¿QUÉ SE BEBE?
Castilla y León es cuna de grandes vinos. Especialmente los tintos de denominación de origen Ribera del Duero. Elaborados a base de la cepa tinta del país o tempranillo, con la posibilidad de mezclar hasta un 25 por ciento de cabernet sauvignon, merlot o malbec y hasta un 5 por ciento de garnacha tinta o albillo (una cepa blanca), los vinos de la Ribera del Duero son profundos y concentrados, características organolépticas que abrieron paso al nacimiento de etiquetas míticas como Vega Sicilia, Dominio de Pingus y Alion. Si bien sus vinos de guarda, de reserva y gran reserva, son inconfundibles por su robustez, existen las versiones roble y crianza, mucho más dóciles y concebidas para ser bebidas durante su juventud.