Situación de la ciencia en Colombia.
Más allá de algunos resultados positivos de los últimos años en el sistema de CTEI, es urgente formular una política de Estado a largo plazo que logre crear sinergias entre los distintos actores del sistema.
Se acerca el fin del gobierno de Juan Manuel Santos y los balances sobre su gestión durante los dos períodos presidenciales comienzan a aparecer. Por supuesto, el desempeño en ciencia, tecnología e innovación (CTEI) no escapa a estas evaluaciones, y en este tema las posiciones de la comunidad académica y el gobierno nacional son radicalmente opuestas. Por un lado, Colciencias y otros organismos estatales consideran que en los últimos ocho años el sector de CTEI tuvo grandes avances, y hacen énfasis en el aumento de la masa crítica en capital humano para la investigación y la ciencia, un indicador en el que, a todas luces, el país sí ha tenido importantes avances. De acuerdo a los datos del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, el número de doctores graduados pasó de 221 en 2010 a 466 en 2015.
Las solicitudes de patentes de invención por vía nacional de residentes colombianos aumentaron un 380 % entre 2010 y 2017, otro indicador que esboza el gobierno para comprobar su buena gestión en el sector. Además, afirma que estos resultados han llevado a que Colombia mejore su posición en el plano internacional en cuanto a CTEI, como lo hizo en el Índice Global de Innovación al ascender del puesto 68 en 2014 al 63 en 2016 –aunque en 2017 descendió al 65–.
Por el contrario, la comunidad académica del país no cree que la CTEI vaya por buen camino, y considera que, en los dos últimos periodos presidenciales, la indiferencia del gobierno hacia la investigación ha sido total. Para los científicos, ese escenario poco alentador se refleja en la reducción del presupuesto de Colciencias, en los ocho directores que esta institución ha tenido en los últimos ocho años, en el agotamiento de la ley de CTEI de 2009 y en la inexistencia de una política de Estado para el sector. “Si usted revisa los planes de los ocho directores que han pasado por Colciencias, todos han hecho tabula rasa y han emprendido sus propios planes; como han durado poco, ni siquiera han alcanzado a poner en marcha sus programas o han quedado por la mitad”, dice el rector de una universidad que prefirió reservar su nombre.
En este mismo sentido, Enrique Forero, presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, afirmó: “Juan Manuel Santos le ha dado tres grandes bofetadas a la comunidad académica del país, que revelan el desprecio que tiene su administración por la CTEI. La primera: cuando el año pasado se anunció el recorte del presupuesto de Colciencias, nosotros solicitamos una reunión con el presidente y nunca nos atendió. La segunda: extrajo más de un billón de pesos de las regalías destinadas a CTEI para construir carreteras”.
Frente a esas dos posiciones opuestas, vale la pena preguntar qué tanto ha avanzado la ciencia en Colombia, más aún cuando el gobierno y la academia tienen cifras para demostrar sus respectivas posiciones. Para Gabriela Delgado,
exfuncionaria de Colciencias y directora del Departamento de Farmacia de la Universidad Nacional de Colombia, “sería absurdo no reconocer los avances del sistema de CTEI”. Sin embargo, considera que esos resultados dependen más del crecimiento natural del sistema o de “algunas decisiones asertivas de las universidades que de una política clara del gobierno”. Para ella, por ejemplo, el crecimiento del número de doctores en el país se debe más a la decisión de las universidades de mejorar la planta profesoral que a las inversiones hechas por Colciencias en becas-crédito para doctorados.
Los académicos tampoco niegan que en los últimos años la investigación científica ha tenido avances significativos, en especial en las universidades, donde el número de grupos de investigación de calidad, de artículos indexados internacionalmente y de solicitudes de patentes por invención crecieron notablemente.
Si las cifras demuestran los avances obtenidos en el sistema en CTEI en los últimos años, y que la misma comunidad
La comunidad académica considera que, en los dos últimos periodos presidenciales, la indiferencia del gobierno hacia la investigación ha sido total.
académica reconoce, ¿por qué se afirma que el sector está en crisis y que vamos por mal camino? La respuesta de todas las fuentes consultadas es unánime: los bajos niveles de inversión en I+D, la ausencia de una política de Estado a largo plazo en Ctei y el desinterés del sector privado en la investigación científica opacan los logros que ha tenido el sistema.
Si bien la falta de dinero es un factor que impide fortalecer y poner a andar la locomotora de la ciencia en el país, el punto crítico es la falta de una política pública que anude a los actores del CTEI y proponga unos cuantos objetivos a largo plazo. “Por supuesto que la investigación está desfinanciada, pero el dinero por sí solo no soluciona la crisis, es necesaria una política de Estado para invertir bien esos recursos”, explica Forero, quien además señala que esa ausencia hace que cada uno de los actores del sistema de CTEI tire para su lado y no haya sinergia.
En ese sentido, la profesora Delgado considera que la falta de esa política fue una de las razones por las que no hubo resultados significativos con los dineros del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación del Sistema General de Regalías. “Dejando de lado la corrupción, sin una política de Estado, esa plata no se pudo invertir en un gran proyecto que uniera a los grupos científicos de las regiones, sino que cada uno montó por separado iniciativas que en muchas ocasiones tenían objetivos similares”, afirma Delgado.
Este tema tiene tanto de largo como de ancho. Pero, sin lugar a dudas, el desafío más grande que tiene el próximo gobierno para potenciar las capacidades científicas del país es formular una política de Estado a largo plazo. Corea del Sur, la India e Israel lo hicieron y hoy están a la vanguardia en desarrollo tecnológico. Esta política debe invertir en I+D sumas que lleguen por lo menos al uno por ciento del PIB (en la actualidad Colombia invierte el 0,27) y comprometer de manera real al sector privado.
“Los bajos niveles de inversión en I+D, la ausencia de una política de Estado a largo plazo en Ctei y el desinterés del sector privado en la investigación científica opacan los logros que ha tenido el sistema”.