LA FRIALDAD DEL ESTRATEGA
JO SÉPÉKER MAN ES UN HOMBRE DE POCAS PALABRAS, PERO SU DESEMPEÑO AL MANDO DE LA SELECCIÓN COLOMBIA HABLA POR SÍ SOLO.
En Ibicuy, donde creció, lo llamaban Pimienta. Era el hijo del dueño del bar donde los trabajadores ferroviarios se encontraban para ver fútbol en el primer televisor que había llegado al pueblo. Cuando volvió a vivir en Buenos Aires tras una lesión de rodilla que acabó con su carrera como futbolista, sobrevivió manejando un taxi y al mismo tiempo cursó los estudios para ser técnico de fútbol. El día en que Colombia clasificó al mundial en 2014, bailó de la emoción en los camerinos de la selección. Se dicen muchas cosas de José Pékerman, pero él no dice nada: el técnico de la selección Colombia es famoso por sus triunfos y también por sus silencios, su negativa absoluta a dar entrevistas y su obsesión por mantener privada su vida personal.
Pero el que come callado come dos veces: por segunda vez consecutiva, el profe Pékerman logró llevar a la tricolor al mundial. Este año se convirtió en el técnico con más tiempo al mando de la selección: incluso más que Francisco Maturana. Y no solo se diferencia de los otros técnicos por su permanencia, sino también por su estilo: no grita, apenas se inmuta y cuando tiene que hablar con un futbolista prefiere hacerlo en privado en vez de gritarle desde el otro lado de la cancha. “Afuera no grito”, dijo una vez en una rara entrevista que le concedió a ElGráfico, en el 2000, cuando era entrenador de las selecciones juveniles de Argentina. “Ojo, me enojo como todos… Pero se me pasa rápido. Es muy difícil que diga malas palabras”.
Sus estrategias evocan más los cálculos de un ajedrecista que la rapidez de un futbolista. Gracias a ellas, en Brasil 2014 Colombia llegó más lejos que nunca y los jugadores de la selección se volvieron un activo cotizado por los clubes de todo el mundo. Ahora el país está a la espera de un espectáculo legendario en Rusia, la tierra de los ajedrecistas. Por supuesto, el profe no ha hecho ninguna promesa.