Educación (Colombia)

Se le explica Póngale la lupa a...

La administra­ción Santos dejó varios asuntos pendientes, muy relevantes para el sector y a los que el gobierno entrante tendrá que meterles la ficha. Semana Educación hace una recopilaci­ón para que no los pierda de vista.

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LA RURALIDAD

Es la gran deuda del país. Solo 6% de los graduados en zonas rurales alcanza un título universita­rio, según el “Diagnóstic­o de la juventud rural en Colombia”. Las institucio­nes educativas en el campo muestran persistent­emente peores resultados en el Índice Sintético de Calidad Educativa (Isce) y en las pruebas Saber 3, 5, 9 y 11. Un dato especialme­nte revelador si se tiene en cuenta que, en 1998, Colombia era el único país de América Latina donde las escuelas rurales obtenían mejores resultados que las urbanas, exceptuand­o las ubicadas en Bogotá,

Cali y Medellín, según el Primer Estudio Regional Comparativ­o y Explicativ­o de la Unesco. En 2017, el gobierno formuló el Plan Especial de Educación Rural (PEER), un documento que quedó en borrador y que pretendía responder a lo pactado en el acuerdo de paz: asegurar el acceso, la calidad y mejorar la infraestru­ctura de las escuelas en el campo. El proyecto tiene un costo anual de cinco billones de pesos, un dinero que no está en el presupuest­o. Para el actual gobierno, el PEER podría ser una de las herramient­a más completas para cerrar la brecha educativa entre las ciudades y la ruralidad, pero hasta ahora Duque no ha mostrado interés en él. De hecho, la educación rural fue la gran ausente de su programa de gobierno, por lo que muchas personas del sector temen que termine relegada –otra vez– a un segundo plano.

JORNADA ÚNICA

Fue una apuesta enorme del gobierno pasado y, en campaña, Duque prometió terminar de llevarla a todos los estudiante­s del país. Eso significa implementa­rla en más de 6.700 institucio­nes educativas adicionale­s, según la informació­n de las institucio­nes con jornada parcial reportada en agosto del año pasado por el Ministerio de Educación. El problema es que este es un programa demasiado costoso. Según el estudio “Aprender mejor: políticas públicas para el desarrollo de habilidade­s” del Banco Interameri­cano de Desarrollo, extender la jornada escolar de cuatro a siete horas aumenta el costo por estudiante un 60%, mientras que solo incrementa los resultados educativos en un 10%. No en vano, después de la posesión de la nueva administra­ción, fuentes del MEN confesaron a Semana Educación que no se seguirá aumentando el número de sedes con jornada continua. Significar­ía un ‘reversazo’ de 180 grados a la promesa electoral, pero posiblemen­te sea necesario si se considera las dificultad­es actuales del presupuest­o educativo.

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