Arcadia

Contra el cambio climático

Walker es la directora científica de Xynteo, una firma que se dedica a asesorar a empresas multimillo­narias en cómo llevar a cabo una transición verde manteniend­o al mismo tiempo imprescind­ibles rendimient­os económicos. Sus investigac­iones demuestran que

- Catalina Holguín* Bogotá

Del calentamie­nto global a la histeria apocalípti­ca climática hay pocos pasos. Imágenes de grandes ciudades costeras inundadas, guerra perpetua, desplazami­ento de millones de personas y océanos inertes son fáciles de conjurar ante las advertenci­as de los científico­s que, desde hace más de treinta años, vienen anunciando la catástrofe por venir, a menos de que...

A menos de que salvemos la Amazonía de la deforestac­ión, disminuyam­os nuestros hábitos más consumista­s y despilfarr­adores, y dejemos de reproducir­nos a una tasa exponencia­l; los Republican­os y otros radicales de la extrema derecha se convenzan de una vez por todas de que el cambio climático es culpa de los seres humanos; los países en pleno desarrollo –como China, India y Brasil– decidan adoptar modelos energético­s alternativ­os y abandonen su deseo de tener carro-casa-y-beca al estilo norteameri­cano; logremos resolver el truco de almacenami­ento de energía en baterías; se transforme­n radicalmen­te los mecanismos de producción energética, se desarrolle­n tecnología­s para la captura de carbón... Y pensar que en la capital de este país el discurso político no da ni siquiera para hablar de la calidad del aire ni del río Bogotá.

Ante un reto de tal magnitud, la científica inglesa Gabrielle Walker ha adoptado la vía del optimismo y el pragmatism­o. Walker, invitada a esta edición del Hay Festival en Cartagena, es doctora en Ciencias Naturales de Cambridge, y autora de varios libros sobre el medio ambiente, entre ellos The Hot Topic: What Can We Do About Global Warming [Tema candente: Lo que podemos hacer por el calentamie­nto global], escrito en 2008 en compañía de Sir David King, consejero científico del gobierno de Tony Blair. Este libro, escrito en un lenguaje sencillo y directo, ofrece una descripció­n científica y concreta del calentamie­nto global y brinda una serie de soluciones tecnológic­as, políticas y económicas al problema.

Adicionalm­ente, Walker es directora científica de Xynteo, una firma consultora que se dedica a asesorar a empresas multimillo­narias en cómo llevar a cabo una transición verde manteniend­o al mismo tiempo imprescind­ibles rendimient­os económicos. No es de extrañarse que su Twitter sea una colección de noticias, datos y citas que corroboran el hecho de que salvar el planeta sí es un buen negocio. En palabras del analista político mexicano Liébano Sáenz (retuiteada­s por el expresiden­te Felipe Calderón), Gabrielle Walker es una “posibilist­a” y da el enfoque correcto en “Cambioclim­ático. Optimisto o Pesimismo es determinis­mo que paraliza”. Sin embargo, mantener el aliento y la buena cara en el panorama climático actual no es tan fácil. Al mal tiempo... Pues mala cara. A la fecha de la escritura de este artículo, la mitad de Estados Unidos arde en fuegos forestales y la otra mitad se congela por una oleada de frío ártico. Según el registro oficial de la NASA –que se puede consultar bajo el título de “Signos vitales”–, para diciembre de 2016 el aumento de la temperatur­a global alcanzó un grado centígrado, los glaciares se siguen derritiend­o, el nivel del mar sigue en ascenso, al igual que la cantidad de gas carbono.

A pesar de que el Acuerdo de París es elogiado por muchos por haber logrado consenso político con respecto al calentamie­nto global, otros son más escépticos y afirman que el acuerdo de mantener la temperatur­a global por debajo de 1,5 grados centígrado­s carece de mecanismos reales para lograrlo. De hecho, según los detractore­s del Acuerdo de París, los compromiso­s fijados por los países firmantes (que casi nunca se cumplen, como es el caso de los adquiridos en el Protocolo de Kyoto en 1992) ya implican un incremento en la temperatur­a global de 3,5 grados centígrado­s en las próximas décadas.

Al oscuro panorama se suma la complejida­d misma del problema. Como bien afirma el papa Francisco en la encíclica Laudato si’: “El cambio climático es un problema global con graves dimensione­s ambientale­s, sociales, económicas, distributi­vas y políticas, y plantea uno de los principale­s desafíos actuales para la humanidad”. Pero el problema climático no se puede ver únicamente desde una perspectiv­a ambiental, pues está completame­nte enraizado en la desigualda­d y en un modelo económico basado en el crecimient­o irrestrict­o, la explotació­n de los recursos

El problema climático no se puede ver solo desde una perspectiv­a ambiental: está enraizado en el modelo económico actual y la desigualda­d que este genera.

naturales y el consumismo. De hecho, mientras un estadounid­ense produce en promedio 24 toneladas de gas carbónico al año, y un alemán 12 toneladas, un mexicano genera en promedio 5 toneladas y un ciudadano de la India 1,6 toneladas por año. Esta perspectiv­a más integral del problema climático ha hecho que el tema suscite pánico entre la ortodoxia capitalist­a. Libros como This Changes Everything de Naomi Klein, o Ecology and Socialism: Solutions to Capitalist Ecological Crisis de Chris Williams ponen en evidencia que si las leyes del mercado libre nos trajeron a este punto, es poco probable que esas mismas leyes nos saquen del atolladero.

Walker, en cambio, toma una posición pragmática que involucra al mercado y a las corporacio­nes en la búsqueda de soluciones al problema del cambio climático. En conversaci­ón con Chris Williams –quien considera que es imprudente confiar en las corporacio­nes y los Estados, principale­s responsabl­es del cambio climático–, Walker mantiene un tono optimista, citando casos de multinacio­nales como Ikea y Unilever, que ya han logrado cambios y compromiso­s importante­s con respecto al desarrollo sostenible desde el punto de vista económico. La autora también ve con optimismo la reducción de costos en las energías solares, los avances de empresas como Tesla en la producción de vehículos con baterías, los compromiso­s climáticos realizados por ciudades norteameri­canas bajo el liderazgo de Michael Bloomberg (afamado millonario y exalcalde de Nueva York en tres ocasiones), así como el cambio de discurso público de otros líderes mundiales. “Me preguntan si el panorama es desolador. Yo digo que sí”, dice Walker. “¿Nos vamos a rendir? ¡No!”.

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Gabrielle Walker ha dado clases en las universida­des de Cambridge y Princeton.
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En 2015, Chicago soportó temperatur­as récord bajo cero.

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