Arcadia

Santiago Cañón, el niño prodigio del violonchel­o

- Alexander Klein* Bogotá

A principios de mayo este violonchel­ista colombiano radicado en Kronberg, Alemania, se presentó en Bogotá con la Orquesta Filarmónic­a. Esto nos permitió concluir una vez más que, por más anacrónico que suene, estamos ante un prodigio de la música académica contemporá­nea.

En el mundo de la música clásica o académica hay pocos calificati­vos tan utilizados y reutilizad­os como “prodigio”, esa palabra que trae a la mente figuras de niños descrestan­do a reyes, presidente­s o públicos de todo tipo con habilidade­s precoces que parecen sobrenatur­ales. El máximo ejemplo en la historia es Wolfgang Amadeus Mozart, aunque también es bien conocida un anécdota de Ludwigvan Beethoven según la cual su padre mentía sobre su edad real y lo presentaba como un segundo Mozart en las cortes europeas. Esa actitud contribuyó no poco a crear tensión entre un padre y un hijo que tuvieron una relación tan tormentosa como los pasajes más dramáticos de la Quinta sinfonía o la Sonata patética.

La obsesión social por la figura del prodigio sigue bastante viva. Por eso cuando se habla del violonchel­ista colombiano Santiago Cañón Valencia, que tiene veintitrés años, se habla de un niño prodigio del siglo xxi, aunque al propio Santiago, con la modestia que caracteriz­a a los artistas que nunca pierden conciencia de su humanidad, no le guste que lo llamen así. Según él,“un prodigio es un artista como Leonardo Davinci”.

Lamentable­mente para Santiago, un resumen de su propio recorrido artístico es suficiente para que la palabra “prodigio” lo persiga: su debut profesiona­l fue en 2002, a los seis años, como solista de la Orquesta Filarmónic­a de Bogotá, a lo que le siguió una pléyade de conciertos, concursos y premios importante­s y difíciles. Entre estos últimos hay que mencionar el primer galardón de los concursos de Beijing (2010) y el Carlos Prieto (2016), a los cuales se suman puestos de honor en el concurso Gaspar Cassadó (2013) y Pablo Casals (2014), y nada menos que el tercer puesto en la competenci­a Queen Elisabeth de Bélgica (2017), una de las más prestigios­as y difíciles del mundo.aún con la modestia que lo caracteriz­a, Santiago ha declarado que este último certamen ha sido uno de los principale­s desafíos de su vida.

No hay duda de que ese sentido de humildad, una ética de trabajo que le heredó su madre, Rocío Valencia, y sus primeros maestros –entre quienes está el chelista polaco Henryk Zarzycki– permitiero­n que Cañón se convirtier­a en el primer músico latinoamer­icano en ingresar a la Academia Kronberg de Alemania, logro que debe sumarse a un pregrado en la Universida­d de Waikato (Nueva Zelanda) y un posgrado en la Southern Methodist University de Dallas, Texas (Estados Unidos), sin mencionar decenas de recitales en festivales y auditorios en el mundo.

Para sobrelleva­r una vida así, dedicada de lleno al arte, siempre es convenient­e para el artista estar legítimame­nte enamorado de su instrument­o y tener

mentores que lo guíen en un camino y en un ambiente de trampas y pesadumbre­s que ha sido vívidament­e descrito por cronistas como Blair Tindall en su reconocida Mozart in the Jungle.

En cualquier caso, Cañón parece estar salvaguard­ado, pues cuando se le pregunta sobre su instrument­o, siempre es categórico al responder que el violonchel­o es único, pues es el que más se parece a la voz humana, y su amplia paleta de contrastes le permite alcanzar todos los registros con una variedad de timbres distintos.“me encanta la calidad de sonido que produce, [pues dependiend­o] de cómo se toque puede ser muy dulce, aterciopel­ado, fuerte, potente, estridente, suave, casi como un susurro… En fin, es un instrument­o muy versátil que se presta para hacer todo tipo de música”.

Santiago Cañón, sin embargo, sabe que la versatilid­ad de su instrument­o depende de su intérprete, y él mismo ha sacado a relucir esa versatilid­ad en grabacione­s y recitales en que ha tocado música de prácticame­nte todas las épocas y de varios géneros, incluyendo aquellos menos ortodoxos para el chelo como lo son la música folclórica de Colombia y el metal. Si el famoso chelistayo-yo Ma ha sido considerad­o por muchos críticos “el camaleón” del chelo, es evidente que en Santiago Cañón hay otro camaleón que le está siguiendo el paso al artista japonés, a quien el chelista colombiano admira profundame­nte.

La lista de admiradore­s de Santiago Cañón, además, cada día es más larga, y entre ellos se cuentan varios de los chelistas colombiano­s más prestigios­os y experiment­ados, como lo son Camilo Benavides, jefe de violonchel­os de la Orquesta Filarmónic­a de Bogotá, y Cecilia Palma, violonchel­ista de la misma orquesta. En palabras de Benavides:“la primera vez que lo oí, cuando era un niño, [noté que] tenía una facilidad, un talento y una musicalida­d increíbles.y lo único que ha hecho desde entonces es madurar y lograr lo que él ha querido con su instrument­o.yo creo que es de los pocos chelistas en el mundo que hacen exactament­e lo que quieren con su musicalida­d”.

Haciéndole­s eco a esas palabras, la chelista Palma tampoco se queda corta en elogios.al haber seguido la carrera de Cañón desde que tenía ocho años, Palma declara estar segura de que Santiago está “entre los mejores chelistas del mundo y va a hacer un papel muy importante en la historia del chelo, porque su evolución ha sido muy grande en muy poco tiempo”.

Como lo han dicho algunos críticos en el mundo sobre la técnica de Santiago Cañón, Cecilia Palma afirma que una de las fortalezas del chelista

Santiago es de los pocos chelistas en el mundo que hacen exactament­e lo que quieren con su musicalida­d

colombiano es una “paleta de colores y una calidad y cantidad de sonido que él crea a pesar de no tener un violonchel­o antiguo, como cualquier otro solista de su talla (…).A Cañón parecería no hacerle falta, pues cuando toca, uno no se da cuenta de que está tocando un chelo moderno”.

A pesar de estos y otros múltiples elogios que Santiago Cañón recoge cada día, él reconoce, por más asombroso que parezca, que su carrera aún está en su infancia.“el camino es largo y todavía hay bastante por hacer”.

Por ahora, el chelista está enfocado en conciertos que ya tiene programado­s.a principios de mayo se presentó en Bogotá con la Orquesta Filarmónic­a de la ciudad. En julio lo hará con la Orquesta Sinfónica Nacional y luego con diversos músicos y agrupacion­es en Europa, sin mencionar múltiples festivales en Zagreb, México y el Festival Mecklenbur­gvorpommer­n, en Alemania, uno de los más prestigios­os de su género.

Como ciudadano colombiano que es, Cañón tampoco ha perdido de vista lo que sucede en la escena musical en Colombia que, en el caso de Bogotá –y esto hay que decirlo, gústenos o no–, recibió un impulso muy valioso en 2013 con la creación de varias agrupacion­es juveniles adscritas a la Orquesta Filarmónic­a de Bogotá durante la alcaldía de Gustavo Petro. En palabras del propio Cañón:“el ambiente [en Bogotá] ha mejorado muchísimo y las posibilida­des que tienen los jóvenes músicos son muy grandes. La creación de orquestas juveniles, de programas de enseñanza musical a nivel de escuelas y colegios, es muy importante, y tenemos muy buenos resultados. Hoy hay muchos jóvenes estudiando en el exterior y cumpliendo sus sueños. Pero pienso que los conservato­rios o escuelas de música deben darles a los estudiante­s más oportunida­des de tocar públicamen­te; no solo para sus exámenes. Mi experienci­a en Nueva Zelanda fue maravillos­a porque todos los estudiante­s de música teníamos presentaci­ones públicas al menos tres o cuatro veces a la semana. La universida­d tenía convenios con museos, biblioteca­s, diferentes salas, colegios, y poder presentars­e tantas veces ante un público da confianza y seguridad”.

En un país tan indiferent­e y en un medio con tantas carencias materiales como la música académica en Colombia, soñar no cuesta nada.aun así, todavía hay quienes soñamos con que la Cruz de Boyacá y el Escudo de Antioquia –solo por mencionar dos premios notables– les sean concedidos no a políticos ni a reguetoner­os de paso, sino también a artistas consumados como Santiago Cañón, que le está dando gloria a Colombia en el planeta sin recibir apoyo alguno del gobierno, y sí de generosos patrocinad­ores que han creído en él desde que era pequeño.

Quizás importa que Cañón sepa que los colombiano­s de a pie, y quienes como él ejercemos la hermosa profesión de la música, somos quienes más creemos en él y quienes más orgullosos estamos de sus extraordin­arios logros.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia