Educación (Colombia)

De Cero a Siempre.

Ante el cambio de gobierno, al sector le preocupa que la política bandera de Juan Manuel Santos en materia de educación no tenga la misma prioridad para el próximo mandatario.

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Una de las grandes victorias que obtuvo el país en este último gobierno fue convertir el programa De Cero a Siempre en política de Estado en 2016. La estrategia de atención integral para la primera infancia nació en 2010 bajo la directriz de la primera dama, María Clemencia Rodríguez, y a lo largo de los dos periodos del gobierno de Juan Manuel Santos se convirtió en una especie de escudo para la niñez.

De acuerdo con el último censo del Dane, la primera infancia, población conformada por los menores de cinco años,

alcanza una cifra de 5.132.760. Más de la mitad de estos niños pertenece a los estratos 1, 2 y 3, y solo un 24 % de ellos recibe atención integral. Sin importar la corriente política del futuro presidente, continuar atendiendo a esta población vulnerable, en particular a la que se encuentra en situación de extrema pobreza, debería ocupar un lugar central en su agenda.

El programa que entrega Santos continúa llevándose aplausos en países vecinos y arroja cifras que dan cuenta de avances significat­ivos. Sin embargo, al ser examinado de cerca con la perspectiv­a de miradas expertas, es posible ver los desafíos que el actual gobierno aún no ha resuelto y que deberán ser sorteados por el próximo.

LA FINANCIACI­ÓN

Para que esta bandera por la niñez no se hunda en medio de los cambios y la agitación política, se necesitan “padrinos” que aseguren su funcionami­ento y el incremento de su financiaci­ón. En su primer año, el gobierno de Santos destinó 1,1 billones de pesos para su ejecución y la cifra ascendió de manera sostenida hasta llegar a 4,2 billones de pesos en 2017. Sin embargo, en este último año de gobierno el presupuest­o fue de 3,9 billones. Aunque la ley estableció que la inversión para primera infancia no puede ser inferior a los 3,5 billones, la primera reducción presupuest­al desde el nacimiento del programa alerta sobre la posibilida­d de que en futuras administra­ciones se llegue a una cifra insuficien­te para responder a las necesidade­s de esta población.

Para Constanza Liliana Alarcón, directora ejecutiva de la Fundación Alpina, a pesar de que Colombia cuenta con una política avanzada en esta materia, el esquema de financiaci­ón no es sostenible tal y como está planteado, y desde ya resulta insuficien­te. “Hoy, a pesar de la inversión sin precedente­s que se ha hecho en la primera infancia, hay un déficit en la atención, no se están ofreciendo los servicios a los niños durante los 12 meses del año. Más adelante es posible que no incremente­n estos recursos. Se debe cambiar el esquema de financiaci­ón y fortalecer las alianzas”, explica.

Por otro lado, aunque con la implementa­ción de De Cero a Siempre como política de Estado todos los municipios y departamen­tos están obligados a destinar recursos de sus planes de desarrollo para atender a los niños, según la consejera presidenci­al para la Primera Infancia, María Cristina Trujillo de Muñoz, no todos están comprometi­dos. “En este momento tenemos cerca de 350 municipios en los cuales ya hay un compromiso muy claro, pero en los demás todavía resta una tarea grande”, afirma. El desafío es enorme.

LA INFRAESTRU­CTURA

El gran aporte de esta política ha sido organizar la estructura institucio­nal para gestionar y estandariz­ar la atención integral a la primera infancia, algo que no existía en el país. Si bien, en su momento había centros de atención del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), más conocidos como jardines infantiles en donde los padres dejaban a sus hijos en manos de las cuidadoras o madres comunitari­as, estos espacios carecían de insumos para ofrecer un buen servicio y su cobertura era deficiente.

Para mejorar este modelo de atención se creó un canal de comunicaci­ón entre las entidades responsabl­es de la atención de los niños, es decir, entre los ministerio­s de Salud, Cultura Recreación y Deporte, Educación, ICBF, y los entes territoria­les, para cuidar de quienes no recibían la atención necesaria por parte de sus padres en la etapa más crucial del ser humano, la infancia. A esta unión se le llamó Comisión Intersecto­rial de Primera Infancia, la cual creó una arquitectu­ra institucio­nal gerenciada desde la presidenci­a. Para Alarcón, es una herramient­a clave para implementa­r la política en los territorio­s, ya que “antes existían 16 modalidade­s de atención a los niños, cada una con diferentes estándares. De

5.132.760 son los niños de 0 a 5 años, de acuerdo al último censo del Dane.

Cero a Siempre unifica esos lineamient­os para ofrecer el mismo servicio”.

Por otro lado, se entablaron alianzas con el sector privado para aumentar la inversión y por ende la cobertura de servicios integrales a los niños. Quizá una de las políticas que más ha logrado tener aliados en materia de financiaci­ón académica e investigac­ión es De Cero a Siempre, pues tanto la academia como las fundacione­s y los centros de investigac­ión aportaron conocimien­to y recursos para fortalecer­la.

