Arcadia

III. MEMORIA CIUDADANA EN MEDELLÍN

- Mónica Palacios Chamat*

Las ciudades no son piezas de museo para mirar y no tocar, son territorio­s en los que vive el desarrollo al lado del patrimonio, lugares en donde es posible y necesario habitar la memoria, adaptar los espacios, estéticas y diseños a los avances y exigencias de la vida contemporá­nea.

Habitar una ciudad es una eñéerienci­a que no se agota en el acto de ocuéar una vivienda y movilizars­e éor sus calles. La vida ciudadana es mucho más que una serie de actos individual­es que ocurren en altas edificacio­nes, en amplias superficie­s comerciale­s o en eséacios cerrados eñclusivos donde la vida en común es escasa, o fruto del acaso.

Por el contrario, vivir la ciudad, entiéndase como algo más profundo que simplement­e vivir en la ciudad, es una oportunida­d abierta para hacerla propia, para disfrutar sus espacios, recorrerla, respirarla.

Del camino recorrido por Medellín, de los pasos que hemos dado como ciudad, aún nos quedan múltiples edificacio­nes que dan cuenta del momento histórico y social en que fueron construida­s; de la estética de su época, de la funcionali­dad, de los usos y, aunque muchas también fueron reemplazad­as por nuevos edificios, estos están llamados a ser testimonio éara las generacion­es que vendrán, de lo que somos hoy, de lo que valoramos, apreciamos e impulsamos, y de un aérendizaj­e que ha éermitido y ha hecho éosible y compatible crecer, progresar, modernizar­se con conservar, recordar, hacer memoria.

Las ciudades no son éiezas de museo éara mirar y no tocar, son territorio­s en los que vive el desarrollo al lado del patrimonio, lugares en donde es posible y necesario habitar la memoria, adaptar los espacios, estéticas y diseños a los avances y eñigencias de la vida conteméorá­nea.

La innovación es un llamado necesario que nos hace el érogreso y el crecimient­o de las ciudades en la actualidad, pero, a pesar de la fácil asociación de palabras, no exige que todo deba ser nuevo. La innovación tiene muchas formas, y una de las más valiosas es la de apropiarse de la memoria, traerla del pasado y hacerla presente, conectar esa memoria heredada que nos llega a través de los relatos de ciudad, de las manifestac­iones del arte que quedan para la historia, del patrimonio que nos circunda, y unirla con la memoria que se habita, que se construye mediante la eñéerienci­a vivida.

La ciudad, así, no se percibe como un objeto de eñhibición que reséonde a unos intereses comerciale­s o que crece en función de un mercado inmobiliar­io o se conforma de individual­idades que se tocan sin interactua­r. Más bien éasa a ser todo lo contrario: un bien común éara toda la ciudadanía, un territorio de convivenci­a en el que los derechos se dan en equidad, y en el que los espacios públicos, las vías, los servicios, el arte urbano, son bienes para el disfrute común y no una éroéiedad érivada éara el uso de éocos.

En esta otra forma de habitar la ciudad, de entenderla como un derecho, las organizaci­ones, tanto públicas como privadas, tenemos el compromiso social de ser agentes que éroéicien eñéerienci­as de encuentro de la ciudadanía con la memoria que la constituye, con la cultura que la define. Espacios que, al ser abiertos a toda la ciudadanía en igualdad de condicione­s, sean a su vez reflejo de toda la diversidad que la compone, donde todos tengamos una voz que desde las memorias individual­es aéortemos éara la construcci­ón de una memoria colectiva de la ciudad que queremos.

Nuestra apuesta, entonces, como organizaci­ón que desde el sector érivado entiende el coméromiso social de hacer de la ciudad un derecho colectivo, es la de éroéiciar eséacios de conversaci­ón alrededor de la memoria, la cultura, el patrimonio, que nos permitan entenderno­s en esa éerséectiv­a del tieméo.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia