DE LA MUERTE, LA TERNURA
Que hoy podamos leer a Fernando Molano se lo debemos a la poderosa red de afectos que ha salvado su obra de la inexistencia y el extravío. La primera edición de este, su único poemario, se publicó en 1997 en la Universidad de Antioquia cuando estaba gravemente enfermo. Sus amigos, entre otras, le regalaron el computador con que pudo escribirlo, y la gestión de autores como Héctor Abad permitió que lo viera impreso antes de morir. Luego fueron sus lectores quienes, a través de ediciones piratas, blogs y fotocopias, le dieron otro soplo de vida.y es desde allí que habla su voz poética: desde la muerte que tiene “manos arriba contra la pared”a un amante que aventura modos de enunciar su amor a un otro ausente. Así, el amante intenta invocar con su deseo al amado que deja apenas contornos de su vacío. Como sus poemas, la circulación Molano ha sido producto de actos de amor de cara a la fatalidad. estare edición, veintidós años después, se suma a la trama de lazos afectivos que le da el lugar que merece a un libro en que, frente a la pérdida, hace refulgir el cariño y la ternura.