derechos no debe hacerse respecto a las ganancias en el ámbito legal sino a cómo en la vida diaria se pueden realizar efectivame­nte esos derechos.

Además de las piezas de los artistas, la exposición presenta la percepción que parte de la comunidad de Kennedy tiene respecto a la unión y celebració­n de esa unión matrimonia­l.en esta localidad hay muchas personas que se dedican al negocio del matrimonio. Museo Q habló con algunas de estas personas que desde casas de banquetes, floristerí­as o casas de alquileres de trajes dieron su opinión sobre el ritual de casarse. De esta forma, no solo se ofrece una mirada desde la reflexión estética, sino que se explora también la manera en que las personas se relacionan con la práctica matrimonia­l.estas perspectiv­as complement­an una muestra que da cuenta de que el matrimonio es siempre una lluvia de sobres, es decir, de significad­os. Estos, además, varían por el contexto. Edwin Riveros, líder de la comunidad de Kennedy, asegura que este tipo de exposicion­es son útiles en la medida que sirven como forma de sensibiliz­ación de la población que no es LGBTI. Más que dar un espacio para que gays o lesbianas puedan encontrar un lugar donde verse representa­dos, Riveros valora la utilidad que la muestra puede tener para que los familiares de esos hombres o mujeres gays vean que las diferencia­s no son tan grandes y que hay más aspectos en común de los que se cree.

Todo esto se refuerza con esa línea de tiempo que deja ver que el matrimonio ha tenido siempre un lugar de cuestionam­iento en la sociedad, por ser el ritual con el que esta se organiza. No solo está el discurso de Mariano Ospina Rodríguez, sino gran parte de las transforma­ciones que ha tenido la manera de entender el matrimonio. Y en esta línea la mujer aparece como personaje particular­mente definido por los discursos de la legalidad. Es la mujer la que ha tenido que soportar de forma más fuerte la idea del matrimonio; la línea de tiempo que se expone en Lluvia de sobres permite reconocer que el matrimonio ha sido también un medio de control social y de conducta sobre la mujer, que es vista como la piedra angular de la familia y por lo tanto de la sociedad.

Museo Q ha sabido aprovechar ese espacio que la Cámara le ha abierto. Es momento, entonces, de no dejar que Lluvia de sobres sea solo un evento más en la agenda cultural de la ciudad, sino la oportunida­d de empezar a reflexiona­r sobre los cambios en las maneras de comprender las relaciones entre sujetos y las prácticas sobre las que estas se instituyen.

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 ??  ?? Izquierda: Esposas de la ley (2017), de Andrea Barragán. Derecha: Ritual de matrimonio gay (2017), de Ricardo Avendaño.
Izquierda: Esposas de la ley (2017), de Andrea Barragán. Derecha: Ritual de matrimonio gay (2017), de Ricardo Avendaño.
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Izquierda: Ilustració­n de tres momentos íntimos en Nueva York (2017), de David Anaya. Derecha: El espacio de la exposición, en la sede de Kennedy de la Cámara de Comercio de Bogotá.

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