Nuevas sustancias psicoactivas
Los jóvenes en Colombia están consumiendo cada vez más drogas sintéticas. Lo más preocupante es que el ‘salpicón’ de sustancias que les venden resulta ser gato por liebre.
El consumo de nuevas drogas, sobre todo en jóvenes, ha generado mucho ruido mediático. En abril, por ejemplo, corrió el rumor de que el krokodil, un potente opioide que tiende a gangrenar la piel conocido como “la heroína de los pobres”, había llegado a las calles de Medellín. Días más tarde, el Ministerio de Justicia desmintió el hecho. Un caso similar ocurrió en noviembre en Pereira, donde supuestamente unos jóvenes habían consumido una sustancia llamada ‘droga zombie’ que los hacía arrancarse las uñas y el pelo. Resultó siendo la combinación de algunas sustancias alucinógenas como 2CB y LSD. Lo cierto es que mucho de lo que se cree de las nuevas sustancias psicoactivas (NPS, por sus siglas en inglés) que entran al país no son más que mitos. Existe un desconocimiento generalizado de la sociedad, las autoridades y hasta las personas que las consumen. En Colombia, existe un gran interrogante acerca del tipo de sustancias químicas que se comercializan bajo la connotación de drogas de síntesis, sus “usuarios” no saben en lo que se están metiendo. Por esa razón, la Subdirección de Control y Fiscalización de Sustancias Químicas y Estupefacientes del Ministerio de Justicia y del Derecho, la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional, la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional, el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito realizaron el estudio “Caracterización de aspectos del mercado y la composición química de drogas de síntesis y sustancias emergentes”, que tomó una muestra de 247 NPS incautadas por la policía en 15 departamentos y realizó un análisis de su composición química, su precio y sus dinámicas de mercado. En total, la Policía Nacional ha incautado 1.147.000 dosis de NPS durante los últimos 17 años, lo que corresponde a casi 34 millones de dólares.
DROGAS ADULTERADAS
Entonces, ¿qué NPS se están consumiendo en el país? Según el estudio, la sustancia más común es N-bombs (16,4% del total de la muestra), una droga psicodélica que se comercializa en sustitución del LSD, y que genera un estado similar de alucinaciones. Su presentación, como la del ácido, se da en blotters, una especie de papel secante impregnado en la sustancia, y los resultados de su consumo pueden llegar a ser considerablemente tóxicos. Le sigue el MDMA, también conocido como éxtasis, con un 14,8% de la muestra; el clonazepam (un fármaco comúnmente formulado para eliminar los síntomas de la ansiedad y los ataques epilépticos), con un 13,9%; el popper, con 7,4%; la metanfetamina, con 4,5%, y la ketamina, con 4,1%, entre otras drogas. Pero lo más notable es que todas las 247 muestras estaban adulteradas en mayor o menor medida. Las pruebas de éxtasis, por ejemplo, presentaron un nivel de pureza entre 12 y 27%, y contenían
varios tipos de sustancias psicoactivas, entre ellas anfetaminas y metanfetaminas, una combinación que sobrecarga el funcionamiento del hígado, los riñones y el corazón del consumidor. “Todas son adulteradas. No se va a encontrar una droga donde, por ejemplo, el 90% sea éxtasis. Y la razón es muy simple: esto es un negocio y nadie va a perder”, cuenta el brigadier general Fabián Laurence Cárdenas, director de la Dirección de Antinarcóticos. Como las drogas sintéticas tienden a venir del extranjero, principalmente de Europa (no hay prueba de que haya producción de estas sustancias en el país), lo que hacen quienes las importan es reducirlas con cafeína, fármacos u otras sustancias más baratas para ganarle más al producto. En otros casos, los dealers venden a los consumidores drogas que no son. Por ejemplo, la Dirección de Antinarcóticos encontró 2500 pastillas que entraron al país como anfetaminas, supuestamente. Sin embargo, cuando las llevaron al laboratorio, resultaron ser de ibuprofeno. “Si se toma una pastilla de esto no va a ser grave. Pero, qué tal que fuera una metanfetamina o algo peor, que es la combinación con anfetamina”, agrega Cárdenas. Efectivamente, dentro de varias drogas de la muestra se encontraron otros componentes que nada tienen que ver con las NPS como cocaína, heroína, alcohol, cafeína y hasta acetaminofén, usados para rendir o cortar la dosis.
EL MARKETING CRIMINAL
“Tenemos un marketing digital muy fuerte posicionando nombres que muchas veces no corresponden a la sustancia que se vende como tal”, dice la mayor Liz Wendy Cuadros, jefe del Centro Internacional de Estudios Estratégicos contra el Narcotráfico de la Dirección de Antinarcóticos de la Policía. En 2015, hubo un caso en Argentina en el que diez jóvenes consumieron parametoximetanfetamina (PMMA), llamada también “droga Superman” por el logo que llevaba la pastilla, y que resultó en tragedia. Esta sustancia no solo es muy tóxica, sino que solo actúa entre dos y tres horas después de la ingestión. Los jóvenes argentinos no lo sabían, y decidieron tomar hasta tres dosis en vista de que “no les funcionaba”. Cinco de ellos terminaron muertos, y los otros, en cuidados intensivos. Increíblemente, desde entonces la Policía Nacional encontró un aumento en la demanda de las pastillas con el logo de Superman. El estudio identificó siete dosis incautadas con esta presentación (la tercera más popular en los comprimidos). Pero ninguna era PMMA, sino MDMA. Es como si la exposición mediática, incluso de experiencias trágicas, aumentara el marketing de la economía ilegal de las drogas.
CONSUMO RESPONSABLE
Una de las conclusiones del estudio es que la forma, el color y la textura no pueden ser indicadores de cuáles son las sustancias. Muchas veces los distribuidores comercializan pastillas de formas populares, como el logo de Superman, porque se venden mejor; pero estas contienen diferentes tipos de sustancias. Por eso, es crítico que los consumidores no conozcan el riesgo que corren al ingerir una NPS. “Necesitamos una política dirigida a la prevención. Encontramos unas sustancias NPS que no son controladas (ni pueden serlo, porque hay una amplia variedad de químicos similares usados para muchas cosas diferentes). Pero sí podemos empezar a implementar una política pública diferente. Iniciativas de consumo responsable como Échele Cabeza son muy importantes por eso”, concluye la mayor Cuadros.
Alucinógenos como el LSD ocupan el segundo renglón en prevalencia de consumo de drogas ilícitas entre la población universitaria.