EL CANCILLER
DE LA SUCURSAL DEL CIELO
Aunque nació en Quibdó, Jairo Varela no solo hizo de Cali y de la salsa algo suyo, sino de todo el mundo. Desde Bogotá hasta Leticia, de Nueva York a París saben que “si por la quinta vas pasando, es mi Cali bella que vas atravesando”, saben sobre los mares de Buenaventura, que del puente para allá está Juanchito y que Cali es, del cielo, la sucursal. “Ya vamos llegando, me estoy acercando, no puedo evitar que los ojos se me agüen”, cantaron los militares liberados tras más de trece años de cautiverio en medio de la selva, los acordes y la letra de Varela en la canción Mi pueblonatal.
Su pluma (y de vez en cuando la voz) fue la única constante por más de treinta años en el famoso Grupo Niche, que ya iba por la “segunda generación” para el momento en el que falleció. Y es que si bien siempre ha sido un grupo lleno de músicos talentosos, el verdadero genio estaba detrás del escenario: Varela, ese joven chocoano que creció escuchando los cantos gregorianos en la iglesia al lado de su casa y las fiestas con baile y chirimía que se armaban cerca del río Atrato; el joven que empezó su carrera musical en Bogotá, pero se vino a Cali porque “no había para comprar las cobijas”, como le dijo a ELPAÍS. En la capital del Valle convirtió su obra en un sonido diferente, en material de exportación: Colombia y el mundo no se cansaban de recibir a los niches en cualquier venue con espacio suficiente para bailar. Fueron de los primeros músicos colombianos en presentarse en el Madison Square Garden. “Estuvimos también en la despedida de Héctor Lavoe, y en muchos escenarios grandes y diversas ciudades de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Recuerdo que hasta estuvimos como figuras invitadas en un evento en Disneylandia, en París”, dijo Varela en una entrevista con la revista BOCAS.
Jairo Varela murió en 2012, pero en Cali suena como si estuviera en cada esquina, su plazoleta se extiende junto a la alcaldía y un museo dedicado a la salsa lleva su nombre. Pasará un tiempo antes de que la gente deje de bailar a su son.