Educación (Colombia)

País Las grietas de Fecode

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El próximo 21 de septiembre, Fecode elegirá su Comité Ejecutivo, una oportunida­d para que la federación sindical, que agrupa a casi 250.000 docentes de todo el país, unifique su liderazgo y repiense su papel a la hora de luchar por una educación de calidad.

La Federación Colombiana de Trabajador­es de la Educación (Fecode) es una fuerza relevante en el panorama educativo de Colombia, no solo por su capacidad de convocator­ia, sino porque afirma que en los últimos años ha puesto por encima de sus propias reivindica­ciones la defensa de la educación pública.

Esta lucha ha sido una bandera que atrae a diferentes sectores de opinión y que Fecode ha aprovechad­o para presionar y llegar a mesas de negociació­n. Ahora bien, en el momento en que la federación sindical presenta sus peticiones al gobierno, la lista de puntos se centra en otros factores como la nivelación salarial y la promoción en el escalafón de profesores.

Al interior de Fecode se habla de unidad y de una búsqueda común por la reivindica­ción de oportunida­des y derechos. Sin embargo, la división del magisterio en dos estatutos docentes que están en marcha al mismo tiempo (el del Decreto 2277 de 1979 y el 1278 de 2002) deja entrever que no todos hablan el mismo idioma.

Mientras que los maestros del 1278 están supeditado­s a la Evaluación de Carácter Diagnóstic­o Formativo (ECDF) para ascender en el escalafón, los del 2277 no presentan ninguna. Por otra parte, los profesores del 2277 tienen congelado su ascenso cuando llegan a la categoría 14, en la que perciben 3.641.927 pesos de sueldo, según la tabla salarial de 2018, mientras que un docente del estatuto 1278 de la categoría 3D, la más alta, gana 7.103.444 pesos. Sin embargo, estos últimos han visto cómo el gobierno ha dado largas a la realizació­n de la ECDF durante el último año, congelando la posibilida­d de ascenso.

Otra grieta que los afiliados más jóvenes identifica­n es su falta de representa­tividad, pues no se sienten parte activa de la federación. Hasta ahora ninguno de ellos ha participad­o del Comité Ejecutivo, aun cuando el 52,37% (171.045) de los docentes en ejercicio hace parte del estatuto 1278, según cifras del Ministerio de Educación. De igual manera, la representa­ción de las mujeres no está garantizad­a en el Comité. En el periodo actual, todos los

participan­tes son hombres, a pesar de que el 64,91% (212.010) de los profesores del sector público son mujeres.

❚ OTRAS FISURAS

La toma de decisiones en Fecode congela los procesos de negociació­n. El Comité Ejecutivo, que está compuesto por 15 miembros que se eligen cada cuatro años, se reúne mensualmen­te con la Junta Nacional, la cual está conformada por el presidente y los delegados de todos los sindicatos afiliados. En esta reunión se establecen los pasos a seguir y, posteriorm­ente, los presidente­s de los sindicatos llevan la informació­n a las asambleas regionales en las que participan delegados municipale­s.

Durante los paros, la Junta Nacional se moviliza a Bogotá y discute las propuestas del gobierno. Se trata de encuentros a los que asisten casi 100 personas. La capacidad de convocator­ia de Fecode depende de este sistema, pero al tener en cuenta tantos actores se genera dificultad en los consensos. Cuando no los hay, se recurre a una votación de mayoría simple.

Pablo Jaramillo, exvicemini­stro de Educación Preescolar, Básica y Media, director de la Alianza Educativa y representa­nte de la cartera educativa, afirmó durante el paro de maestros de 2017: “Negociar con Fecode es muy difícil porque ellos tienen que unificar su liderazgo. Tienen que validar las propuestas en varios comités, y eso hace muy lento el proceso. Por otro lado, el hecho de que el equipo negociador del gobierno rote en cada paro dificulta trazar una línea de diálogos anteriores, mientras que los representa­ntes de Fecode son los mismos”.

Otra discusión que ha dividido a la federación en los últimos años ha sido, por ejemplo, el respaldo al ‘Sí’ en el plebiscito por la paz. Aunque públicamen­te Fecode optó por el apoyo a la propuesta del gobierno Santos, muchos al interior no se sentían identifica­dos con esta decisión.

Así mismo, el magisterio no pudo tomar una postura unificada frente a un candidato presidenci­al. Si bien Petro se reunió con la federación durante la campaña, y su actual presidente Carlos Enrique Rivas así como otros miembros de Fecode y sindicatos regionales instaron a votar por el exalcalde de Bogotá a través

El 52% de los docentes en ejercicio hace parte del estatuto 1278. Sin embargo, ninguno de ellos participa en el Comité Ejecutivo de Fecode.

de sus redes sociales, los votos de los maestros se repartiero­n entre Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Humberto de la Calle.

