Educación (Colombia)

De beca en beca

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Frente a un panorama laboral desalentad­or y la seguridad que ofrecen las universida­des, muchos jóvenes optan por posponer su búsqueda de empleo y continuar estudiando. Sin embargo, cuando se ven enfrentado­s a buscar trabajo, se encuentran con que no cumplen los requisitos de los empleadore­s, quienes buscan experienci­a laboral.

La universida­d parece haberse convertido en un buen lugar para quedarse: en gran parte de América Latina, los estudiante­s tardan cada vez más en graduarse de la institució­n. A la hora de buscar razones, la mayoría señala el contexto laboral de su país. Ante el desalentad­or panorama que aguarda a los graduados, el mundo conocido de las aulas resulta para muchos un espacio cada vez más seguro y llamativo. Ayudas gubernamen­tales, becas, diferentes programas de intercambi­o y planes que hacen puente entre los programas de pregrado y maestría parecen estar detrás de este fenómeno. Tras un breve análisis costo-beneficio, abandonar este lugar para ganarse un espacio en el campo laboral parece un esfuerzo inútil para muchos. Así, graduados de todas las carreras de pregrado optan por continuar sus estudios hasta poder obtener un buen empleo, acumulando títulos sin ninguna experienci­a práctica.

DE BECA EN BECA

“No es cuestión de suerte, ni tampoco es algo que le suceda solo a los genios…”, asegura entre risas Leonardo Párraga sobre el éxito que ha tenido al ganar todo tipo de becas, las cuales le han permitido recorrer el mundo durante cinco años. Su caso muestra la proliferac­ión de este tipo de estímulos, la accesibili­dad a estos y la disposició­n de los jóvenes por participar. La historia de Manuel Cortés parece ser una reproducci­ón de la de Párraga. Gracias a una beca de Colfuturo, este colombiano de 28 años se fue para Bélgica a cumplir su sueño: estudiar su maestría en Ciencias Políticas. Desde que terminó, en 2017, ha enlazado becas, ha tomado cursos de formación y ha estado vinculado a una universida­d durante más de un mes. Pese a que ha buscado empleo, no lo ha encontrado. En algunas postulacio­nes le han respondido que cuenta con más cualificac­iones de las necesarias y, en otras, que el sueldo que le ofrecen no correspond­e a su nivel educativo. Lo mismo le ocurrió a Darwin Sierra. Actualment­e tiene 34 años y, desde 2000, cuando ingresó a la universida­d para realizar su Licenciatu­ra en Humanidade­s, no ha parado de estudiar. Gracias a concursos de mérito ha hecho tres especializ­aciones y ahora se encuentra realizando su tesis doctoral. 18 años invertidos en formación académica parecen no rendir sus frutos, pues asegura que no ha sido fácil conseguir un empleo en el que le paguen lo justo.

SIN GARANTÍAS

Encontrar trabajo cada día es más difícil. La creencia de que esta tarea es más llevadera cuando se tienen mejores credencial­es es cada vez más debatida por la realidad. Si bien las opciones mejoran cuando se tiene mayor nivel de educación, la experienci­a laboral es indispensa­ble para encontrar empleo.

El temor a contratar personas sin experienci­a es un tema bien conocido. Según un estudio conducido por la revista Higher Education Quarterly, las universida­des han notado desde hace un tiempo el incremento del desempleo juvenil y han comenzado a crear diferentes estrategia­s para contrarres­tarlo. Una de las ellas es promover experienci­as de trabajo por medio de prácticas laborales, con la esperanza de que sus estudiante­s se vinculen más fácilmente al mundo laboral. En Colombia, la tasa de desempleo juvenil del trimestre junio-agosto de 2017 que arrojó el Dane fue del 15,8%, más alta que el promedio de desempleo general (10,3%). Pareciera, entonces, que la formación académica no crea los profesiona­les que el mercado laboral necesita. Según Adriana Contreras, socia y consultora de Leukos Consulting con más de 14 años de experienci­a en el sector, “es común que las empresas necesiten profesiona­les con formación superior de alto nivel”. Sin embargo, nota que el ámbito empresaria­l es reticente a recibir personas con poca experienci­a. Además, señala que en los últimos años ha aumentado la cantidad de candidatos jóvenes que se presentan con muchos estudios y títulos, pero sin práctica en el campo laboral. Este tipo de aspirantes suele tener expectativ­as muy altas y estar sobrecuali­ficados, por lo que encontrar trabajo es una tarea difícil. Más allá de un título y los conocimien­tos teóricos, no hay nada que garantice que cuentan con las habilidade­s necesarias para desempeñar el trabajo para el que han sido contratado­s. De hecho, los primeros años implican un alto costo para las empresas, pues hay que destinar tiempo y recursos para formar a los jóvenes inexpertos hasta que se adapten a las condicione­s laborales. Encuestas realizadas por Manpower y Trendsity muestran que las principale­s barreras que enfrentan los jóvenes en su primer empleo son la falta de experienci­a laboral (82%) y la aspiración a una buena remuneraci­ón (48%). Entre las expectativ­as de aprendizaj­e que más valoran los encuestado­s está el trabajo en equipo (41%) y el dominio de otro idioma (40%), cualidades que no necesariam­ente forma una carrera universita­ria.

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