UN FALSO MONTAJE
El pie de foto de la revista Semana dice que el sumo pontífice Francisco de la iglesia católica de Roma y el gran imán suní Ahmed al-tayeb, de la mezquita Al-azhar de El Cairo, se están dando un beso “en la mejilla”. Pero lo que esta foto muestra es que los dos parecen besar un curioso objeto de color chocolate, como si compartieran por ejemplo, como a veces hacen los enamorados, una barrita dulce de chocolate. En todo caso no parece un beso de amor, ni es exactamente en la boca, como no lo es tampoco en la mejilla. Es un incómodo beso de frente en el que chocan las gafas y se aplastan las narices, los labios no se encuentran, el gesto de las bocas refleja desagrado y los ojos de los dos están cerrados, apretadamente cerrados, como si cada cual quisiera ignorar al otro y salir de una vez de ese trance desagradable en que los pusieron los fotógrafos. La verdad, no parece que este sea un beso de reconciliación entre las dos religiones secularmente enemigas, el cristianismo y el islam.
Es cierto, sin embargo, que los dos personajes han tenido cada cual desde su lado una historia de búsquedas ecuménicas dentro de su religión respectiva. El gran imán, que es también gran muftí de El Cairo, como más alto jefe de la rama suní del islam ha buscado el acercamiento con los chiítas y con la secta de los sufíes, a la que pertenece por tradición familiar.y el papa Francisco, que es el primer papa no europeo de la historia de la Iglesia católica y el primer papa jesuita, ha tratado por su parte de limar mil años de asperezas con el patriarca de la iglesia ortodoxa de Constantinopla y quinientos con los jefes de las herejías protestantes más tradicionales, luteranas y calvinistas. Pero tanto el uno como el otro guardan sus reservas frente
a otras minorías religiosas dentro de sus respectivas tribus: el imán contra los alawitas y los hermanos musulmanes, el papa contra las más recientes sectas del protestantismo norteamericano y latinoamericano, y ambos contra el judaísmo, del cual nacieron y se desgajaron sus dos monoteísmos rivales.
Difícil beso. Más convincente parecía el que hace unos años se dieron el mismo imán Al Tayeb y el entonces papa en ejercicio (hoy lo sigue siendo en calidad de “emérito” en algún rincón de los recovecos vaticanos) Benedicto xvi. En la foto de aquel beso sí se miraban los dos con cariño, y se besaban con pasión, al tiempo que se acariciaban la nuca. Ese sí que era un beso de verdad, de reconciliación de dos enamorados. No esta farsa.
Pero aquel era un montaje. Lo habían inventado los publicitarios de la empresa de ropa italiana Benetton, famosos por sus anuncios escandalosos. El beso de los dos líderes religiosos formaba parte de una campaña “contra el odio” en la que entraban media docena de montajes iguales de besos entre otras parejas de enemigos, como la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy. Pero el anuncio del papa y el imán fue retirado de inmediato ante las protestas de la Santa Sede, que lo consideró irrespetuoso.
No sé. Tal vez el verdadero montaje sea este.