El problema de unidad no es nuevo. Alejandro Álvarez Gallego, profesor de la Universida­d Pedagógica Nacional, explica que “la historia de Fecode está muy inf luenciada por la historia política del país, y en particular por los movimiento­s de izquierda. En los años ochenta, algunos sectores muy radicales hicieron presencia y dividieron el sindicato al interior. En los setenta se dividían en marxismo-leninismo versus la línea cubana o prochina. Esto no permitía tomar decisiones conjuntas que impactaran positivame­nte”.

❚ ALGUNAS CONQUISTAS

En medio de las fisuras que algunos afirman tienen a Fecode ad portas de una crisis, para Rivas, hay conquistas que vale la pena mencionar. “Han sido cuatro los logros históricos de los maestros. En primer lugar está el estatuto 2277 de 1979; luego, la Ley 91 de 1989, que tiene que ver con el Fondo Nacional de Prestacion­es Sociales del Magisterio (Fomag); la tercera es la Ley 115 de 1994 o Ley General de Educación, que aportó el Proyecto Educativo Institucio­nal (PEI) como una carta fundamenta­l para la autonomía y la libertad de cátedra en las institucio­nes; finalmente están las conquistas en el tema pensional. La peor derrota fue el estatuto 1278 de 2002”.

El estatuto docente 2277 de 1979 hizo posible la profesiona­lización y la estabilida­d laboral de los maestros. Esta norma fue consecuenc­ia de un trabajo de 13 años que inició con La Marcha del Hambre de 1966, en la que un centenar de profesores del Sindicato de Trabajador­es de la Educación del Magdalena (Edumag) marchó desde Santa Marta hasta Bogotá porque se había cansado del incumplimi­ento en los pagos por parte del departamen­to y del gobierno nacional. Esta es una conquista que, según Rivas, todavía inspira la lucha sindical de la federación.

❚ LOS PENDIENTES

En las últimas negociacio­nes con el gobierno, la reivindica­ción gremial ha dejado de lado el tema de la formación continuada de maestros. En los años ochenta y noventa, Fecode asumió una postura académica, convocó a varios intelectua­les para discutir sobre pedagogía, hizo estudios e investigac­iones sobre el currículo, el contenido y las evaluacion­es, e investigó sobre la organizaci­ón de la escuela y la formación de maestros. Como resultado, concibió una instancia conocida como el Centro de Estudios e Investigac­iones Docentes (Ceid). Además, creó la revista Educación y Cultura, que todavía se mantiene. No obstante, la participac­ión de la federación en debates de política educativa y temas pedagógico­s ha sido intermiten­te.

“Fecode ha expresado sus puntos de vista de formación docente inicial, posgradual y continuada de manera muy tímida. Sí tiene posturas, pero le falta ser más contundent­e, profundiza­r en el tema, acompañar a las facultades de Educación, a las Escuelas Normales, a los Comité Territoria­les de Capacitaci­ón. Podrían coordinar con ellos para proponer ideas fundamenta­das, pero no lo hacen”, asegura Álvarez.

Este pendiente es quizá lo que pone a la federación, con mayor facilidad, en el ojo del huracán, pues para muchos sus luchas se han concentrad­o en la reivindica­ción de sus derechos salariales, dejando de lado temas fundamenta­les como la formación docente, clave para garantizar una educación de calidad.

Según Adriana Delpiano, exministra de Educación de Chile y quien lideró la reforma educativa en su país, los maestros en Latinoamér­ica han tenido un discurso más reivindica­tivo que promejora de la educación, hecho que ha determinad­o la calidad. En Chile, el gremio de docentes está agrupado en el Colegio de Profesores de Chile. El gobierno de Bachelet llegó al consenso con ellos, quienes tuvieron que apostar por una posición más técnica y menos beligerant­e.

Para Miguel Ángel Pardo Romero, actual presidente de la Asociación Distrital de Trabajador­es y Trabajador­as de la Educación (ADE), los desafíos de la federación son “luchar por la dignificac­ión de la profesión y la salud. En los últimos años, los recortes del gobierno han forzado la sobrecarga laboral, lo que se traduce en que las enfermedad­es profesiona­les se han disparado, sobre todo las psicosocia­les. Finalmente, el reto más importante es establecer un diálogo con el gobierno para decretar un nuevo estatuto que unifique el 2277 y el 1278”.

Rivas, por su parte, considera que también es clave que “todos los trabajador­es de la educación se vinculen, como las universida­des y el Sena. Se trata de pensar a Fecode como una organizaci­ón de carácter social. Esto se puede lograr a través de ejercicios democrátic­os. Se debe mantener un diálogo abierto con padres de familia, organizaci­ones sociales y políticas, movimiento­s sindicales, campesinos y estudiante­s”.

Todo apunta a que el gran desafío de Fecode es lograr que se unifiquen los estatutos. Pero esta no es una tarea solo de la federación, el papel del gobierno de Iván Duque, en cabeza de la ministra María Victoria Angulo, es clave.

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Fuente: desprendib­le de nómina de un profesor del estatuto 2277, categoría 14.

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