Editorial
QUE HACE TODO POSIBLE
Hablar de educación suscita muchas preguntas que van desde qué es hasta su significado en una sociedad como la colombiana, su papel en un momento coyuntural del país o el tipo de seres humanos que se quiere formar y desarrollar.
Ante estos cuestionamientos, hay que diferenciar entre educación y sistema educativo. Por momentos parecieran coincidir, pero la educación comienza mucho antes de que niños y niñas entren a un aula de clase. Martha Nussbaum decía: “La educación debería proporcionarnos los elementos necesarios para desenvolvernos de manera eficaz en ese diálogo multinacional como ciudadanos del mundo, y no verse interrumpida por el ingreso a la escuela”, una frase que cobra sentido cada vez más.
El ejemplo se convierte, entonces, en la primera forma de enseñanza, y tal vez en la más importante: coherencia entre lo que se dice y se hace. Los primeros educadores, sin duda, son los padres, parientes, amigos, gente conocida y desconocida, gobernantes, libros de cuentos y medios de comunicación. Podría decirse que todos somos maestros en algún momento de nuestra vida.
Cuando un niño llega a la escuela, los pilares fundamentales de su educación ya están, digamos, influenciados; definidos por un ente (Ministerio de Educación) o una institución educativa. Y así como hay influencias, también existen vocaciones, aquello que hace que la psicología y la sensibilidad nos disponga a ciertos temas y disciplinas. Por eso es tan importante que desde la primera etapa de la vida se nos escuche y no solo se nos enseñe.
Ver a un niño como un recipiente vacío que hay que llenar de cosas, de tareas e información inútil, es olvidar que en cada uno de ellos existe ya un camino; una pauta que no concuerda con el concepto bancario de la educación del que alguna vez hizo mención Paulo Freire en su Pedagogía del oprimido.
El camino de la educación también se debe a los maestros. Aquellos que se dedican a descubrir las capacidades y habilidades de cada uno de sus estudiantes para guiarlos e impulsarlos a que tengan un propósito de vida.
La educación no es simplemente la solución a los problemas de la sociedad: a veces es un dilema entre lo que se hace y lo que se logra. Es ingenuo pretender que si el niño llega a la escuela ya hemos cumplido nuestros deberes con él; también hay que preguntarse qué escuela es esa y en qué tipo de sociedad está conformada.
Hay que aprender a no hacer trampa, a respetar a los otros, a respetarnos a nosotros mismos, a tener un sentido de pertenencia, a apreciar el valor del trabajo. Todo ello para sentirnos parte de una memoria, un territorio y un sistema de valores que sean correspondidos por unas políticas públicas que garanticen resultados al largo plazo.
Mencioné que primero aprendemos con el ejemplo, seguido del diálogo. Un diálogo que no solo nos inicia en el camino del conocimiento de una única verdad, sino que también nos permite interrogar, investigar, atrevernos a opinar. El diálogo estimula la curiosidad y el deseo de aprender a reconocer la importancia de los procesos formativos. Kant decía que “la educación es el desarrollo en el hombre de toda la perfección que su naturaleza es capaz”. Capacidades en las que intervienen la memoria, el carácter, la inteligencia, las habilidades socioemocionales, la sensibilidad y la humanidad en general.
Salir de la retórica y pasar a la construcción colectiva inspirándose en ideas reales es una misión que hemos asumido desde Semana Educación. Llevamos cinco años reuniendo a los líderes que están inspirando al sector educativo; cinco años trabajando para que la educación sea una prioridad en la agenda nacional, con la intención de que no solo quede en las páginas de esta revista.
Esta edición demuestra que la educación es la oportunidad que hace todo posible. Con cifras, historias y análisis compartimos los principales retos y tareas que no solo el gobierno sino todos como sociedad tenemos para lograr que Colombia sea un país mejor educado.
Cada página de este número nos pone a reflexionar sobre el camino andado y las metas alcanzadas, pero también nos hace un llamado a aprovechar las grandes oportunidades que tenemos para seguir avanzando. Esta quinta versión de la Cumbre Líderes por la Educación es el espacio para inspirarnos, conocer otras experiencias y unirnos más en torno a este objetivo común llamado educación.