EL HOMBRE
EN LA CABINA
Quincy Jones tiene una historia para todo, sobre todos. Solo este año, con un par de entrevistas que dio en GQ y NEWYORKMAGAZINE, fue más diciente que la biografía de muchos músicos: reveló historias sexuales de Marlon Brando, habló de su relación con Tupac, contó sobre aquella vez en la que Frank Sinatra le hizo unos huevos. Su vida y la de muchas celebridades corren en paralelo. Comentarios como “Elon Musk sigue intentando hacer que vaya al festival Burning man”, “Paul [MCCARTHY] es el peor bajista que he conocido” y “solía salir con Ivanka [Trump]” fluyen naturalmente en sus conversaciones; son el resultado de sus casi 85 años de vida, desde los guetos de Chicago y sus bandas de jazz, hasta sus tardes en la mansión de Michael Jackson.
Es raro que un productor sea tan famoso como los músicos a los que convierte en estrellas, pero Quincy Jones es el productor definitivo. Basta con ver los créditos que pesan a sus espaldas, desde la joya de la corona de Michael Jackson, Thriller (el álbum más vendido de todos los tiempos), hasta los éxitos. Uno no gana 28 Grammys por nada. “Puedo hacer que una banda toque como un músico canta”, dijo en su entrevista para NEWYORKMAGAZINE. “En eso consiste producir, y es un gran don. No lo cambiaría por nada”.
Ya pasó hace años el umbral de la tercera edad, pero Jones no se detiene: produce, escribe música a medianoche, está ahogándose en proyectos de cine y TV. De seguro aún falta mucho para escuchar su último hit.