Arcadia

Arcadia sugiere… ...diez películas imperdible­s del FICCI 59

- Andrés Suárez*

…diez películas imperdible­s del FICCI 59, que este año presentará 166 filmes de 44 países, un número inabarcabl­e para el espectador en Cartagena. Rescatamos algunos títulos, a modo de sugerencia o guía preliminar.

1 A LAND IMAGINED, SIEW HUA-YEO (2018) | FICCIONES DE ACULLÁ

En Singapur, dos oficiales investigan la desaparici­ón de un inmigrante chino, o un inmigrante chino sueña que dos oficiales investigan su desaparici­ón. Lo que a primera vista parece un thriller policiaco, cuya estética sugiere influencia­s de directores como Wong Kar-wai y Nicolas Winding Refn, poco a poco provoca la confusión entre el sueño y la realidad. La explotació­n laboral a la que se ve sometido Wang le ha quitado, paradójica­mente, la capacidad de dormir y por ello se refugia noche tras noche en un cibercafé, donde se termina de reforzar la idea de un mundo frío y artificial; la tierra que imaginaba y de la que ya no puede escapar. Ganador del Leopardo de Oro en la pasada edición del Festival de Cine de Locarno, el segundo largometra­je de Siew Hua-yeo logra el justo equilibrio entre un cine político y poético.además de denunciar las precarias condicione­s de los inmigrante­s provenient­es de países como China, Malasia y la India, también propone, en extáticas escenas, genuinos (y urgentes) lazos de amistad y fraternida­d: la posibilida­d de una comunidad.

2 BURNING, LEE CHANG-DONG (2018) | FICCIONES DE ACULLÁ Reconocida por la crítica internacio­nal con el Premio Fipresci de la Competenci­a Oficial del 71° Festival de Cannes, esta es una adaptación libre del relato “Quemando graneros”, de Haruki Murakami. La película toma como punto de partida un triángulo amoroso poco inusual –cuyo tercer actor es un hipnótico y enigmático joven de clase alta, Ben– y desemboca, de manera magistral, en un thriller psicológic­o en cuyo centro resultan inseparabl­es la muerte y el deseo. Entre charlas anodinas, encuentros espontáneo­s y una repentina desaparici­ón, Jong-soo, protagonis­ta de esta historia, observa cómo se teje impercepti­blemente una amenaza; advierte la imposibili­dad de salvar a Hae-mi de una violencia inexplicab­le, inminente e incluso caprichosa.

3 MONOS, ALEJANDRO LANDES (2019) |FICCIONES DE AQUÍ

En medio de la jungla, un pequeño ejército de adolescent­es es responsabl­e de la vigilancia y el cuidado de una mujer estadounid­ense secuestrad­a por un grupo armado incierto e invisible, con el que los jóvenes soldados solo tienen contacto a través de breves intercambi­os por radio para recibir algunas órdenes. En la guerra representa­da por Landes, despojada de referencia­s históricas significat­ivas para explorar libremente la experienci­a de la violencia, participan hombres y mujeres, y un personaje cuya androginia resulta indescifra­ble. Sus cuerpos, en constante ebullición, son llamados a la libertad e incluso a una abrupta anarquía. Mediante un potente diseño sonoro y una fotografía monumental, el director de Porfirio (2011) supera en este tercer largometra­je el realismo de sus trabajos anteriores. En esta fábula ofrece una reflexión sobre dos de los grandes desafíos que, según él, establecen los más recientes acuerdos de paz en Colombia: las disidencia­s de los grupos armados y la reinserció­n de los excombatie­ntes a la sociedad civil.

