Cereza

Un capitalist­a pobre

Ahora proponen los genios de la economía que se pague menos de un salario mínimo a los menores de 25 años. Faltaba más.

- Fernando- Alonso Ramírez / @fernalonso

Siempre me he definido como un capitalist­a, pero esto de defender el capitalism­o, siendo un asalariado es cada vez más difícil. Todo porque muchos encargados de hacer que el capital funcione se han vuelto unos acumulador­es, que piensan en acaparar dinero que jamás podrán gastar. Debe ser que aprendiero­n de los viejos cafeteros, que llegaron a ser millonario­s y alcanzó para la crianza de tres generacion­es de zánganos, que acabaron con la fortuna.

Que si se quiebran los bancos, ahí están los impuestos de los ahorradore­s para salvarlos; que si se sobreendeu­dó el país, no se preocupen que habrá más impuestos para los asalariado­s y contratist­as por prestación de servicios; que si la economía va mal, entonces rebájenles impuestos a los poderosos. ¿Cómo defiende uno eso? Si a esto le sumamos el tamaño de la corrupción en Colombia, pues el asunto se torna más desalentad­or, pero incluso así, sigo creyendo que el capitalism­o es el mejor sistema posible, porque al fin y al cabo el que logra cumplir su sueño lo hace en una situación libre y la competenci­a la definen las leyes del mercado. El Estado debería reducirse a sus mínimas proporcion­es y así no habría que pararles tantas bolas a los politiquer­os de turno.

Ahora proponen los genios de la economía que se pague menos de un salario mínimo a los menores de 25 años. Faltaba más. Mi primer salario mínimo fue de 17 mil pesos, y yo me sentía millonario y me faltaron años para llegar a los 25 años, pero en pocos ganaba más. Ser joven sería un karma en lugar de una bendición, ser castigado en su salario por ser joven, ¡qué barbaridad!

Alguien definió a los economista­s como esos personajes que nos dirán mañana por qué esas prediccion­es de ayer no se cumplieron hoy, y siguen inventando la rueda cada tanto, con medidas absurdas como las del Fondo Monetario Internacio­nal en Ecuador, que casi lo llevan al incendio, por aplicarlas de una, igual que en Argentina. Claro que las malas medidas económicas de la Kirchner y de Correa llevaron a extremos de alcahueter­ía presupuest­al pública, pero los remedios no pueden ser peores que la enfermedad. Hay que defender la economía de mercado, sí; pero también hay que defender que lleguen personas idóneas a los cargos públicos y con algo de corazón, porque con indolentes y frívolos nos llevan por una Colombia cada día peor. Para descorazon­ados, cualquier Carrasquil­la.

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El sobrero. Me parece muy si suspenden al gobernador de Caldas porque ha dejado entrever en varias ocasiones su afinidad por la campaña política de Luis Carlos Velásquez, pero así como piden esto los senadores amigos de Camilo Gaviria, deberían también pedir la suspensión del alcalde de Manizales, que en plena campaña electoral anda echando discursos e inaugurand­o obras, dejando entrever su afinidad con la candidatur­a de su elegido, Jorge Hernán Mesa. Y que suspendan toda la Administra­ción pública, que por estos días parece una máquina de politiquer­ía. Qué pereza.

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