AUSTRALIA: ENTRE EL CRÉDITO Y LA GRATUIDAD
Los créditos estudiantiles de Financiación Contingente al Ingreso están lejos de ser un sistema nuevo en el mundo. En 1989, Australia fue el primer país en implementarlo. Ese año, el país austral había decidido acabar con la gratuidad de la educación superior, un ‘reversazo’ a una política de los años setenta que resultó siendo insostenible. Para suplirlo, se acordó un modelo ‘suave’ de cobro mediante el Esquema de Contribución de Educación Superior (HECS, por sus siglas en inglés) que incluía un sistema de préstamos contingentes al ingreso. La transición fue fácil gracias a que el gobierno subsidia casi todas las unidades de estudio (en Australia, el costo de la matrícula no depende de toda la carrera, sino de las clases específicas que se tomen). Además, su costo máximo está regulado según la expectativa de ingresos de cada carrera. Por ejemplo, las unidades de Derecho y Medicina son más caras. Por otro lado, los préstamos HECS (llamados HELP desde 2005) solo se empiezan a pagar cuando el beneficiario recibe un ingreso mensual superior a los 8,7 millones de pesos colombianos (el salario mínimo mensual en Australia equivale a 5,9 millones de pesos). La idea es que los egresados paguen sus estudios, pero solo si estos le significan un ingreso mayor al de un trabajador promedio. “Es una manera de asegurar que los que resulten menos favorecidos en la vida no paguen por sus estudios”, dice Bruce Chapman, economista australiano que desarrolló el HECS. De hecho, cerca de 10% de los deudores nunca tienen que pagar su deuda. Un reporte de la Oficina de Presupuesto del Parlamento Australiano señaló en 2016 que el 19% de los préstamos nunca sería recolectado. Y se espera que esta cifra suba a 22% para 2025. En consecuencia, la proporción de la deuda pública del gobierno australiano requerida para financiar los créditos HELP crecerá del 14,5% al 43,6% en el mismo periodo.