DWIAWIKÚNGUMU ADÉY ARCHUACO
#DUNI, U WIWYA
Mi nombre es Yesid Anderson Torres, aunque en realidad nosotros los arhuacos decimos que ese es nuestro apodo. Mi nombre es Dwiawikúngumu Adéy. Trabajo en la Institución Etnoeducativa Distrital Tayrona de Bunkwímake y he sido profesor por 19 años. Con el tiempo, fuimos notando que hacía falta trabajar en dos lenguas, en nuestra lengua materna, iku, y nuestra segunda lengua, el español. Todo comenzó cuando, en 1916, una comisión de nuestros ancestros caminó hasta Bogotá a pedirle al presidente de la República educación escolarizada porque, por no hablar castellano ni saber hacer cuentas, nuestro pueblo era dañado. Cuando vinieron las misiones franciscanas y tomaron la educación en sus manos, incluso nos prohibieron hablar en iku. Entre atropellos hemos sabido mantener nuestras escuelas y saberes tradicionales, dirigidos por nuestras máximas autoridades, los mamos. También nos hemos esforzado por conocer mejor nuestra lengua para poder transmitirla. Antes, algunos occidentales tuvieron la intención de escribirla, pero las grafías y los fonemas nos confundían. Ahora tenemos más claro con qué cantidad de letras trabajamos. Algunos ya han olvidado el iku. Por eso para nosotros es muy importante conservarla y fortalecerla, solo así podemos dirigirnos a los ancianos y mantener nuestra cultura, que vive en ella. Porque cuando dices “territorio” se te puede ocurrir que es una tierra o un terreno, pero para nosotros decir “territorio” en iku es sagrado. No sabemos cuándo será nuestra última generación, pero lo que queremos es que nuestra cultura permanezca, y eso solo lo conseguimos a través de la lengua.