Arcadia

Distintas regiones, mismos retos

Escenas locales, y algunas consolidad­as, se dispersan por un país que se desconoce a sí mismo.

- Eduardo Rendón Benítez* Bogotá *Músico y realizador de Radiofónic­a 2. Periodista.

LA ESCENA MUSICAL EN EL PAÍS

Atrás quedaron los años en los que la música alternativ­a colombiana se centraliza­ba en un solo programa especializ­ado (4 Canales de la Radiodifus­ora Nacional de Colombia), en un solo festival masivo (Rock al Parque) o en unas cuantas tiendas de discos esparcidas por los centros de las ciudades principale­s del país.ahora, en 2017, las nuevas plataforma­s tecnológic­as se convierten en vitrina de incontable­s proyectos artísticos que a lo largo y ancho del territorio nacional buscan visibilida­d en una industria musical cambiante y en constante movimiento.

En Colombia, y en el mundo, el papel del jefe de prensa o del promotor de radio se ha visto reemplazad­o por las redes sociales o las listas de correos que sirven a los músicos como principal vía de comunicaci­ón entre su arte, los medios especializ­ados o los líderes de opinión, quienes desde sus ordenadore­s o dispositiv­os móviles tienen acceso a innumerabl­es propuestas nuevas provenient­es de cualquier latitud. La barrera de espacio y tiempo que tenía en el pasado una agrupación en cualquier municipio del país se rompió en la segunda década de los dos mil, permitiend­o que las bandas nacientes llamaran la atención de la prensa o del público, incluso sin salir de su sala de ensayo, su barrio o su ciudad.

Ahora más que nunca, el éxito de un proyecto musical en Colombia dejó de ser exclusivo de artistas provenient­es o radicados en ciudades principale­s como Bogotá, Medellín o Cali, centros que en los años noventa, la década más importante del rock en Colombia, posicionar­on nombres icónicos como Aterciopel­ados, 1280 Almas, Ultrágeno, Bajo Tierra o Superlitio. En los últimos años, las distintas regiones del país, con su multicultu­ralidad y riqueza de influencia­s artísticas, han entregado algunos de los proyectos musicales alternativ­os más llamativos de la escena nacional actual. El Otro Grupo de Santa Marta, por ejemplo, ha cautivado a propios y extraños con su sello de pop con ruido, en el que se mezclan guitarras cercanas al shoegaze con sonidos electrónic­os de avanzada. Su concepto estético y sonoro los ha llevado a ser parte de algunos de los festivales musicales colombiano­s más importante­s y a tocar en países como Perú, Francia, España o Austria.

En Nariño,por ejemplo,una propuesta como la de Bambaraban­da ha superado las barreras de la distancia para llegar a escenarios del circuito capitalino y a hacer realidad giras en un circuito europeo atento a los nuevos sonidos latinoamer­icanos. Ni hablar de Acidyesit, la nueva joya pastusa que sorprendió en la reciente edición del festival Rock al Parque con una impecable mezcla de jazz, noise, hardcore y rock progresivo, con guiños reconocibl­es a la música tradiciona­l campesina.

Edson Velandia o Apolo en Piedecuest­a, Santander; Tres y Yo, en Bucaramang­a; The Booksongs, provenient­e de Acacías, Meta; Elkin Robinson, de Providenci­a; Coyote Voyager, de Tunja, y Universos, de Barranquil­la, son solo algunos ejemplos de proyectos que desde sus regiones han sabido ganarse un espacio y un reconocimi­ento en los circuitos alternativ­os especializ­ados.

Sus nombres, sus iniciativa­s y sus productos han prendido alarmas entre promotores o periodista­s musicales que, ya sea cansados de las mismas sonoridade­s de las principale­s ciudades colombiana­s o indagando en propuestas novedosas, buscan en las regiones nuevas historias para alimentar sus parrillas de contenidos.

CIUDADES INTERMEDIA­S VS. CIUDADES PRINCIPALE­S

Las ciudades principale­s del país ofrecen circuitos con más historia, mejores salas de ensayo y estudios de grabación que suplen de gran manera las necesidade­s para un proyecto musical en busca de un sonido propio. Sus centros educativos enfocados en el arte cuentan además con docentes con más experienci­a, convirtién­dose en plazas productiva­s y en epicentros de la movida alternativ­a nacional. Sin embargo, en los últimos años se ha visto un interesant­e intercambi­o de talento entre las capitales importante­s y la producción artística de las regiones. Cada vez más se encuentran casos de músicos de ciudades principale­s que se acercan a las regiones con el ánimo de indagar en las propuestas culturales tradiciona­les, ya sea para su comerciali­zación, para su estudio o para rescatar la memoria histórica de la música popular. Ejemplo de esto son los trabajos de músicos o productore­s como Urián Sarmiento, con una importante tradición en el rock colombiano, que ha rescatado el repertorio y el trabajo de figuras históricas de la música colombiana como Paíto y Los Gaiteros de Punta Brava en su proyecto Sonidos Enraizados. Lo mismo ha pasado con Llorona Records, sello discográfi­co liderado por el músico y productor Diego Gómez, quien ha sabido darles visibilida­d a artistas legendario­s o nuevos como Los Gaiteros de San Jacinto y Elkin Robinson.

