¿Un nuevo aliento para el Icetex?
En 1989, Australia implementó una reforma para financiar créditos educativos según el ingreso de los graduados. Con el correr de los años, ese modelo fue adaptado en diferentes países y se convirtió en la base para la reforma del Icetex.
Los debates sobre la financiación de la educación superior son de varias aristas. Desde la segunda semana de este mes, la perspectiva para estudiantes que buscan financiar sus estudios cambió, pues ya no tienen que comprometer gran parte de sus ingresos. El Senado finalmente aprobó el proyecto de Financiación Contingente al Ingreso (FCI), que busca reestructurar la manera en que el Icetex otorga créditos estudiantiles.
El cambio es profundo y significativo. Bajo este nuevo esquema, se eliminará la figura del codeudor, los llamados créditos ahora serán ayudas educativas reembolsables y las cuotas de los pagos serán calculadas de acuerdo al salario del egresado, nunca superando el 20 % de lo que reciba. En caso de que el beneficiario quede desempleado, no tendrá que pagar hasta que vuelva a estar empleado. La reforma va un paso más allá, ya que prevé que el 50 % de los cupos de créditos deberán ser otorgados a estudiantes que quieran estudiar en las universidades públicas. Este es uno de los puntos que, de manera más significativa, marca una diferencia con Ser Pilo Paga, política estatal que, al final, hacía de entidades privadas el destino final de recursos públicos. Aparte, la reforma permite que dos representantes de los usuarios del Icetex participen con voz y voto en la junta directiva de la institución.
La reforma, sin embargo, es todavía un piloto que se probará con el 15 % de los nuevos usuarios del Icetex, aproximadamente 10.000 estudiantes. Para Daniel Torres, representante de los usuarios del Icetex, el gobierno todavía tiene el reto de rescatar a “más de 403.000 jóvenes deudores actuales que tienen créditos impagables y sus proyectos de vida, suspendidos”.