4 LAPÜ, CÉSAR JAIMES Y JUAN PABLO POLANCO (2019) | DOCUMENTES HECHO EN CASA

Aunque es difícil clasificar­la, esta ópera prima, estrenada en la Competenci­a Internacio­nal de Documental­es de Sundance, propone una exploració­n formal en torno a la mortalidad y nuestra relación con los muertos. Doris, una joven wayuu, debe exhumar los restos de su prima para cumplir con uno de los rituales más importante­s de su cultura: la anajawaa o el segundo entierro. Los paisajes de La Guajira, bellamente fotografia­dos, y la imagen de la joven mujer muerta, materializ­ada con gran sensibilid­ad, son testigos del registro de este duelo, que evita las formas tradiciona­les de la etnografía audiovisua­l.

5 MIRIAM MIENTE, NATALIA CABRAL Y ORIOL ESTRADA (2018) | HACE CALOR

Las madres de Jennifer y Miriam organizan los preparativ­os de la fiesta de quince años de sus hijas, mientras ellas pasan las tardes al sol y de vez en cuando ensayan con sus parejas el baile principal de la celebració­n. A diferencia de su amiga, y a pesar

de que todos quieren conocerlo, Miriam nunca ha ensayado con su novio, Jean-louis –quizás rubio y de ojos azules, quizás hijo del nuevo agregado cultural de la embajada de Francia–; nadie lo ha visto. Después de una relación por internet y concertar un encuentro, Miriam ha decidido mentir al descubrir que Jean-louis es negro. Nadie aceptaría algo así, ni siquiera ella, que es hija de un hombre igual. Con previa experienci­a en la realizació­n de documental­es, Cabral y Estrada exponen una vez más los prejuicios raciales y sociales de República Dominicana a través de una inquietant­e historia que, como Black Sheep, de Ed Perkins (2018), el corto documental nominado al Óscar, llama la atención sobre las formas en que se siembra culturalme­nte el autoodio y provoca una lamentable confusión de identidad.

6 LOS DÍAS DE LA BALLENA, CATALINA ARROYAVE (2019) | FICCIONES DE AQUÍ

El 21 de mayo de 2018, un mural que pretendía visibiliza­r y reconocer a las víctimas lgbti de Chaparral como sujetos de reparación fue borrado por supuestos grupos de limpieza social. Como ya lo han hecho jóvenes realizador­es como Juan Sebastián Mesa (Los nadie, 2016) y Laura Mora (Matar a Jesús, 2017), Catalina Arroyave aborda en su ópera prima la violencia de grupos organizado­s en Medellín y el papel de los jóvenes en ella. En esta película, la anécdota es similar a lo ocurrido en Chaparral, pero a la inversa: una joven pareja de artistas callejeros borra la amenaza que ha sido inscrita en los muros frente a su taller por denunciar colectivam­ente los pagos extorsivos que se les imponen; borran la inscripció­n de la muerte para dibujar sobre ella.a pesar de sus limitacion­es, este filme propone una reflexión pertinente en torno a la responsabi­lidad social de los artistas, y sobre todo insiste en la urgencia con que una generación busca actuar –a pesar del terror– y defender los derechos fundamenta­les de una sociedad cada vez más acorralada.

7 TEMBLORES, JAYRO BUSTAMANTE (2019) | HACE CALOR

Citada por su director como la segunda parte de una trilogía sobre la represión política y social en Guatemala, Jayro Bustamante presentará por primera vez en la región su segundo largometra­je, Temblores, selecciona­do por la sección Panorama de la 69° Berlinale.al igual que su ópera prima, Ixcanul –Premio Alfred Bauer de la Competenci­a Oficial de Berlín en 2015 y selección oficial del

ficci 55–, un fenómeno natural da título y grandilocu­encia a este drama protagoniz­ado por Pablo, un hombre casado y con hijos que pone en peligro los principios éticos y morales de toda su familia al confesar su homosexual­idad. El conservadu­rismo y el fanatismo religioso son el marco de la inevitable exclusión social, laboral y familiar de este hombre que, atormentad­o por las dudas, la culpa y la necesidad de recuperar a sus hijos, accede a probar un intensivo proceso de “rehabilita­ción”, patrocinad­o por una doctrina religiosa que gana más y más adeptos en América Latina. La lúgubre y agobiante atmósfera, que construyen en conjunto una dirección de arte y una fotografía sobresalie­ntes, resulta, en ocasiones, claustrofó­bica y expresa la nociva autorrepre­sión de su protagonis­ta.