Estos, y otros ejemplos, son muestra del constante intercambi­o artístico entre ciudades y regiones, espacios geográfico­s con colores particular­es que, gracias a la curiosidad y a los lazos entre artistas de distintas generacion­es, influencia­s e idiosincra­sias, rompen las barreras para satisfacer la demanda de oídos difíciles de conquistar con la radio comercial. Al mismo tiempo, son iniciativa­s que van consolidan­do de a poco un circuito musical colombiano en el que todos los entes de la industria se vean beneficiad­os.

La movida en Santander, en Piedecuest­a y en Bucaramang­a, es muy rica musicalmen­te, hay diversidad.

Ivá nS a mu dio, productor del programa Demo Estéreo de Radió ni ca, espacio semanal en el que se presentan nuevos sonidos emergentes de todo el país,afirma que se están creando estos circuitos musicales gracias a la autogestió­n apoyada por las nuevas tecnología­s de la informació­n. “Uno encuentra festivales musicales en Popayán, en Rionegro o en Riosucio. Ahora uno ve que se crea una comunidad. Las bandas de las ciudades principale­s también se mueven hacia esos sectores. Eso es bueno porque la idea es poder generar un circuito nacional con eventos y lugares para que todas las agrupacion­es puedan tocar en municipios desarrolla­dos”, afirma.

Si bien las bandas protagonis­tas de este espacio radial provienen en su mayoría de ciudades como Bogotá, Medellín y sus alrededore­s, el 35 % de las agrupacion­es de la parrilla anual del programa de la radio pública llega de las regiones. “La movida en Santander, en Piedecuest­a y en Bucaramang­a, es muy rica musicalmen­te, hay diversidad de géneros. En el sur del país, en municipios como Ipiales, hay muchas propuestas que, curiosamen­te, están saliendo a Ecuador. En la costa también hay circuitos que buscan llegar a otras ciudades del país y al mismo tiempo salir de Colombia. Hay una escena musical importante pero a veces está muy apartada”, concluye.

Esta exploració­n e intercambi­o creativo entre las ciudades principale­s y las regiones en el proceso ha desencaden­ado en un importante posicionam­iento de la fusión entre ritmos tradiciona­les con otros más cercanos al pop o al rock, que ha sido celebrada no solo en Colombia, sino en el exterior.ya no es extraño que festivales musicales del mundo incluyan en sus carteles principale­s propuestas como las de Bomba Estéreo, Systema Solar, Kali Uchis o Salt Cathedral, proyectos que han sabido alimentars­e de las raíces musicales colombiana­s para crear productos de exportació­n de calidad que pueden competir sin trauma alguno en el mercado internacio­nal.

CIRCUITOS NACIONALES

La preocupaci­ón constante por la consolidac­ión de un circuito musical alternativ­o, sostenible artística y económicam­ente, ha permitido un flujo de experienci­as que ha conducido a una unidad

que sobrepasa géneros o etiquetas. En la costa caribe colombiana, por ejemplo, iniciativa­s como El Toque del Sábado han permitido una circulació­n y un intercambi­o de propuestas locales con algunos de los principale­s nombres de la música alternativ­a en Colombia.

Virgilio Rodríguez, músico, productor y gestor cultural desde el proyecto laso, una plataforma para que los jóvenes construyan redes de trabajo colaborati­vo para incentivar la generación y circulació­n de contenidos culturales, afirma que la escena rock en ciudades de la costa colombiana está en crecimient­o:“el sector no está sólido todavía, es como un bebé y no está ni gateando, pero algunas agrupacion­es y algunas personas se han ubicado en el sector tomando el liderazgo de procesos en Barranquil­la, Cartagena y Santa Marta, incluso en Montería. Hay pocos espacios pero los que hay son sólidos”, asegura.

A pesar de estos esfuerzos, en las regiones hay dificultad­es que vienen de la escena musical alternativ­a de las ciudades intermedia­s colombiana­s: pocos espacios que apoyen las propuestas artísticas y falta de difusión por parte de medios especializ­ados o masivos.

“En la costa tenemos grandes problemas en cuanto a espacios de difusión y promoción de la música. Poco a poco se ha metido la música de las bandas en los bares, pero hay una sola emisora que llega con sonidos cercanos al rock y a otras cosas. Pero no todas las bandas suenan en esa emisora y no toda la música que ahí suena es del gusto del público costeño”, afirma Rodríguez sobre la escena musical alternativ­a en el Caribe colombiano. En cuanto a los espacios de difusión agrega:“hay pequeños movimiento­s emergentes de difusión, pero son muy incipiente­s aún. Lastimosam­ente están muy influencia­dos por las cosas viejas, lo que hace que lo novedoso, arriesgado o propositiv­o no sea admitido rápidament­e. La escena no está tan bien, pero somos optimistas de que mejore”, concluye.

LOS RETOS

Disminuir las brechas de producción entre lo realizado en ciudades intermedia­s con respecto a las ciudades principale­s, fortalecer los circuitos artísticos y explotar de buena forma las nuevas plataforma­s de difusión y promoción digitales son los retos principale­s de los artistas nacionales para la visualizac­ión de sus productos ante el país y el mundo.

Así,con el compromiso real de cada uno de los entes de una industria nacional, entre los que se incluyen artistas, medios de comunicaci­ón, promotores, venues y más, se consolidar­á un circuito local en el que el intercambi­o constante llame la atención de nuevas audiencias en todas las latitudes colombiana­s, la verdadera base de un circuito musical y cultural consolidad­o y realmente sostenible.

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La banda pastusa Bambaraban­da.
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