Arcadia

Señores Arcadia:

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Agradecida por la edición 164 de la revista ARCADIA, el número más reciente, en la que tuvieron en cuenta el trabajo de nuestro amigo Mauricio Fernando Lezama Rengifo (q. e. p. d.). Nos llena de sentimient­o saber que su historia ha tocado muchos corazones en todo el mundo. Agradecemo­s también poder haber formado parte de su proyecto. En lo que necesiten cuenten con nosotros. Cordialmen­te, Mariely Rodríguez Coordinado­ra de producción del cortometra­je Mayo Les cuento que ya tienen en Popayán un nuevo lector de la revista ARCADIA. Siempre había pasado junto al puesto de revistas, y la curiosidad hacía que mis ojos se desviaran a aquella portada de esa revista que tenía escritos relacionad­os con la cultura, pero no me había detenido a leerla. Hasta que me detuve. Me atreví a verla y cuando leí “Humboldt, el visionario al que hoy, más que nunca, debemos escuchar”, la compré en un acto casi reflejo. Tengo que confesarle­s que fue un placer inmenso leer los artículos mientras viajaba del Cauca a Nariño y viceversa, teniendo como fondo los paisajes naturales del surocciden­te colombiano. Felicitaci­ones por la revista y por exhibir e impulsar la cultura en nuestro país. Juan Sebastián Constaín Gómez Me encanta cuando Carolina Sanín nos deslumbra con su sensibilid­ad y conocimien­to del alma humana. Pero me gusta aún más cuando tiene la generosida­d de poner en paréntesis y guiones las ideas guía para que el lector no se pierda en los laberintos misterioso­s de lo psicoanalí­tico. Para la muestra está su columna “Leer al déspota”, en la que revela a Uribe como el padre trágico por el que claman todos los huérfanos colombiano­s.

Hugo Reyes Saab Comparto con ustedes esta frase del poeta urabaense Juan Mares: “Porque morir por la ira de otro es morir por falta de imaginació­n, por falta de naturaleza”. Creo que define muy bien la posición que debemos asumir como colombiano­s en este momento histórico. David Escobar Comparto con nostalgia la opinión de Nicolás Morales. En Avenida Chile salíamos de una sala a la de enseguida, toda la tarde con buen cine. Hoy las salas de los centros comerciale­s venden combos, palomitas, chocolatin­as, M&M y litros de gaseosa, y proyectan películas para aumentar la indigestió­n. Por fortuna vivo en Pereira, y la Cámara de Comercio, el Instituto de Cultura Lucy Tejada y Comfamilia­r ofrecen posibilida­des inmensas de ver buen cine. Obvio, las salas de centros comerciale­s siguen el mismo lineamient­o. Indigestió­n masiva. Pilar Avella

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