Queerizar la ciencia
En un momento trascendental para entender las consecuencias del cambio climático y las condiciones sociopolíticas que le subyacen, el pensamiento transdisciplinario de Humboldt cobra particular vigencia. Mediante un diálogo de más de cincuenta artistas, u
Este año se conmemoran los doscientos cincuenta años del natalicio de Alexander von Humboldt, el naturalista alemán que a través de sus viajes por América Latina entre 1799 y 1804 consolidó una perspectiva holística de los ecosistemas. En una época en que sobre los saberes se impuso una división cada vez más especializada, Humboldt defendió la necesidad de integrar el arte y la imaginación a los datos duros de la ciencia como única forma de entender las intrincadas relaciones entre los seres humanos y la naturaleza.
Este espíritu humboldtiano que sospecha de posturas unívocas y engañosamente neutrales da lugar en Colombia a una acción conjunta entre la exposición La naturaleza de las cosas: Humboldt, idas y venidas y la octava edición de la plataforma internacional de artes vivas Experimenta/sur: tejidos conectivos, invitada a formar parte de la muestra con un laboratorio artístico inspirado en Humboldt. Ambas iniciativas proponen diálogos entre más de cincuenta artistas y pensadoras de América Latina y el mundo, con el objetivo de reinterpretar y revisar críticamente nuestros discursos sobre la naturaleza y lo humano.
En un momento trascendental para entender las consecuencias del cambio climático, y las condiciones sociopolíticas que le subyacen, el pensamiento transdisciplinario de Humboldt cobra particular vigencia. Así, mediante conferencias performativas, laboratorios artísticos, diálogos y proyecciones de documentales, estas iniciativas buscan impulsar nuevas formas de resistencia y agenciamiento que revelan la complejidad de los tejidos conectivos entre lo humano y lo no-humano. Una exploración transdisciplinaria que simboliza una oposición a las lógicas de dominación capitalistas, patriarcales y blancas.
Si Humboldt intuyó los problemas de una visión antropocéntrica del mundo, las posturas ecofeministas de hoy han precisado su crítica: el pensamiento canónico occidental es androcéntrico y blanco. Y lo han hecho examinando su propia obra. La conferencia performativa de Mara Viveros, una de las principales proponentes de los estudios interseccionales en América Latina, señala cómo los relatos de viaje de Humboldt albergan una visión civilizatoria que privilegia la figura del hombre viajero blanco y borra el conocimiento de los remeros zambos, a pesar de que eran ellos los verdaderos expertos en la travesía.
Esto pone en evidencia la necesidad de cuestionar el androcentrismo, que ha promovido la explotación de los ecosistemas y, bajo esa misma lógica, también ha reproducido modelos de exclusión y silenciamiento: la opresión de las mujeres, de personas con identidades de género y orientaciones sexuales diversas, de afrodescendientes e indígenas, entre otras poblaciones que no se ajustan a la norma del sujeto occidental imperante. Como advierte Viveros, la lucha por promover referentes más consensuales y diversos debe ser multisituada. Es decir, se deben contemplar las múltiples aristas de la opresión humana y la dominación de la naturaleza que la historia oficial y la historia de la ciencia han querido sepultar para perpetuar modelos socioculturales y sociocientíficos obsoletos y violentos.
Para responder al reduccionismo heterosexuado, blanco, privilegiado y racional de la historiografía oficial es preciso aventurarnos a torcer, expandir y reformular “el carácter patriarcal de la ciencia ilustrada y los grandes hombres del pasado”, como propone Halim Badawi, curador de la exposición La naturaleza de las cosas: Humboldt, idas y venidas. Al excluir sistemáticamente las voces de la diferencia, la lógica oficial termina por proclamar un único sujeto válido de la historia.
Ante esto, “Queerizar la ciencia viril”, como se llama uno de los siete diálogos de la exposición curada por Badawi, enfatiza en la necesidad de
democratizar la historia. Los debates en torno a la sexualidad de Humboldt son notables, pues ponen de manifiesto el poder estructural de la ciencia patriarcal. Si bien lo importante no es hallar una certeza sobre su orientación sexual, es necesario advertir la insistencia en heterosexualizarlo, o asexualizarlo, aun cuando algunos de sus escritos parecen apoyar la idea de su preferencia por los hombres. Esto muestra la pertinencia del llamado de Badawi a romper las nociones tradicionales de los grandes hombres de la historia y la supresión de las identidades que incomodan.
Desde muy temprano en sus exploraciones por América Latina, Humboldt observó cómo lo político, lo social y lo económico están inextricablemente ligados a los asuntos ambientales. En pleno Antropoceno, época definida por el impacto de los seres humanos en la geología y los ecosistemas, se hace urgente reconocer que nuestro destino está atado al destino de la Tierra. Para tejer ese lazo orgánico entre la ecosfera y la humanidad necesitamos la imaginación, que para Humboldt era la herramienta que curaba las “profundas heridas que la razón puede dejarnos”, y así permitirnos marcos que no excluyan imaginación y ciencia de una misma ecuación.