EMILIO PIAZZINI
ANTROPÓLOGO, PHD EN HISTORIA Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
El Museo del Oro es un referente para la historia, la memoria y el futuro del país por lo menos desde tres perspectivas. Primero, sus colecciones son testimonios excepcionales de sociedades que nos han antecedido, y como tal, forman parte del repertorio cultural que sirve a las investigaciones académicas y a la conformación de sentidos del devenir de diversos sectores sociales. Segundo, cada una de sus piezas posee una biografía. Desde su producción, a manos de antiguos artesanos, hasta su exposición o resguardo en el museo, pertenecen a muy diversas prácticas: coleccionismo, guaquería, obsequios, donaciones, investigaciones arqueológicas y restitución de bienes culturales. Comprender históricamente esas prácticas es clave para plantear políticas públicas sobre patrimonio cultural. Finalmente, el museo, con su centralidad, sus esfuerzos de regionalización y su proyección nacional e internacional, es un referente muy importante para debatir sobre la relación entre los lugares de origen de las piezas arqueológicas y sus lugares de exhibición, tema relevante para una geopolítica del patrimonio”.