FIJAR EL OLVIDO
en las primeras páginas de Martha y Alan, el más reciente libro del dibujante francés Emanuel Guibert, aparece la fotografía de un coro. Esa imagen, que es de una naturaleza distinta a la del cómic, nos introduce al recuerdo que se desenvolverá en el libro. Uno de los retratados es Alan Ingram Cope, quien recuerda los vestigios de un momento de su vida. El recuerdo, sobre su relación con Martha, una amiga de la infancia, se va presentando de manera brumosa. Lo que recuerda Alan es episódico, fugaz, representado con un trazo poco detallado a pesar del aparente realismo. La línea insinúa que lo contado podría ser intercambiable e incluso falsificable. Lo primero no es la certeza, entonces, sino la forma del recuerdo. Con variaciones de estilo y probaturas, Guibert muestra una manera posible de representación y funcionamiento de la memoria con la distorsión de la historia personal como principio o fundamento. El autor logra así traducir lo contado por Alan en una secuencia de imágenes fuera de foco.