Sol, arena, arte y rumba
La 64.ª Feria de Manizales brilló bajo el abrasador sol de enero. En general el balance fue positivo. Las festividades dejaron utilidades al Instituto de Cultura y Turismo, encargado de organizar la Feria, y los asistentes disfrutaron de una amplia y variada programación.
Según las cifras oficiales, los espectadores colmaron todos los aforos. Los escenarios artísticos, culturales y deportivos cumplieron con las expectativas de los asistentes, que demostraron que sí se pueden gozar las fiestas en orden y con respeto.
La cabalgata, que tiene dividido al público, siempre beneficia a las instituciones que reciben los aportes de los caballistas. Esta edición contó con la participación de 2.130 binomios que transitaron la ciudad desde El Arenillo hasta San Rafael.
El tributo a la herencia ancestral, que se hizo durante la 47.ª Feria Artesanal, es un reconocimiento al trabajo de cientos de hacedores de oficios tradicionales hechos a mano. Este es uno de los destinos preferidos de manizaleños y visitantes, así lo confirman los casi 54.000 asistentes que reconocen el trabajo de los 400 expositores. La calidad de la muestra es el resultado del trabajo de curaduría y acompañamiento de la Corporación para el Desarrollo de Caldas a los artesanos.
Es costumbre acompañar a las candidatas del Reinado Internacional del Café en sus diferentes presentaciones. La asistencia masiva a los desfiles y gala de coronación muestran el respeto y apoyo de la ciudadanía por las participantes.
Y ni qué decir de la 65.ª Temporada Taurina que llenó la Plaza cada día con aficionados que llegaron de diferentes regiones del país. Es bueno ver que hay espacio para todos, cada quién escoge a dónde ir.
Y de esta fiesta lo mejor son los reencuentros con amigos y familiares. En esta edición presentamos algunos de los eventos privados que se celebraron durante la Feria “Más grande de América”, donde la alegría fue protagonista.
La Feria es el momento de los encuentros. En ella hay oferta para todos. Solo hay que disfrutar.