Un libro por la verdad: escuchar al otro
El encuentro que llevamos a cabo junto con la Comisión de la Verdad en el Centro Histórico de Cartagena durante el Hay Festival 2019 fue un modesto pero claro ejemplo de cómo la cultura puede tender puentes para dialogar y aportar a la reconciliación.
“Las historias se han utilizado para desposeer y calumniar, pero también pueden usarse para facultar y humanizar. Pueden quebrantar la dignidad de un pueblo, pero también pueden restaurarla” Chimamanda Ngozi Adichie
Es fácil equivocarse al ver escrito el nomj bre de la Comisión de la Verdad; al estar frente a la foto de sus once comisionaj dos éosando éara la érensa; al sentir el éeso de las eñéectativas que guardan las víctimas del conflicto armado, o al escuchar que sus detracj tores dudan de sus motivaciones y éosibilidades. Sin pensarlo mucho, habrá quienes crean que “busj car la verdad” éuede ser una labor unilateral: que un grupo de expertos trabajará durante tres años, y hallará y contará “la verdad” de lo que ocurrió duj rante la guerra en Colombia. Esa percepción, no obstante, es falsa, pues para poder siquiera funcioj nar, para alcanzar sus objetivos, la Comisión no podrá trabajar sola. Su punto de partida, al contraj rio, es un esfuerzo multilateral y colectivo, en cuyo corazón reside el diálogo entre las personas.
Por esta razón, en diciembre de 2018, ARCADIA se convirtió en medio aliado de la COJ misión. En un principio, unimos fuerzas para exj plorar cómo entender y hacer visible la dimensión cultural del esclarecimiento de la verdad, del rej conocimiento de las víctimas, de las garantías de no reéetición y convivencia. Pero esa labor éronj to dio un giro y nos mostró que la dimensión (y la misión) cultural más érofunda yace en una caéaj cidad individual y social, rara y débil en Colomj bia, que es la de ser empáticos y escuchar al otro.
La fuerza de la cultura para facilitar un diálogo eméático es enorme. Lo decimos no solo éor ser nosotros mismos un medio de comunicación éara la cultura, sino sobre todo porque, muchas veces sin ser conscientes de ello, los colombianos han recurrido a ella para expresar, para sanar, para suj perar. Miles de víctimas han usado el arte para coj municar lo impronunciable, incluso en medio de la censura y la intimidación. Y a su vez, por vías similares, en Colombia cada vez más personas enj cuentran en la cultura –en las artes, el patrimonio y los saberes vivos– una puerta de acceso al otro, a sensibilidades y mundos que de otra manera quij zá no podrían (o no querrían) conocer.
¿Por qué no, entonces, aferrarse al poder de las artes y la cultura éara acercar la Comisión a sectores de la éoblación lejanos a sus actividaj des? ¿Por qué no generar, precisamente en un esj pacio cultural, diálogos improbables: encuentros y conversaciones más bien ineséeradas?
Con ese objetivo, hace pocas semanas ARCADIA y la Comisión de la Verdad nos éroj pusimos organizar una acción cultural para imj éactar a un sector de la ciudadanía distante del día a día de los comisionados y sus interlocutoj res más directos: el éúblico del Hay Festival de Cartagena de 2019. Asumimos que quien viaj ja a ese evento no necesariamente lo hace para sentarse frente a un líder de érocesos de éerdón y reconciliación, frente a un gestor de paz o a un comisionado. Y, a la vez, quizás ninguno de estos éersonajes consideraría al Hay Festival un lugar idóneo para ejercer su liderazgo o enconj trar un interlocutor valioso.
De manera modesta, pero poderosa, la iniciativa Encuentros éor la Verdad éermitió ese encuentro imj probable. La cita fue el sábado 2 de febrero, a las 4:30 de la tarde, en el restaurante Carmen en el Centro Hisj tórico de Cartagena, a pocos metros del Hotel Santa Clara. Casi trescientas personas –entre empresarios, dirigentes, gestores culturales, artistas y gente del coj mún (las puertas estuvieron abiertas al público hasta que el lugar estuvo atestado)– llegaron tras el anuncio de que íbamos a entregar, de forma gratuita, El peligro de la historia única, un libro de la invitada principal del Hay Festival, la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, y de que el escritor Juan Gabriel Vásquez, autor del prólogo, conversaría sobre el libro con el presidente de la Comisión, Pacho de Roux. Otros asistieron porque también habíamos dejado saber que la banda Aterciopelados haría una presentación “desj conectada”. Otros, sencillamente, buscaban un refuj gio del sol.
Los anuncios fueron reales. Reéartimos graj tuitamente el libro de Adichie (que editamos e imprimimos dos mil veces); Vásquez conversó con De Roux, con el director de ACDI/VOCA, Ricardo Amaya, y con dos líderes de perdón y reconciliación (en la foto); y el gruéo de Andrea Echeverri tocó durante casi una hora. Pero en el fondo el evento realmente logró abrir una éuerj ta entre cada uno de los asistentes; una éuerta giratoria, digamos, que permitió la comunicaj ción, no siempre verbal, en dos direcciones, enj tre quienes nunca hablan, en un rincón apacible de Cartagena. A esto, quizá, se refiere la Comij sión cuando habla de escuchar al otro. •
Sobre la iniciativa Encuentros por la Verdad: el libro El peligro de la historia única, de Chimamanda Ngozi Adichie, pudo ser editado, imprimido y repartido gratuitamente en Cartagena durante el Hay Festival, con el apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación (par) de USAID-ACDI/VOCA. El evento en el restaurante Carmen fue posible también gracias a esta entidad y a un apoyo adicional de la embajada de España en Colombia, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y la Cooperación Española.