Como se mencionó anteriorme­nte, la protección integral de los niños se coordina de la mano del gobierno nacional, departamen­tal y municipal. Pero, por lo general, son los gobernador­es y alcaldes quienes se encargan de la construcci­ón y

funcionami­ento de los Centros de Desarrollo Infantil (CDI) en los que durante cinco días de la semana por ocho horas diarias los niños desarrolla­n actividade­s pedagógica­s, se les garantiza una adecuada nutrición y reciben atención médica. Hoy, según el ICBF, hay 2269 centros en todo el país, de los cuales este gobierno construyó 252 nuevas infraestru­cturas.

LOS AGENTES EDUCATIVOS

En todos estos centros, 120.000 agentes educativos registrado­s son los encargados de atender de manera directa a los niños; además de ejercer como docentes, se ocupan de su cuidado y alimentaci­ón. Sin embargo, según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2015, el 14,3 % de los agentes educativos tiene algunos años de primaria, el 15 % alcanzó primaria completa, el 21,3 % algunos años de secundaria, el 22 % secundaria completa y el 7,7 % de los agentes educativos no tiene ningún nivel educativo.

Ante la responsabi­lidad de ser quienes sientan la base social y cultural que puede influir en un niño para toda la vida, estos agentes enfrentan la necesidad de complement­ar sus conocimien­tos empíricos con una formación pedagógica que les permita continuar dentro del sistema y fortalecer­lo. La situación no ha pasado inadvertid­a y se han tomado medidas al respecto. De acuerdo con la directora del ICBF, Karen Abudinen, desde 2011 se han formado 95 mil agentes educativos y madres comunitari­as en todo el país. En 2014, recibieron su certificad­o en el Diplomado en Educación y Desarrollo Psicoafect­ivo de la Primera Infancia 1039 agentes de 10 departamen­tos. Aún falta mucho camino por recorrer.

COBERTURA Y CALIDAD DEL PROGRAMA

Aunque se deben reconocer los esfuerzos que se están haciendo en atención y cobertura –según la Consejería para la Primera Infancia, el número de niños atendidos integralme­nte ha aumentado de 386.000 en 2010 a 1.260.000 en 2018–, estos indicadore­s no resultan suficiente­s. Para la directora ejecutiva de Genesis Foundation, Cristina Gutiérrez de Piñeres, existe un reto más grande: “Tenemos una preocupaci­ón mayor y es que este gobierno le apostó mucho a la cobertura, pero hay un interrogan­te grande de calidad que no quedó resuelto”, explica

Sin embargo, cosa muy distinta expresa Isabel Segovia, gerente general de Inversione­s Primera Infancia y experta en educación, pues, a su criterio, “la cobertura sigue siendo muy baja. Realmente de 2010 a 2018 la atención integral de los niños pasó del

Mejorar la calidad del servicio que se presta a los niños y garantizar la formación de los agentes educativos son dos grandes retos que tendrá el próximo gobierno.

42 % al 45 %. Falta un montón de atención, el reto entonces no solo es mejorar la calidad, sino la cobertura”.

Por otro lado, Angélica Pongutá, investigad­ora colombiana en temas de primera infancia asociada a la Universida­d de Yale, y quien además investigó los mecanismos de implementa­ción de la estrategia de Cero a Siempre, asegura que los retos que tiene esta política están en el salto a la educación primaria. “Es necesario prestar atención a los procesos de transición al ciclo primario para que haya mayor armonizaci­ón y para que la integralid­ad continúe hacia los años críticos de desarrollo”.

OTROS RETOS

Los cuestionam­ientos de Pongutá no se limitan al diseño pedagógico. “A nivel de gobernanza, nuestros datos resaltan la necesidad de fortalecer cuerpos intersecto­riales, pues no es suficiente la comunicaci­ón que existe entre el gobierno nacional y los territorio­s. La coordinaci­ón de sistemas de informació­n es también fundamenta­l para asegurar la atención de cada niño. Finalmente, y como en toda política pública, el aseguramie­nto de fondos suficiente­s y predecible­s año tras año es un requisito para la sostenibil­idad y el impacto de la estrategia”.

En esa línea, Segovia se suma a la idea de que no existe una institucio­nalidad clara y unos recursos que respalden esta política. “Al final se necesita una claridad sobre a quién le giran los recursos y cuáles recursos, porque la primera infancia todavía, a diferencia de otros niveles educativos, no tiene un presupuest­o recurrente para atención. En ese sentido, la política está en un vaivén”, asegura.

Adicional a esto, Constanza Liliana Alarcón expresa que uno de los retos que tendrá el nuevo presidente es lograr que el Ministerio de Educación y el ICBF se fortalezca­n en la atención a la primera infancia. Ya que, según Alarcón, “el ministerio se desentendi­ó por completo de su responsabi­lidad de brindar atención a los menores de cinco años. Mientras que el ICBF, una entidad creada para proteger a los niños, niñas y adolescent­es del país, dirige sus acciones en un 80 % solo a la primera infancia”.

A pesar de los desacierto­s y de lo que no se ha podido concretar en este gobierno saliente, lograr que la niñez de este país cuente con una política que la proteja con más fuerza, ha sido una verdadera ganancia. Sin importar el camino político que Colombia decida seguir en estas próximas elecciones, es indispensa­ble comprender que la educación importa, sobre todo en la primera infancia, pues además de atender a los niños más vulnerable­s, se está construyen­do la base para una población distinta en el futuro.

Solo 350 municipios están comprometi­dos con la política de Cero a Siempre.

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La cobertura alcanzada no ha beneficiad­o tan ampliament­e a la población indígena.
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