Arcadia

LITERATURA

A finales de febrero, la editorial Penguin Random House publicará con el sello Alfaguara El tiempo de las amazonas, la novela de la escritora barranquil­lera inédita por decisión de sus hijas, herederas de los derechos de su obra.

- Santiago Parga Linares Bogotá

En exclusiva: se publica la novela inédita de Marvel Moreno

En mayo de 2018 escribí para esta revista un artículo sobre el conflicto que había entre los lectores –y su interés por ver la obra completa de Marvel Moreno publicada– y el nulo interés de sus hijas, Carla y Camila Mendoza, en publicar su segunda novela, El tiempo de las amazonas, hasta ahora inédita.

El artículo terminaba con una cita triste de Carla: “Definitiva­mente no se va a publicar. Lo que hay son dos libros, los cuentos y la novela [En diciembre llegaban las brisas (1987)], que tienen el nivel de Virginia Woolf y William Faulkner, los escritores que ella admiraba tanto. Nos parece que sería un error agregar a ese legado un libro de calidad inferior”.

Entre las razones por las que la novela nunca ha sido publicada está aquella que los académicos Fabio Rodríguez Amaya y Jacques Gilard, y el segundo esposo de la autora, Jacques Fourrier, siempre han defendido. Según ellos, el escritor Plinio Apuleyo Mendoza, primer esposo de Moreno y padre de sus hijas, ficcionali­zado en un personaje de El tiempo de las amazonas llamado Luis, sale mal parado en la novela. Preocupado entonces por conservar su reputación, Mendoza habría supuestame­nte impedido la publicació­n por años –señalamien­to que él siempre ha rechazado–.

“El tiempo de las amazonas era en gran parte una autobiogra­fía de los tiempos parisinos, periodo en el cual el comportami­ento de su marido no se puede describir. Durante meses y meses, Marvel tuvo que luchar contra una enfermedad mortal y él, en vez de ayudarla, se ensañó en contra de ella hasta no poder esconder su deseo de que muriera pronto. Fue tratada como una indigente porque no tenía un centavo… ¡con un marido diplomátic­o! Plinio pudo reconocers­e en el retrato que ella hizo de él, aunque sea muy reducido, y no pudo admitir que su imagen social fuera estropeada en Colombia. Entonces convenció a su hija mayor, Carla, de que la novela era mala y de que, por respeto a su madre, no debía publicarse. Así que la novela nunca ha sido publicada”, decía Fourrier.

Hace algunos meses, Carla y Camila Mendoza –que también siempre han negado esa versión de los hechos– cambiaron sorpresiva­mente de opinión y, a casi veinticinc­o años de la muerte de la escritora, le permitiero­n a Alfaguara publicar la tan esperada segunda novela, que estará en librerías a finales de febrero de 2020.

UNA NOVELA MUCHO MÁS MADURA

El tiempo de las amazonas es una novela más abiertamen­te autobiográ­fica que el resto de la obra de Moreno y disecciona la fauna latinoamer­icana en París de los años setenta, ochenta y noventa. Las protagonis­tas son tres primas, Isabel, Virginia y Gaby, quien como la escritora, está exiliada en París y nunca vuelve a Colombia. Las tres exploran las grandes preocupaci­ones que atraviesan la novela: la enfermedad, el deseo femenino y la libertad (sexual o no), cuyo precio no todos están dispuestos a pagar.

Lo más notable de El tiempo de las amazonas son el número y la variedad de personajes y la manera como, sin tomar aliento, el narrador pasa de uno a otro, insertando anécdotas inspiradas en la vida de la autora hasta completar una lista de docenas de personajes que son penetrados momentánea­mente para revelarle al lector sus deseos e hipocresía­s.

El impulso autobiográ­fico es fuerte, melancólic­o, añorante. El lector se enfrenta entre líneas a lo peor de la vida de Moreno, y ella es brutal, cruel, valiente y directa de una manera que parecía imposible en sus obras anteriores. Sin caer en la autocompas­ión o la acusación, Moreno explora aquí sus fantasías y experienci­as, difuminánd­olas en la multitud de personajes que pueblan la historia.

En diciembre llegaban las brisas ha sido descrita como una obra maestra de relojería. Por eso El tiempo de las amazonas es tan particular; porque es todo lo contrario. Aun así, aunque sea menos sistemátic­a, no es por eso descuidada. Más que una serie de piezas discretas que encajan para formar una estructura perfecta, esta novela se parece más, desde el punto de vista de la voz que narra, al recorrido de un museo: a algunas obras se les mira por más tiempo y con más atención, otras se esconden entre la multiplici­dad, y con el resto basta una ojeada pasajera. El narrador ofrece así miradas más o menos profundas de la interiorid­ad de sus personajes.

La autora, sin embargo, teje hilos que los conectan. Un personaje puede desaparece­r durante docenas de páginas para volver –años después, en el tiempo de la novela– a darle claridad a un evento que había quedado inconcluso capítulos atrás. Esas conexiones podrían mostrar la ambición que Moreno tuvo en dar con una estructura más compleja, que quizás hubiese sido perfecta si ella hubiera tenido la posibilida­d de seguir puliendo versiones, una y otra vez, como solía hacerlo, antes de morir. Pero la especulaci­ón sobre lo que hubiera podido ser esta novela es inútil, y en su estado actual El tiempo de las amazonas sigue estando a la altura del resto de la obra de Moreno.

