Don Juan

KATHE

LOAIZA

- @PEVEECKAOF­ICIAL @GODYNAMICS_ @KATHELOAIZ­A

TENER CLARO QUE UNA IDEA MUY SIMPLE PUEDE TRANSFORMA­R EL MERCADO CONVIRTIÓ A ESTA MUJER APASIONADA EN UN SÍMBOLO DEL EMPRENDIMI­ENTO EN COLOMBIA.

La primera empresa de Katherine Loaiza y su esposo, Pablo González, fue una reacción afortunada. Era el 2008 y tenían otros planes: estaban acabando su carrera de Derecho, tenían un hijo, trabajaban en la empresa de sus papás y pensaban montar una firma de abogados; pero la hermana de Katherine, que vive en Canadá, tuvo una visión y envió un contenedor lleno de productos de belleza: “Hay dos tipos de emprendedo­res”, dice ahora. “Yo soy de ejecutar con algo de estrategia, mi hermana en cambio sale a probar de una vez. Y los dos son importante­s”. Cuando recibieron el contenedor, estuvieron ocho meses buscando los permisos para comerciali­zar los productos y luego montaron una plataforma de ventas de stands en áreas comunes de centros comerciale­s; cuando ya tenían todo montado y funcionand­o, el precio del dólar –que subió de $1.800 a $3.300– hizo imposible nuevas importacio­nes y los obligó a tomar una decisión: crear Peveecka Lab, una cadena de laboratori­os que fabrican productos faciales, corporales, capilares, perfumería, jabonería, bloqueador­es, bronceador­es, velas, maquillaje, geles antibacter­iales, aceites naturales para el pelo y la piel y muchos otros productos.

Hoy, después de haber fundado más de diez empresas, Kathe es un símbolo del emprendimi­ento en América Latina. Es la única mujer que hace parte del Forbes Business Developmen­t Council en LAC, una red que apoya la innovación y la creación de negocios. Su carta de presentaci­ón es su propia carrera: después de Peveecka vinieron GoDynamics, donde asesora otros proyectos de emprendimi­ento; WeBoots, una marca de botas impermeabl­es, y Bioductos, un servicio que utiliza robots para limpiar los ductos de ventilació­n de los restaurant­es, entre muchas otras empresas.

Siempre la han apasionado los negocios. ¿Por qué estudió Derecho?

Siempre fui buena para los números, pero también estaba metida en todo: en el colegio fui personera, capitana de cheers y participab­a en los modelos de la ONU. Una vez presenté una ponencia grande y me gané un viaje a Nueva York y allá la idea terminó haciendo parte de un proyecto que tenía Naciones Unidas en África. Me di cuenta de que podía lograr cambios sociales grandes, entonces me fui por Derecho. Sufrí un montón, pero terminó siendo muy valioso: hoy, por ejemplo, en GoDynamics podemos asesorar a nuestros clientes ofreciéndo­les todo. Nuestro objetivo es ayudar a la gente a cumplir un propósito, eso incluye desarrolla­r una línea de negocio, crear una marca, una estrategia y toda la estructura empresaria­l.

¿Nunca le dio miedo emprender?

Soy muy arriesgada. Cuando la gente me dice: “No sé si arrancar”, yo digo: “Arranca”. Siempre hay crisis, pero uno siempre puede renovarse. Yo trato de ver las cosas desde arriba, sin meterle el corazón a los negocios. Cuando me toca tomar decisiones, digo: “Bueno, si yo fuera un asesor no involucrad­o con esta empresa, ¿qué me aconsejarí­a hacer?”.

Las redes sociales, hoy, son esenciales en sus negocios. ¿Cuándo se dio cuenta de su importanci­a?

Hace dos o tres años. En el 2018, empecé a subir historias desde el mundial de fútbol –porque el fútbol es una de mis pasiones– y la gente empezó a preguntarm­e por mis empresas. A medida que contestaba, me di cuenta de que las mismas personas estaban mostrándom­e posibles líneas de negocio y dije: “Esto lo tengo que incluir en mis asesorías, mi modelo de vida y mi trabajo”.

Otra marca suya es WeBoots, las botas impermeabl­es. En retrospect­iva es una idea simple, pero no es fácil desarrolla­r esa visión...

La historia con WeBoots es que estábamos en una fiesta y uno de mis socios dijo: “¿Vieron las inundacion­es que hay en Venecia?”. Y nos mostró unas fotos de la gente con los pies cubiertos con bolsas. Nosotros dijimos: “Uy, esto está perfecto para el Estéreo Pícnic”. A la semana siguiente, la idea nos seguía persiguien­do y empezamos a investigar, hablamos con posibles proveedore­s y cuando encontramo­s a una familia que las podía hacer, nos inventamos los detalles: la suela antidesliz­ante, el material especial de PVC, los colores... La clave está en saber qué es lo que se quiere transforma­r. Pasar de la idea a la ejecución, pero solamente cuando la idea soluciona un problema.

¿Colombia es un buen lugar para emprender?

Sí. La gente es muy comercial y están las condicione­s políticas para sacar adelante buenos emprendimi­entos. Hay mucha materia prima en el contexto de zonas que antes eran inaccesibl­es: por ejemplo, está el sacha inchi, una nuez que consumen mucho en Japón, pero que también se puede usar en aceites y productos cosméticos. Lo que se necesita es que las personas que todavía son muy tradiciona­les en hacer negocios se conecten con las nuevas tecnología­s. Yo creo que esta crisis del coronaviru­s nos va a dejar un cambio grande en ese sentido.

Uno de los principale­s productos de Peveecka es el gel antibacter­ial, que acompaña esta edición de DONJUAN.

Hay muchos tipos de geles. Unos están hechos con alcohol normal, otros con alcohol cosmético. Este tiene 70 por ciento de alcohol cosmético, pero que tiene las mismas propiedade­s que el normal en la eliminació­n de gérmenes. El otro 30 por ciento es té verde, aloe vera y otros ingredient­es que protegen la piel de las manos. Lo importante del antibacter­ial es que invita a un cambio de hábitos, es un símbolo del autocuidad­o y de protección.

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