FOTOGRAFIAR LO DESCONOCIDO
Hace algunas semanas, un equipo de astrónomos internacionales reveló una imagen impensable: la foto de un agujero negro. El anuncio, aunque científico y serio, tuvo la mala suerte de estar precedido por noticias en internet que apelaban a ese descubrimiento como si fuese una curiosidad de feria.tal vez por eso, cuando por fin apareció, la imagen resultó anticlimática: un círculo abollado y brillante, ligeramente fuera de foco, que podría ser cualquier cosa.
Vinieron los chistes. Los memes. No está mal, pero la corriente de las redes puede arrollar y dejar sepultado; y la imagen, junto con el equipo de científicos que la captó, se volvió risible e intrascendente. Entonces hubo que explicarla: los ocho radiotelescopios involucrados, la distancia, el tamaño; las cifras que justificaban una foto que de entrada rompía la lógica de la fotografía, pues retrata un objeto que se traga la luz. La toma, y luego explicarla, fue luchar contra lo oscuro en todo el sentido de la palabra.
Los chistes en masa cesaron y la imagen hoy por fin parece gozar de un justo reconocimiento. Esa imagen, además, permite celebrar fotos como esta: la más fea en el extenso archivo de Benjamín de la Calle, uno de los fotógrafos más geniales que ha dado Colombia. Es una fotografía de 1916, hecha durante un eclipse total de sol, tan precaria y confusa como la del agujero negro, pero captura da con el mismo espíritu de curiosidad. admiremos a quienes levantan la cámara y apuntan hacia lo desconocido.