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Paz, medioambiente, sexualidad. Colombia se llenó de cátedras escolares. ¿Cómo funcionan? ¿Sirven o son una mala estrategia para resolver las materias que han ido apareciendo o desapareciendo en el país?
En Colombia, la Ley General de Educación establece que todo plan de estudios debe incluir la enseñanza de ciertas áreas del saber: Ciencias Naturales y Sociales, Lenguaje, Matemáticas, Biología, Ética, Inglés, Educación Física, Artes y Tecnología. Es claro que para la formación integral de un individuo hay otros campos que complementan el aprendizaje, entre ellos, el estudio y la comprensión de la Constitución Política, la educación sexual y la protección del medioambiente.
En 2014, el Ministerio de Educación Nacional elaboró la guía “Sentidos y retos de la transversalidad”, cuyo objetivo era implementar diferentes iniciativas de cátedras complementarias en el currículo establecido. Esta guía permitió a las instituciones acercarse a un modelo basado en la transversalidad del currículo.
Si bien antes se habían propuesto cátedras, fue hace aproximadamente cuatro años que se inició un trabajo minucioso sobre las áreas alternas para la formación integral. La transversalidad consistía en que cada colegio implementara desde su autonomía saberes adicionales, con el fin de abarcar de manera más amplia el panorama social, político y económico en el país.
Para los colegios privados y oficiales del país, el Ministerio de Educación (MEN) propuso como asignaturas complementarias la Cátedra de Estudios Afrocolombianos: Decreto 1122 de 1998, que plantea que todos los niños, niñas y jóvenes deben conocer los aportes de la cultura afro al país, y asimismo tener una noción clara sobre la interculturalidad; la Cátedra Transversal de Emprendimiento: Ley 14014 de 2006, que se enfoca en sembrar las bases de la creatividad, orientar la innovación y motivar la materialización de las ideas; la Cátedra de Educación Económica y Financiera: Decreto 1860 de 1994, que consiste en la enseñanza práctica de una noción financiera básica y aplicable a la cotidianidad; y finalmente, la Cátedra de la Paz, implementada por medio de la Ley 1732, Decreto 1038, de 2015. Esta última se creó con el fin de orientar de forma práctica y clara los puntos referentes a la historia del país, la reconciliación, la solución amigable de los conflictos y el respeto por los derechos humanos.
CASOS Y DISCUSIONES:
A finales de 2017, se debatió la propuesta de la excandidata presidencial Viviane Morales, que planteaba la cátedra obligatoria de historia en los colegios. Finalmente, y ceñidos a la Ley 1874 del 27 de diciembre de 2017, se concluyó que la Historia seguirá siendo “una disciplina integrada en los lineamientos curriculares de las Ciencias Sociales, sin que se afecte el currículo e intensidad horaria en áreas de Matemáticas, Ciencia y Lenguaje”. El debate cerró con la idea de consolidar la historia de una manera más intensa dentro del área, con el fin de no crear un espacio independiente para una materia que se supone debe estar anclada al currículo tradicional de todos los colegios; un saber tan básico como las Matemáticas y el Lenguaje.
Otro caso en el ámbito de las cátedras en Colombia fue la discusión que planteó El Tiempo cuando una de sus lectoras propuso que se dictara obligatoriamente Educación Cívica. La idea surgió de la necesidad de que se formara desde la infancia una cultura con prácticas como ceder el paso, no arrojar basura en las calles, hablar en voz baja y otras acciones para la sana convivencia. Ante esta propuesta, Antanas Mockus, exalcalde de Bogotá, dijo: “Un buen profesor de Literatura casi siempre enseña a ser ciudadano. No solo un maestro de Educación Cívica puede ayudar a formar ciudadanos; todo docente puede hacerlo”.
El debate por las cátedras en Colombia sigue siendo un eje importante en la discusión sobre la crisis educativa. Desde todos los rincones del país, los profesores expresan su punto de vista: algunos halagan el proceso y destacan que las cátedras adicionales
El debate por las cátedras en Colombia sigue siendo un eje importante en la discusión sobre la crisis educativa. Desde todos los rincones del país, los profesores expresan su punto de vista: algunos halagan el proceso; otros hacen fuertes críticas.
son fundamentales para trabajar por un estudiante bien formado en todos los aspectos; otros docentes, por el contrario, hacen fuertes críticas y plantean que las cátedras “por todo” son un intento de solución a los vacíos educativos que existen. Pero, ¿cómo se mide la efectividad de las asignaturas propuestas por el Ministerio de Educación?, ¿cumplen las instituciones con los lineamientos establecidos?, ¿cómo es la respuesta por parte de los estudiantes?
El MEN construye y propone a los colegios of iciales y privados lineamientos curriculares, guías educativas y orientaciones pedagógicas para la implementación de los temas transversales; además de esto, brinda asistencia técnica con los equipos de la Dirección de Calidad. En las instituciones territoriales, de acuerdo con los Planes de Apoyo al Mejoramiento, las secretarías de Educación acompañan el desarrollo curricular. Sin embargo, cada institución tiene autonomía de implementar las cátedras según sus necesidades y su contexto.
❚❚ ¿Y QUÉ PASA EN LOS COLEGIOS?
Las instituciones educativas de todo el país tienen acceso a la información que se difunde desde el Ministerio de Educación: actualizaciones, propuestas y nuevas dinámicas. El MEN también cuenta con archivos digitales abiertos al público; estos se pueden tomar como guía para orientar las cátedras con lineamientos concretos. Sin embargo, hay una ruptura en la comunicación, ya que, si bien los colegios procuran incluir en sus asignaturas temas como emprendimiento y conocimiento de otras culturas, la mayoría de ellos tiene entendido que la Cátedra de la Paz es la única complementaria que propone el ministerio.
En el norte de Bogotá, en el colegio bilingüe Jordán de Sajonia, manifiestan que el proceso de implementación de la Cátedra de la Paz ha sido satisfactorio. Desde hace cuatro años, el equipo coordinador investigó los lineamientos propuestos por el Ministerio de Educación e inició un proyecto educativo para que los estudiantes asimilen la integración de esta nueva área al currículo escolar. Semanalmente, este grupo dedica una hora a la cátedra y, aunque el colegio podría guiarla autónomamente de acuerdo a sus necesidades, los docentes que la orientan fueron capacitados en el diplomado Cátedra y Pedagogía de la Paz, de la Universidad Javeriana de Bogotá. El proceso de cumplimiento y control de los resultados de la asignatura son estrictos, y Manuel Ramírez, rector del colegio, manifiesta que ha sentido un total acompañamiento por parte de la Secretaría de Educación.
Sin embargo, en las zonas periféricas del país la situación varía un poco: en el colegio Casd, de Armenia, Quindío, los estudiantes manifiestan que la Cátedra de la Paz está enfocada hacia la repetición de valores y no hacia el conocimiento histórico de la situación social del país y la definición del término “paz” en el contexto nacional. Por otra parte, en la Concentración de Desarrollo Rural La Gabarra, en Tibú, Norte de Santander, los directivos dicen que la Cátedra de la Paz es la que está implementada en el currículo y le dedican una hora semanal. Esta es orientada según el contexto de la comunidad, y su enfoque está encaminado hacia la práctica de los valores, derechos y deberes. En el Centro Educativo Rural Puerto Barco, también ubicado en Norte de Santander, la situación es similar: la Cátedra de la Paz está enlazada al área de Ciencias Sociales y tiene un espacio de una hora semanal. Los rectores de ambas instituciones manifiestan que esta asignatura se dicta según lo que el profesor del área considere, y aunque el MEN propone lineamientos, a ellos no les ha llegado información concreta. Ninguna de las instituciones ha sido monitoreada o evaluada desde la implementación de la cátedra.