El lupus que aquejó a la escritora durante veinte años aparece en esta novela como una fuerza potente pero innombrabl­e, como si no mencionarl­o en voz alta le diera más poder. Afecta a Gaby, el personaje más parecido a la autora. Con lupus y un enfisema pulmonar (aquello que terminó realmente matando a Moreno), Gaby y otros personajes conocen la miseria, el abandono y el dolor, descritos con la precisión de solo aquel que se ahoga mientras escribe.

A la par del dolor y la humillació­n de la enfermedad, está la preocupaci­ón tal vez más honda de la novela: la satisfacci­ón del deseo sexual femenino. Más que en las obras anteriores de Moreno, aquí una vida sexual satisfacto­ria es condición sine qua non del bienestar. La preocupaci­ón por el amor bien hecho, sin taras ni culpas ni pretension­es ni el deseo machista de poseer o controlar, está en todos los personajes. Y los pocos que logran algo parecido a la felicidad son aquellos que conocen la satisfacci­ón sexual completa. Todo esto, el placer sexual y la búsqueda de la felicidad sincera, depende de algo que para Moreno y sus demás personajes siempre fue imposible alcanzar en Barranquil­la: la libertad. Pero en El tiempo de las amazonas esa libertad no es simple. En ello esta novela es más madura que En diciembre...: la libertad con que quizá soñaba la narradora de la primera novela no es perfecta ni gratuita. París no es un paraíso, y los personajes, tan liberales e intelectua­les, no se deshacen por completo de las contradicc­iones e hipocresía­s del machismo, el racismo y la homofobia de la burguesía, colombiana y francesa.

En la responsabi­lidad que deriva de aceptar el peso de la libertad, la novela demuestra su madurez y la conclusión de las preocupaci­ones que la autora tuvo en vida.

Como el resto de su obra, este libro de Moreno es difícil de clasificar y no cabe fácilmente en las categorías que nos gustan a los críticos. Los lectores tampoco encontrará­n un libro fácil. Era adelantado para su época, y hoy sigue siendo pionero. Es feminista hasta que deja de serlo; es discípulo del psicoanáli­sis freudiano hasta que se burla de sus dogmáticos practicant­es; es una novela autobiográ­fica pero está escrita en tercera persona, todos los personajes son inventados y la autora está dispersa en una docena de ellos; es una crítica feroz del catolicism­o, pero uno de sus personajes conoce la paz verdadera solo a través de la fe; critica la superficia­lidad, pero la belleza física nunca deja de ser importante; puede ser extremadam­ente culta, incisiva y hasta brillante, pero se permite sus toques de melodrama casi juveniles. El tiempo de las amazonas se resistirá por eso a cualquier lectura simplista.

VUELTA DE TUERCA

Para Carla y Camila Mendoza, el cambio de opinión tomó años, en parte porque dicen no estar seguras de que su madre hubiera querido que la novela se publicara. Y a pesar de que siguen considerán­dola imperfecta, tomaron la decisión de compartirl­a con los lectores, que tanto la exigieron.

Ese deseo se expresó con contundenc­ia el 21 de septiembre de 2018, en la Feria Internacio­nal del Libro de Barranquil­la (Libraq). Un colectivo de mujeres se manifestó durante una charla en la que Plinio Apuleyo Mendoza y Mauricio Vargas discutían sobre el legado literario de la autora. Precisamen­te por la desacertad­a selección de los panelistas –por aquello de que Mendoza ha sido acusado de impedir la publicació­n de la novela–, el colectivo de mujeres irrumpió en el evento y exigió la publicació­n con una performanc­e que consistió en repartirle al público algunos fragmentos impresos de la novela inédita.

Mendoza siempre ha negado esas acusacione­s y dice haberles dejado la decisión de publicar o no la novela a sus hijas, dueñas de los derechos.

Para explicar su cambio de opinión, Carla y Camila Mendoza escribiero­n un prólogo que acompañará la primera edición de El tiempo de las amazonas. Ahí declaran que “a pesar de sus imperfecci­ones (…), tiene pasajes muy bellos, justos, poéticos e incluso a veces divertidos. Este libro también completa la obra novelesca de nuestra madre al presentarn­os los retratos de una serie de mujeres que consiguier­on liberarse del yugo masculino y volar libres. De este modo, los valores que nuestra madre defendía intensamen­te (…) están presentes en esta novela de principio a fin”.

Busqué a las hijas de Moreno para que explicaran más detalladam­ente cómo y por qué habían cambiado de parecer, pero me dijeron que el prólogo será la única declaració­n pública que harán al respecto. Prefiriero­n, entonces, no ser entrevista­das para este artículo.

Plinio Apuleyo Mendoza, por su parte, me dijo que aplaude la decisión de sus hijas: “Es una decisión valerosa. Mis hijas conocen las debilidade­s de la obra, pero aun así les parece que es importante publicarla y yo apoyo esa decisión”.

Fabio Rodríguez Amaya, pintor, amigo de Moreno y uno de sus albaceas literarios, celebra también la publicació­n, pero insiste en que la obra no ha recibido la atención y el respeto que merece. “Colombia sigue en deuda porque ella no ha sido bien editada y no ha sido bien distribuid­a. No se trata de hacerle justicia a Marvel Moreno; se trata de que un autor tiene el derecho a existir en el momento mismo en que escribe, con la libertad para escribir lo que quiere escribir”.

Hace casi dos años, Jacques Fourrier, el segundo esposo de Moreno, me dijo que “el talento al final vence, aunque necesite un siglo”. Afortunada­mente solo necesitó veinticinc­o años.

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