Don Juan

CAROLINA PONCE DE LEÓN

FUE LA PRIMERA MUJER CURA DORA DEL PAÍS Y ESTE AÑO REGRESA AARTBO PARA PRODUCIR ARTE CÁMARA, LA SECCIÓN QUE PRO MUEVE EL ARTE JOVEN INDEPENDIE­NTE.

- POR MARÍA CAPOTE

Carolina Ponce de León supo desde que tenía uso de razón que lo suyo era el arte. Sus sitios favoritos eran los museos de Nueva

York, el lugar donde creció, que visitaba con su mamá. A los seis años ya estaba fascinada con Jackson Pollock y Henri Matisse. Estudió arte en Colombia y en Francia y aunque toda la vida ha dibujado, prefirió dedicarse a otros aspectos del arte. Cuando volvió a Colombia en los años ochenta llegó a la gerencia cultural del Banco de la República para ser la primera mujer curadora del país. Este año hizo la curaduría de Artecámara en ARTBO, uno de los epicentros artísticos más importante­s del país.

La gente cree que ser curador y artista son oficios similares, ¿cuál es la diferencia? Un curador no es un artista, es alguien que investiga y que hace un planteamie­nto conceptual para crear un universo de sentido en torno a obras de arte. Digamos que un artista es un creador y un curador, un facilitado­r. Sin embargo, un curador debe tener habilidade­s parecidas a las de un artista: un sentido del espacio, de las relaciones formales, del lenguaje artístico… Los curadores somos creativos sin ser artistas.

Siempre ha dicho que los movimiento­s históricos, sociales y culturales la han influencia­do como curadora, ¿cuál es el que más la marcó?

Quizás la transición que hubo a finales de los años ochenta y comienzo de los noventa. Fue el momento en el que el conflicto armado en Colombia escaló y llegó a los centros urbanos. Aquí el arte pasó a otro nivel. El cambio del clima político y social del momento hizo que muchos artistas empezaran a comentar la realidad colombiana desde el mismo arte. Desde ahí creo que me he enfocado mucho en mirar a los artistas que reflexiona­n sobre la realidad y que proponen visiones reveladora­s y críticas. ¿Cuáles son los artistas colombiano­s que hay que tener en la mira?

Son muchos y no quisiera hacer una lista porque no creo en esas jerarquías. Considero a Beatriz González como la artista más importante de Colombia, pero me interesan muchos otros artistas y no necesariam­ente porque me parezcan más destacados que otros. Por ejemplo: José Alejandro Restrepo, a quien he seguido toda la vida porque me interesa lo que piensa y lo que hace. Artistas como el colectivo La Decanatura, Wilson Díaz, Gabriela Pinilla, Edison Quiñónez, Edwin Sánchez y Nadia Granados… Ellos se arriesgan a ir a lugares donde nadie se atreve a ir, tanto por sus lenguajes artísticos como por sus temas; además, son críticos y utilizan el humor. Hay otros como Elkin Calderón, Rosario López, Ana María Rueda, María Isabel Rueda o María José Arjona que trabajan desde conceptos más abstractos y sus obras me sumergen en otro tipo de sensibilid­ades y poéticas. Pero, como dije, son intereses personales.

¿Qué necesita Colombia para consumir más arte?

Nos hace falta comprender que la cultura –la literatura, el teatro, la música y el arte– revela quiénes somos y nos ayuda a entenderno­s mejor como sociedad. Es importante para comprender nuestra contempora­neidad. Hay que acabar los estereotip­os negativos frente al arte: pensar que es elitista, para personas especializ­adas, que es esnob, o inclusive decir que los artistas son genios y locos porque eso perpetúa más prejuicios. También hay muy poca prensa especializ­ada, si hubiera más serviría para democratiz­ar el aprecio por el arte. ¿Qué le cambiaría al arte en Colombia? Como fantasía ideal, multiplica­ría los portafolio­s de becas de las institucio­nes públicas para ampliar las oportunida­des de creación e investigac­ión y de sostenimie­nto para los espacios independie­ntes. También promovería una mayor equidad en la participac­ión de mujeres. Y claro, un público de mente abierta y sensible.

Después de cuatro años volvió a la curaduría de ARTBO, ¿cómo es esto?

Este año estoy en la curaduría de Artecámara, la sección para artistas menores de cuarenta años sin representa­ción de galería. Es una convocator­ia pública. Este año recibieron 1500 aplicacion­es y escogí 44 artistas. En esa selección me demoré de tres semanas a un mes. Hay un 70 % de mujeres y 30 % de hombres. Esta exposición se llama “Todo lo tengo, todo me falta”, un título que viene de una obra de María Isabel Rueda para sugerir las dualidades y contradicc­iones caracterís­ticas de las generacion­es de artistas más recientes.

Después de ARTBO, ¿qué sigue?

Una exposición de fotografía en el Museo de Arte Moderno de Medellín en diciembre. También estoy haciendo la curaduría para una bienal de fotografía en la Guyana Francesa y una exposición que tendrá lugar en Ámsterdam el año entrante. Además, estoy escribiend­o un texto para el catálogo de la retrospect­iva de Beatriz González en el Museo de Bellas Artes de Houston.

¿Para usted ha sido difícil ser una mujer curadora?

Fue difícil a comienzos de mi carrera. Ocupé un cargo curatorial con mucha visibilida­d en Colombia, cuando estaba al frente del programa de artes visuales del Banco de la República, en un medio dominado por curadores hombres. Fue un reto marcar mi territorio, mis posiciones y hacerme respetar.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia