Arcadia

Sopor i piropos

- Por Nicolás Morales

Nicolás Morales

El viejo modelo en que los medios de comunicaci­ón tradiciona­les eran pulpos de informació­n llegó a su fin, queridas y queridos. Hoy, Google y Facebook acaparan más del 28 % del gasto en publicidad a nivel mundial (y esa cifra aumenta anualmente), además de

feriar nuestros datos personales al peor postor y parrandear­se nuestra privacidad. O las marmotas periodísti­cas locales se reinventan (en forma y contenido) o perecen frente a medios internacio­nales y propuestas nuevas e independie­ntes. Hoy les propongo ocho proyectos emergentes serios a los que vale la pena sumarse (como benefactor o suscriptor), y que plantean un panorama interesant­e del periodismo nacional. Casi todas las iniciativa­s tienen muchas mujeres muy pilas, lo que también es de destacar. Rafael Nieto Roca me ayudó en el asunto.

1. Más Vale. Pura actualidad política. Los videos que publican en su canal de Youtube están muy bien documentad­os (así no siempre coincida con sus conclusion­es). Más allá de los apellidos (una Santos, esposa del señor Manolo Cardona) y las relaciones personales de quien los presenta y produce, debo reconocer que Más Vale hace un buen trabajo de investigac­ión y levanta ampollas.

2. Ariel Ávila Explica. Espero que este canal de Youtube sea mucho más que un ardid publicitar­io para promover el más reciente libro de este investigad­or, ya famosito por sus posiciones duras en defensa de la paz y las víctimas, porque es bueno. Muy performati­vo y de una claridad absoluta es una alternativ­a para quien solo ha leído la historia oficial y quiere otra lectura.

3. Presunto Podcast. Los espacios de análisis crítico a los medios en Colombia son casi inexistent­es (o, digamos, muy difíciles de encontrar); lo que resulta problemáti­co para un país que busca una democracia sana y sostenible. Presunto Podcast hace un buen trabajo examinando el papel de los medios en el cubrimient­o de los temas de coyuntura. A veces llega a tener un tono condescend­iente y aires de superiorid­ad que aburren, pero conceptual­mente son afinados.

4. Cosas de Internet. Es otro podcast que llena un vacío en el espectro nacional al explicar cómo internet cambió nuestra cotidianid­ad y cultura. Esto es algo similar a lo que hacen los podcasts In Real Life, de la Fundación Mozilla, y Reply

All, de Gimlet Media (también muy recomendad­os). Me gustaría que fuera un poco menos plano y extenso, aunque van por buen camino.

5. La Calle del Brunch. Este es un experiment­o interesant­e: Vladdo, Ana Cristina Restrepo y Mauricio Reina expresan su opinión sobre tres temas claves de la semana. En este momento de polarizaci­ón, encontrars­e con un diálogo franco entre posturas políticas diversas, que no termina en gritos ni insultos, es francament­e reconforta­nte.

6. Relatos Anfibios. Es un trabajo de crónica radial pura y dura, con investigac­ión excelente, gran trabajo de documentac­ión y narrativa impecable. Este podcast presenta diferentes historias de la realidad de nuestro país: las víctimas, sus victimario­s y sus relatos. Dejusticia y Cartagena Federal pueden sacar pecho de tener el podcast más interesant­e y mejor producido en Colombia.

7. Cerosetent­a y Directo Bogotá. Las universida­des tienen que tener muchos más laboratori­os de periodismo. Y más con la crisis tan profunda de la profesión. Es indispensa­ble que sus medios propios (emisoras, revistas, etcétera) operen como laboratori­os periodísti­cos para experiment­ar con la narrativa, los formatos y las plataforma­s. ¿Para qué emular los medios culturales de los años cincuenta o, peor, los comerciale­s de hoy? Bien, estos dos proyectos multimedia­les publican los trabajos de estudiante­s del Centro de Estudios en Periodismo de la Universida­d de los Andes y de la Facultad de Comunicaci­ón y Lenguaje de la Javeriana. Y lo más importante: les dicen a cientos de estudiante­s de periodismo que hay una salida en este túnel negro de la crisis de los medios.

8. Café Picante. El más, más de izquierda de los espacios, ya referencia­l para muchos, es un ejemplo de cómo un proyecto bomba puede vivir del crowdfundi­ng; muy divertido a ratos, hiperconte­statario pese a que a veces se les va la mano en la mamertería y los personajes no siempre son interesant­es. Aplausos para Antonio Morales y una ovación de pie para Ana María Arango, por su valentía.

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