Marta Losada Falk
La evolución tecnológica y las bajas cifras de titulación terciaria de nuestro país son dos de los principales desafíos que actualmente enfrenta la educación superior colombiana.
“Se requiere mayor calidad en la docencia, una mejor cualificación profesoral cuyas fortalezas no se midan solo en términos de títulos y la diversificación del cuerpo docente”.
En Colombia, muchos jóvenes mayores de 17 años no avanzan hacia la educación postsecundaria. ¿Por qué ocurre esto? Además de las diversas circunstancias que determinan ese acceso reducido, las políticas públicas y las instituciones de educación superior afrontan un momento de grandes cambios que exige tomar medidas para evolucionar y no quedar rezagados. La rápida evolución de conocimientos y tecnologías permea nuestra vida y se ha constituido en la base económica de muchos países en la actualidad. La educación está siendo transformada por tecnologías como big data, machine learning, realidad virtual, inteligencia artificial y cloud computing, lo cual debe generar una transformación disruptiva. El país requiere estrategias claras, continuas y de largo plazo para configurar un sistema educativo flexible y coherente que permita un aprendizaje permanente y acumulable después de la secundaria. Ello implica la posibilidad de transformar las opciones de titulación y hacer micro credenciales académicas –sin disminuir la exigencia–. En la franja poblacional de 25 a 64 años, Colombia enfrenta grandes retos en materia de educación terciaria. Al establecer paralelos entre nuestro país y otras regiones del mundo, la distancia es muy amplia en cuanto a titulados en educación superior. Mientras el 40% de la población europea en esta misma franja de edad ha culminado su formación en el nivel terciario, y 60% en el caso de Estados Unidos, en Colombia solo ha finalizado sus estudios un 22%. El reto de cerrar la brecha está claramente definido. Avanzar de manera significativa implica aprovechar la capacidad instalada de la nación. La distribución de la población estudiantil hasta el nivel doctoral es preocupante: la proporción de investigadores por cada 100 mil habitantes muestra enormes rezagos. Los mecanismos de enseñanza/ aprendizaje tienen que adaptarse a este entorno cambiante y a las particulares condiciones del país. Se requiere mayor calidad en la docencia, una mejor cualificación profesoral cuyas fortalezas no se midan solo en términos de títulos. Es necesario diversificar el cuerpo docente con variadas experiencias de formación para que se vuelva más competitivo a escala global. Igualmente, se requieren cambios drásticos en los métodos de evaluación. Muchos países están reevaluando el uso de exámenes estandarizados y esta experiencia podría ser un ejemplo a seguir para Colombia. En un marco de acceso masivo a la educación superior, con una población diversa y con formación secundaria desigual, el país necesita apuestas de gran potencial para permitir, a todos los colombianos, mayor acceso a una mejor educación.