Arcadia

ARTBO, un espacio para todos

En sus 140 años, la Cámara de Comercio de Bogotá celebra la edición número catorce de la Feria Internacio­nal de Arte de Bogotá entre el próximo 25 y 28 de octubre. Con setenta galerías de 20 países, hoy no solo es una plataforma de visibiliza­ción del arte

- María Rivas* Bogotá

Uno de los aspectos más cautivador­es de la evolución que ARTBO ha vivido en sus catorce años de existencia tiene que ver con que la feria se ha venido convirtien­do en un espacio cada vez más diverso y abierto y, de esta manera, en uno asequible para todos los públicos. Este proceso ha estado a cargo de los comités curatorial­es que buscan, según explican sus integrante­s, “darles siempre un aire fresco a las exhibicion­es”. El esfuerzo se ve hoy traducido en una multiplici­dad de secciones; en diversos formatos e iniciativa­s de mercado; en oportunida­des pedagógica­s y creativas de formar parte de los procesos más íntimos del mundo del arte –junto con profesiona­les y académicos–, y en el hecho de que, como dice su propia directora María Paz Gaviria,“además de un fuerte componente comercial, varias secciones de la feria están dedicadas a contenidos no comerciale­s de divulgació­n”.

La Feria forma parte del programa ARTBO de la Cámara de Comercio de Bogotá que a lo largo del año desarrolla acciones para el fortalecim­iento de las artes plásticas, y más allá de su relevancia como una plataforma de relacionam­iento comercial, esta diversidad y trascenden­cia como proyecto y espacio cultural es quizá su mayor particular­idad. Para entender esta fortaleza es necesario darle una mirada a la dinámica que la hace posible: su muestra, que en esta edición reúne más de 3000 obras, 350 artistas y setenta galerías de 21 países, y que abarca proyectos ambiciosos, muchos de ellos de artistas emergentes o experiment­ales, que le permiten a cualquier persona que pise los 13.000 metros cuadrados del Gran Salón de Corferias establecer un vínculo renovado con el arte mediante la apreciació­n o la pedagogía.

A María Paz Gaviria y su equipo los motiva, según ellos dicen, la convicción de que “la apreciació­n artística siempre comienza por un acercamien­to”. Siguiendo esa idea, en los últimos años han logrado llevar el crecimient­o gradual de la feria de manera paralela y coordinada con una selección cada vez más cuidadosa, orientada no solo a ofrecerles oportunida­des a artistas emergentes, sino también a incentivar la formación de públicos. Esto tiene que ver tanto con secciones comerciale­s como Principal, Proyectos, Referentes y Sitio, como con las no comerciale­s: Foro,artecámara, Libro de Artista y Articulart­e.

EL ARTE DE CONOCER

Para comprender exactament­e qué quiere decir que ARTBO encarne hoy una oportunida­d de “acercamien­to” es pertinente recorrer la feria. En 2018 está compuesta por espacios que desafían lo convencion­al, diseñados específica­mente para la formación del visitante y del joven artista, así como para la interacció­n y la creación. Un ejemplo de esto es Articulart­e, un espacio a cargo de los curadores María Adelaida Samper y Gabriel Zea, también conocido como Banco artístico de conocimien­to experiment­al. articulart­e está premeditad­amente construido para sensibiliz­ar a los menos expertos y dar lugar a la experiment­ación. Quien visita el espacio encuentra, en talleres y laboratori­os, la posibilida­d de acercarse a las prácticas del arte contemporá­neo y a sus lógicas de mercado. El espacio es interactiv­o y participat­ivo, y suele ver pasar a niños y jóvenes que crean obras individual­es o colectivas, hacen canjes y subastas.

Un paso más allá puede dar quien visite el Catálogo de nuevos coleccioni­stas, una iniciativa que se presenta en la feria por primera vez. Según Gaviria, esta busca, por un lado,“ser una apuesta para fortalecer el mercado de los artistas emergentes” y, por el otro,“vincular a nuevos amantes del arte” de manera activa y constante con el mercado nacional. En el catálogo se encuentra una selección de obras (de artistas consolidad­os como Beatriz González y Antonio Caro, pero también de un sinnúmero de emergentes) con precios hasta los seis millones de pesos.artbo creó el espacio para atraer a un mercado más amplio y para que los interesado­s puedan saber cómo invertir en arte y, eventualme­nte, montar su propia colección.

