Arcadia

Juan David Henao, el caminante

Interesado en la cerámica latinoamer­icana, su obra escultóric­a revisa las estéticas propias y las heredadas de otras culturas.

- Por Daniel Grajales

Para conocer a Juan David Henao (Medellín, 1987) hay que viajar por sus recuerdos hasta el barrio Robledo de Medellín, donde todavía vive. Hay que visitar las casas de tapia pisada de más de cien años, en el sector El Jordán.

Es decididame­nte escultor e instalador. Sus esculturas, inicialmen­te ensamblaje­s en madera, dan vital importanci­a a cada grieta del barro, así como a los colores de los esmaltes que se usan para pintarlos y las formas que sobre ellos tatúan. Para reflexiona­r sobre la importanci­a de la siembra en los territorio­s colombiano­s, Henao instala un cultivo en el que presenta una serie de plantas de maíz hechas en cerámica, a escala real, dejando ver las texturas del material y sus bondades, más allá de su uso utilitario (Siembra, 2016). A su vez, mostrando la importanci­a de la influencia europea en la artesanía nacional, evidente en la técnica del bajo esmalte que caracteriz­a a las vajillas de El Carmen del Viboral, da forma a un río (Afluente, 2018), una especie de serpiente que consta de cerámicas pintadas, de tipos y dimensione­s variables, desde pocillos hasta jarrones, apiladas en una línea curva que abraza las columnas del espacio donde la ubica.

“Aunque la escultura en su principio más puro es forma, volumen y espacio, hay una actualizac­ión de ese término en mi trabajo, que es el material con todo su poder de significac­ión. La escultura para mí no existe sin estar instalada en el espacio, tiene todo que ver con el lugar y sus contextos. Me interesa que parte del espacio que habita el espectador es también el espacio de la escultura”, comenta. Comenzó con la obra ¿Y cuándo vamos a ser latinos? (2009), ganando el primer premio del Salón Departamen­tal en 2010. Su primera serie de trabajos fue Barrueco (2011). Después amplió esa obra y con ella ganó en 2016 el premio Nuevos Talentos en el Arte, de la Cámara de Comercio de Medellín.

Es un caminante, va por los territorio­s buscando respuestas sobre las estéticas propias y las heredadas de quienes han llegado a Latinoamér­ica. Así lo ha hecho desde que era estudiante de Artes Plásticas en Bellas Artes, donde culminó estudios en 2012.

Fue precisamen­te caminando, en su primera visita a El Carmen del Viboral, en 2010, cuando se hizo aprendiz del oficio cerámico al conocer el trabajo del artesano Fabio Arcila y del colectivo Cerámicas Kandil. Eso, y su acercamien­to al maestro ceramista José Ignacio Vélez, le enseñaría el quehacer para darle voz a la materia, a la tradición, escuchando con respeto las experienci­as de los artesanos.

“Me acerqué a la cerámica desde el objeto, interrogan­do el objeto y no produciénd­olo, haciendo asociacion­es desde los contenidos simbólicos y los estados de los objetos. Los objetos siempre van a ser contenedor­es de historias”, dice Henao sobre sus viajes creativos, de inmersión, recorriend­o la geografía nacional.

Hablando de esas caminatas, menciona el proyecto Al borde, en el que participó yéndose a dibujar paisajes idílicos como el del río Amazonas, donde estuvo en 2017 con los artistas Abel Rodríguez y Elizabeth Builes.

Más tarde, junto con el maestro Vélez, se unió a la artesana Carmen Prada, en La Chamba, Tolima, una comunidad de ceramistas a orillas del río Magdalena, para compartir sus experienci­as y crear. Lo mismo hizo con otros artesanos en el corregimie­nto Juana Sánchez, a una hora de El Banco, Magdalena.

Relata que Fredy Alzate, su profesor en Bellas Artes, lo contrató como ayudante en su taller. Otras influencia­s académicas las recibió de Libia Posada y Carlos Uribe. Entre sus referentes menciona a Ai Weiwei y a Miguel Ángel Rojas.

Participó en Umbral (2015, Universida­d Eafit),

Polis (2019, Museo de Antioquia) y el Salón Regional Zona Centro-occidente con La condición de estar aquí (2016, Pereira). En 2015, en solitario, estuvo en Perú:

A las piedras vamos (Museo de Arte Contemporá­neo de Lima). Fue incluido en Programa C, del mamm, donde presentó Siembra (2016) y en 2018 participó en Nuevos nombres, del Banco de la República.

Quiere adentrarse aún más en el país; visitar a los sabedores profundiza­ndo en sus quehaceres; hacer más inmersión en la producción de la cerámica, que seguirá siendo su pregunta de investigac­ión. Guiado por su sensibilid­ad, seguirá caminando, ahondando en las prácticas ancestrale­s que fortalecen la identidad de América Latina: “Sigo siendo un aprendiz, quiero dejar a un lado el afán del medio artístico; no tengo prisa, voy a seguir caminando”.

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