Sopor i piropos
Primero, lo primero: reconozco su trayectoria como crítico de televisión, pondero sus años de estudio del medio y aplaudo que es de los pocos que le canta la tabla a productores, realizadores y canales. Lo digo siempre: Omar Rincón no es un observador arbitrario llevado
por su parecer o un opinador que no conoce el sistema; es un investigador académico que ha establecido un mapa conceptual coherente a la saga de los estudios sobre televisión refinados. Por todo esto, digo con respeto que no logro entender las posturas talibanes en sus escritos más recientes que, por radicales, hacen caer muchos de sus argumentos. Arbitrariamente, y de forma maximalista, creo que puedo resumir la postura de Rincón en dos grandes premisas: “Todos los noticieros nacionales son una verdadera basura” y “la televisión por cable es un desperdicio y debe desaparecer”. Por eso, me permito esgrimir tres observaciones en defensa –yo tampoco lo puedo creer– de la televisión.
No todos los noticieros son basura. Cierto, el sistema informativo colombiano es totalmente deficiente, nadie lo duda. Desde los ochenta, han sido múltiples los casos para destacar en cuanto a objetividad y calidad del trabajo periodístico; hoy, salvo CM& –y eso–, todo es mediocre. Ya incluso nos aburre tener que hablar de Mauricio Gómez, pues lejos está. Sin embargo, equiparar constantemente a los noticieros de Caracol y de RCN en sus limitaciones y maldad es un craso error, una generalización obtusa. Una cosa es la propuesta de Caracol, que muestra cierto nivel conceptual en el que las historias relatadas y su jerarquización interna son mucho más interesantes, y la cierta óptica de tratamiento. Para esta columna volví a revisar la cuestión y corroboré que la mitad de las veces el contenido de RCN tiene un mensaje implícito o explícito con intereses políticos o ideológicos insidiosos. No puedo decir eso de la competencia. El relato de RCN es técnicamente pérfido: pero lo más grave es que los periodistas tienen un nivel muy bajo y no logran articular narrativa de calidad y mensaje. No puedo decir lo mismo de Caracol. Señalar el tratamiento (y favoritismo) hacia el candidato Varga Lleras de Caracol es válido, pero no alcanza por ahora a configurar una anomalía estructural que nuble todo. Es un peligro pero aún es tolerable. Por eso es un error hacer tabla rasa. Es ignorar las pruebas.
En el cable hay muchas cosas (incluyendo noticias). Lectores, la cruzada de Omar contra el cable es total. Ya lo quiere ver muerto. Y yo sinceramente pienso que hay un espectro de matices aún interesantes en alguna parte de su programación. Cierto, que los sistemas de programación personal matarán la ficción, pero despreciar de entrada canales como Isat o Sundance... Pero enfoquémonos en las noticias. Cientos de colombianas y colombianos vemos muchas noticias internacionales vía cable, que nos sirven para relativizar un poco la mediocridad de las noticias made in Colombia. Puede que sea elitista y se requiera un buen nivel de inglés o francés, pero es muy importante para la estabilidad emocional de las naciones no depender de lo interno. Dirán, para eso están las redes. Pues sí, pero aún hay generaciones que quieren ver un buen noticiero de la BBC en televisión. Por cierto, Omar, mira France24; vale la pena. Y es cable, mijito.
Hay que mirar también la casa. Y claro, el asunto Omar es que desde hace algún tiempo se dice que la agenda de El Tiempo por crear un nuevo canal nubló un poco tu mente. No lo creo posible. Pero te pregunto con firmeza: ¿acaso todos los asuntos de agenda están bien resueltos en el canal de televisión El Tiempo? Querido, un análisis de contenido de dos de tus monitores te ayudaría a complejizar el asunto. Y sabes, aunque está lejos de ser malo ese sistema informativo, el paraíso no es, querido. Así que, seamos contenidos. Para que no se pierda tu análisis, y no entremos en un falso populismo de que todo es basura, y de que es hora de independizarnos pagando también los problemáticos Netf lix y co.