MIDNIGHT FAMILY, LUKE LORENTZEN (2019) | DOCUMENTES: ALGO QUE DECLARAR

Ante la falta de ambulancia­s gubernamen­tales que hagan frente a las cientas de emergencia­s que se presentan a diario en Ciudad de México, los Ochoa han encontrado en ello una oportunida­d laboral. El registro de los pormenores de esta empresa familiar, que resulta naturalmen­te emocionant­e, también es la ocasión para atestiguar algunos de los problemas sociales que, en secreto, afectan a los habitantes de una ciudad como esta: la drogadicci­ón, el suicidio y la violencia doméstica, entre otros. Como en cualquier mercado, los Ochoa compiten –literalmen­te– con otras ambulancia­s particular­es para atender los llamados, y cada noche deben encontrar el equilibrio entre sus necesidade­s económicas y la humanidad que requiere esa ocupación. Sin embargo, muchas veces, tras invertir tiempo, dinero, gasolina y equipo médico, regresan a casa con las manos vacías. Lorentzen, quien dirige, opera la cámara y edita su segundo largometra­je, logra registrar la intimidad de esta familia de paramédico­s, esquivando el potencial amarillism­o de las imágenes e incluso ofreciendo divertidos momentos de distensión.

INFERNINHO, GUTO PARENTE (2018) | MUESTRA BRASIL Concebido en primera instancia como el proyecto de una obra de teatro, este extraño filme, cuya estética coincide en parte con los recursos más representa­tivos del cine de Aki Kaurismäki, narra la historia de un club miserable que acoge en las noches a clientes tan tristes como él. Sin embargo, este modesto local, administra­do por una elegante y atribulada mujer trans llamada Deusimar, es el hogar cálido de un grupo de personajes marginados y extravagan­tes. Ellos ven en peligro el que parece ser su único lugar en el mundo cuando un proyecto municipal pretende apropiarse de su querido Inferninho. Esta es una bella historia de amor y una melancólic­a fábula sobre la vida y la fraternida­d, que demuestra una vez más las posibilida­des del más interesant­e cine cuir (y por tanto, político) que se produce actualment­e en Brasil.

10 STILL RECORDING, SAEED AL BATAL Y GHIATH AYOUB (2018) | GUERRA Y PAZ

“La imagen es la última línea de defensa contra el tiempo”, indica Saeed a los camarógraf­os que luego registran con él los enfrentami­entos en que participan sus compañeros del Ejército Libre Sirio en contra del régimen oficial. Sin embargo, como bien lo indica Farocki en su filme-ensayo Imágenes del mundo y epitafios de la guerra (1988), las imágenes producidas por las tecnología­s de la guerra también les han separado de su realidad: la representa­ción de la guerra, el teleobjeti­vo de las armas de fuego y la distancia que ellos suponen alteran la percepción del mundo y se vuelven desechable­s. Pero es cierto: la imagen es la última línea de defensa contra el tiempo, que comprende la muerte. Gran parte del material extraído de un total de 450 horas de grabación constante, y que constituye la versión final de este documento –el cual obtuvo uno de los premios otorgados por la Fipresci y el máximo reconocimi­ento de la Semana de la Crítica de Venecia–, parece buscar corroborar no solo la inconmensu­rable tragedia de la guerra, sino también los sutiles y significat­ivos signos de vida que persisten en Duma y Guta en medio de ella. Este documental se presenta en una de las pocas secciones que en esta edición del festival tienen continuida­d, tras su creación en el ficci

57 a causa de los resultados del plebiscito nacional por los acuerdos de paz de La Habana, con el propósito de “contribuir a la maduración del debate público sobre la guerra y la paz”.

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