También concebida para la interacció­n directa con los asistentes está la sección Sitio. Sin embargo, a diferencia del foco explícitam­ente pedagógico de Articulart­e, Sitio busca, como explican sus curadores,“estimular la percepción del espectador” mediante obras contemporá­neas que rompen con las formas tradiciona­les de exhibición. Esto incluye performanc­es, instalacio­nes y piezas escultóric­as, así como algunas obras comisionad­as especialme­nte para ARTBO, y que, de lo contrario, sería difícil encontrar en Colombia. Como dice el artista holandés Henk Stallinga, que en 2017 presentó en Sitio la instalació­n Lumens, se trata de “obras en cuyo interior uno puede quedarse, sentirlas; obras que la gente quiere tocar, con lo cual yo no tengo ningún problema, pues es precisamen­te lo que quiero”.

Finalmente, la feria posee espacios que permiten a los espectador­es acercarse al arte de maneras distintas. Esto muestra que los procesos artísticos se pueden apreciar en diferentes campos de acción, por medio de diversas estrategia­s. Un ejemplo claro es la sección Libro de Artista, curada por la editorial NADA, de María Paola Sánchez y Andrea Triana. Allí participan 24 editoriale­s nacionales e internacio­nales, y habrá una muestra. Se trata de una sección especialme­nte diseñada para editoriale­s o distribuid­oras que trabajan el libro como medio artístico, y habrá charlas y archivos de biblioteca­s públicas y privadas para los asistentes. Según Gaviria, Libro de Artista busca potenciali­zar las editoriale­s y combinar el arte con otros espacios de interacció­n.

ABRIR UN DIÁLOGO

Pero ARTBO –que también carga un peso significat­ivo en lo que a la dimensión más profesiona­l y competitiv­a de las artes plásticas y su mercado se refiere– no es solo un ejercicio proactivo de interacció­n con los públicos. La feria busca también, de forma pasiva pero resuelta, que la gente se acerque a ella y dialogue con su oferta, en especial con sus propuestas más especializ­adas. Esto es posible gracias a una política de “puertas abiertas” que involucra a cada vez a más gente con los circuitos artísticos, otrora reservados a los expertos.

De esta manera, cualquier visitante puede encontrar en la sección Principal, como es habitual, una selección de galerías de varias partes del mundo, quizás las más establecid­as y reconocida­s por su trayectori­a en el ámbito nacional e internacio­nal. En este espacio, que es el más grande de la feria y está concebido para generar una conversaci­ón entre galerías y artistas, curadores y coleccioni­stas, habrá galerías de Alemania, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Portugal, México, Italia, Perú,turquía, Uruguay, República Dominicana yvenezuela.allí podrá apreciarse una serie de “arte histórico-moderno” a través de galerías como RGR, devenezuel­a, pero radicada en México; la galería León Tovar, de Nueva York, y Revolver, de Argentina. también podrá verse arte de vanguardia en la Galería Walden, de Argentina, y las muestras de Nils Staerk, de Dinamarca; Mor Charpentie­r, de Francia, y Vermelho, de Brasil. Además, se presentará­n por primera vez en la feria las galerías colombiana­s SGR, Aurora, Salón Comunal y Otros 360º. Un apartado de la sección Principal que tiene cierta particular­idad

–pues representa justamente la intención de ARTBO de innovar y diversific­ar– es la categoría 21 m2, inaugurada con éxito en 2017 con el fin de dar cabida a jóvenes galerías de hasta seis años de trayectori­a que ofrezcan una “mirada refrescant­e y potente de las nuevas tendencias” en el arte.

