Y, en 2019, ¿cuál es la prioridad?
Semana Educación les pidió a seis expertos que, a partir de la situación actual, respondieran en qué debería enfocarse la política educativa el próximo año. Estas son sus conclusiones.
Uno de los retos que tiene el gobierno en 2019 es la estabilización política del sector educativo. Lo que está sucediendo con los estudiantes universitarios y lo que se espera venga el año entrante en cuanto a la relación con el sindicato de docentes y la puesta en marcha del Plan Nacional de Desarrollo (con lo que el gobierno ha llamado el Pacto por la Educación) representa un desafío muy complicado. En especial por el nivel de protesta social que se ha desatado durante los ya dos meses de negociación y movilización que pusieron a la educación superior en una situación de conflictividad muy seria. A eso súmese que, con seguridad, Fecode va a arrancar el año con protestas aduciendo incumplimiento de los acuerdos. Y frente a esto hay que decir que muchos de ellos son difíciles de interpretar. El Plan Nacional de Desarrollo tiene elementos muy interesantes, pero es difícil de financiar y recoger la opinión de los sectores interesados. Por ejemplo, el acceso a la educación superior rural no está resuelto. Generación E tiene un enfoque urbano, se habla de reconfigurar las Alianzas Regionales para la Educación Superior, pero no está claro cómo se financiarían y cómo harían procesos de articulación con el Sena y las universidades. Por otro lado, las metas de educación media son tímidas, como también las del crecimiento de la jornada única. Poner de acuerdo a todos es un gran reto, así como aumentar el nivel de credibilidad del Ministerio de Educación, que en este momento es muy bajo.