En la sección Proyectos, que este año ha sido bautizada “Los pensamient­os se vuelven cosas”, cualquier visitante puede apreciar trabajos de artistas que cuentan con una representa­ción comercial y han sido selecciona­dos por un curador. Los catorce artistas elegidos han sido previament­e invitados para crear un proyecto diseñado especialme­nte para la feria. aventurars­e por estas secciones –y esto es posible porque no hay puertas cerradas a nadie– puede resultar formativo, pues en ellas se encuentran también piezas de arte emergente, más transgreso­ras y vanguardis­tas. La sección, a cargo del curador jefe del Museo de Arte Moderno de Medellín (mamm), el guatemalte­co Emilianova­ldés, explora,a través de sus artistas invitados, las formas que elige el arte para transmitir ideas, para convertir la expresión artística y sus formatos en herramient­as “no racionales” e intuitivas con el objetivo de entender el mundo.

La sección Referentes, por su parte, es otro ejemplo de esta necesidad de involucrar a los asistentes en las prácticas del mundo artístico y su historia. La sección recopila obras de arte histórico con el fin de dar un panorama moderno del arte ligado al pasado. En palabras de la directora, “se trata de un espacio dedicado a mostrar el arte que rompió paradigmas, que transformó lo que hoy es el arte contemporá­neo y que representa una selección de obras del acervo histórico de las galerías participan­tes”. Curada en esta edición por Pilar Tompkins Rivas, directora delvincent Price Art Museum del East Los Angeles College e investigad­ora del arte latinoamer­icano en Estados Unidos, la versión de este año pretende hablar, desde una mirada histórica, de obras hechas por mujeres, de arte feminista, arte queer, arte sobre género y sobre etnicidad. En esta muestra se podrán ver, entre otras, obras de Ana Mercedes Hoyos, Norma Mejía, Hernando Toro, Débora Arango y María Angélica Medina, con el fin de que el espectador cree lazos entre el arte histórico-moderno y el actual, y se involucre en discusione­s que sobrepasan los límites del tiempo.

VITRINA PARA EL ARTE JOVEN

Con el propósito de que exista ese diálogo entre los asistentes y las secciones, ARTBO también es una feria que busca acercar a expertos y espectador­es por medio de la pedagogía de los procesos de las artes plásticas dentro del recinto ferial. Parte de este esfuerzo es Foro, un espacio gratuito dedicado a traer expertos en arte y reconocida­s figuras del circuito artístico mundial, y quizá la conversaci­ón de arte más grande que se realiza en Colombia. Este año, sus invitados han sido elegidos por la dominicana Sara Hermann y el colombiano Camilo Restrepo, y entre ellos están personalid­ades como Patrick Charpenel, director ejecutivo del Museo El Barrio, de Estados Unidos, y João Fernandes, subdirecto­r del Museo Reina Sofía, de España. Otro espacio dedicado al acercamien­to pedagógico de la apreciació­n artística es la creación de Visitas Articulada­s, que se llevó a cabo en el preámbulo de la feria. Dichos espacios han sido abiertos para incentivar esa sed de conocimien­to de todo tipo de asistentes mediante conversaci­ones, discursos y visitas, con el acompañami­ento de representa­ntes actualment­e reconocido­s en el mundo del arte.

Los esfuerzos de ARTBO para producir conocimien­to e interaccio­nes en todos los procesos artísticos contemporá­neos se traducen, desde el principio de la feria, en ser una de las plataforma­s para catapultar nuevos talentos. Este objetivo encuentra su materializ­ación en la ya popular Artecámara, que desde 2004 es un espacio de exposición y formación de jóvenes artistas colombiano­s. Los selecciona­dos no tienen representa­ción comercial de una galería y sus trabajos son expuestos con el fin de impulsar sus carreras. De 1500 propuestas recibidas, se escogieron para esta edición, bajo la curaduría de Carolina Ponce de León, 34 propuestas de cincuenta artistas, dos colectivos y dos espacios autogestio­nados.

Las iniciativa­s propuestas cada año por los comités curatorial­es de ARTBO evocan la importanci­a de demostrar que el arte no es únicamente un acto puro de contemplac­ión. El acercamien­to al arte, sobre el cual pregona María Paz Gaviria, debe realizarse desde todos los frentes posibles para que los conocedore­s y amateurs del mundo del arte logren sumergirse, más bien, en un ejercicio activo de participac­ión constante.

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